El “sí se puede” del Espanyol

En el día más crucial de la temporada emergió el mejor Espanyol para ganar con sufrimiento al Getafe y situarse a dos puntos de la salvación. Todo fue una catarsis cuando Sánchez Martínez señaló el final del partido. Darder corrió como un poseso a buscar un cuerpo amigo al que abrazarse, Melamed se lanzó al suelo y los centrales, quienes habían logrado dejar de nuevo la portería a cero, lo celebraron como si se hubiera obtenido la permamencia. Solo se había dado un paso (”o dos”, como dice Luis García), pero la liberación después de ocho partidos sin ganar propició una estampa emotiva -con lágrimas-, la de un Espanyol que no se rinde y que se aferra a la ristra de milagros que han construido su centenaria historia. Una vez más.

Antes de eso, de descargar la mochila llena de piedras y de sinsabores, el equipo blanquiazul cosió la mejor obra de un curso con poco que llevarse a la boca. Desde la alineación del técnico asturiano, atrevida, hasta la puesta en escena sobresaliente, con un Nico Melamed clave en la mediapunta y un Darder y un Denis Suárez que manejaron el tempo del partido. Y, con justicia, la de una defensa que ganó los duelos a un Getafe inofensivo que no encontró un efecto en la llegada relámpago de Bordalás, quien apenas pudo dirigir un entrenamiento y se encontró un equipo “tocado” anímicamente. Hurgó en la herida un Espanyol que mereció ganar por más goles, como ya había hecho méritos de conseguir lo mismo ante el Cádiz.

Del diluvio al sol, de la oscuridad a la luz

Las nubes negras que procedían de Montserrat, lugar de peregrinaje estos días de Barack Obama (también tradicionalmente del Espanyol), amenazaron con deslucir el partido ante el Getafe, con el ‘sold out’ que publicó el club al mediodía. La lluvia respetó el recibimiento a los jugadores pericos, de nuevo cuantioso y ruidoso junto a la puerta de acceso al RCDE Stadium. La afición tiene siempre fe, nunca decae, por mucho que las decisiones del club (como las que sigue tomando Domingo Catoira) les den más que un dolor de cabeza. Tampoco el diluvio que cayó con fuerza en el calentamiento de los equipos ahuyentó a un público que acudió en masa, en la segunda mejor entrada del curso (26.952).

Para más mal augurio, Darder se lanzó al suelo en la parte final de la preparación con visibles molestias. Llegaron los médicos y los fisios, le miraron a pie de césped ante la incredulidad de los espectadores, quienes vieron como el capitán debía entrar antes de tiempo a los vestuarios. Todo quedó en un susto. Darder asomó primero liderando a un Espanyol que vio como salía el sol. El día de la victoria había llegado.

El triángulo mágico del Espanyol

Nada más llegar al Espanyol, Luis García destacó el juego interior de la plantilla. Habló de Denis Suárez y Darder, también de Melamed, sin duda un futbolista denostado con Diego Martínez, suplente etiquetado o desplazado a la banda, sin socios ni bridas que lo sujetaran al juego. La actuación del de Castelldefels ante el Getafe (fue el que más lanzó y asistió) refleja el tiempo perdido de un equipo incapaz de sacarle jugo al dorsal 21, jugador diferencial de esta plantilla. Melamed fue igual de punzante en el juego más posicional, recibiendo entre líneas, a los costados de los mediocentros y conectando con los puntas, que en las transiciones: de hecho tuvo el 2-0 en la cabeza. Por detrás, Denis Suárez se encontró cómodo junto a Darder y solidario en tareas defensivas.

Pero, como también advirtió Luis después, el encuentro es más una excepción que una norma. Fue atrevido el técnico asturiano en llevar al extremo el tipo de partido que habían estudiado sus analistas, ante un Getafe de un Bordalás que no había podido trabajar nada, fiel a su 4-4-2, a su bloque medio y juego directo. El balón iba a ser del Espanyol, y así fue; la superioridad por dentro iba a ser evidente, con los delanteros fijando a los laterales y Nico Melamed encontrando los espacios. Un plan de partido que será difícil que se repita ante equipos dominadores y presionantes como Sevilla, Barcelona o Rayo Vallecano, por citar a los tres siguientes.

La vuelta del talismán Brian

No sufrió en exceso el Espanyol, que abrió el marcador gracias a un penalti a instancias del VAR después de ver como en las jornadas anteriores las decisiones propiciadas por la tecnología le habían dado la espalda, sin ir más lejos el tanto anulado a Braithwaite ante el Athletic o la incertidumbre vivida en La Cerámica con el gol de Puado. En esta ocasión no hubo dudas con una mano abierta como fue la de César Montes en Vila-Real. Lo que el VAR te quita te lo da también. Se juntó en la segunda parte el Espanyol, cerrando los centros del Getafe, y saliendo a la carrera con Darder y Melamed.

También con Pedrosa, faltó de chispa pero entonado en sus pocas acciones ofensivas, y en su sustituto, que se llevó una de las ovaciones de la tarde. Brian Oliván, que se había lesionado justo en el partido de Valladolid cuando empezó la mala racha, regresaba con victoria. No pudo tener final más poético el partido ante el Getafe. El Espanyol asoma la cabeza y lo hace con un completo partido. Todo lo que se veía negro ahora se ve menos. Es el Espanyol, que se despidió del RCDE Stadium al grito de “sí se puede”.