El Real Valladolid hipotecó su futuro con fichajes de larga duración

El Real Valladolid está entrando de lleno en una situación límite que muestra un futuro inmediato muy oscuro, pero que está condicionando el futuro a más largo plazo, ya que tiene muchos jugadores que no están aportando casi nada y que se llevan gran parte del presupuesto y sobre todo tienen contratos de muy larga duración, incluso para alguno que ya cumple su tercera temporada en el club y aún le quedan esta y dos más.

Kenedy tiene contrato hasta 2027, momento en el que acabará su vinculación de cinco temporadas con el club. La gestión de Fran Sánchez para traer a este jugador no pudo ser menos productiva ya que el brasileño hasta el momento ha tenido una aportación más que testimonial al equipo, aunque sí se lleva uno de los sueldos más altos del club. Kenedy ahora mismo está de ‘baja sanitaria’ según apuntó Pezzolano.

Mesguer tiene contrato hasta 2029 y a sus 25 años y con el protagonismo que tuvo la pasada campaña en el ascenso parecía que su fichaje este verano estaba justificado. Lo cierto es que hasta el momento en estas 12 primeras jornadas ha sido titular dos veces, ha participado en nueve partidos, pero solo 295 minutos de los 1080 posibles. Pezzolano de momento no parece tenerle en sus planes a tenor de estos números, aunque es un jugador que puede y debe dar mucho.

Caso similar es el de Amath Endiaye. Tiene contrato hasta 2027 firmado este verano. Su llegada el año pasado fue estelar con goles incluidos, pero una inoportuna lesión lo dejó en un segundo plano. Esta campaña está pasando muy desapercibido y es suplente. Ha jugado en seis partidos, cinco como titular, pero también ha disputado solo 297 minutos.

Latasa firmó un contrato hasta 2029. Según dijo Catoira en rueda de prensa, es uno de los fichajes más caros de la historia del Valladolid, aunque el club se hizo con la mitad de su ficha por 2,5 millones y la otra mitad la conservó el Madrid. El delantero referente ha perdido su condición de titular en los últimos partidos ya que las oportunidades que le dio el entrenador no se tradujeron en goles. Ha jugado nueve partidos, cinco como titular y 437 minutos. Jugó en la Copa ante el Astur (categoría regional), marcó los dos primeros goles y en media hora se lesionó. Su aportación no es ni de lejos la esperada.

Marcos André tiene también un contrato hasta 2029. El brasileño no ha vuelto a mostrar su mejor versión y a sus 29 años se le supone un jugador maduro y hecho y no una promesa. Su paso por el Valencia fue discreto y su llegada a Valladolid aún más. Las lesiones no le han dejado volver a ser el mismo y es uno de los nombres señalados por Pezzolano, aunque volvió a tener minutos en Pamplona la pasada jornada. Desde que regresó a Valladolid, ha hecho dos goles en Segunda, uno en Oviedo y otro al Burgos, el resto ha sido ir de lesión en lesión, paso por el quirófano incluido. Ha jugado 273 minutos.

Machis aún tiene contrato hasta 2026, es decir, esta temporada y una más. Otro cuya participación es escasa y su influencia en el juego casi nula a tenor de los resultados. Incluso fue muy criticado en Venezuela después de la última derrota ante Paraguay por su pasividad en un de los goles. Es otro de los señalados por Pezzolano que no le ha vuelto a llevar convocado. Ha jugado 273 minutos.

André Ferreira firmó contrato hasta 2027 y apenas ha jugado un partido en Copa en el que debutó después de casi un año en Valladolid. Llegó cedido desde el Granada con compra obligatoria incluida si se lograba el ascenso. No logró quitarle el puesto a Masip y ahora Hein ha llegado para cerrarle de nuevo el paso.

Stipe Biuk tiene contrato hasta 2029. Puede ser el caso más sangrante de todos ya que este verano también fue fichado por cuatro millones hasta 2029, pero Pezzolano dejó claro que si encontraba una salida en forma de cesión lo vería con buenos ojos. Ahora mismo cedido en el Hajduk Split croata ha jugado la mitad de los partidos y ha marcado un gol.

Son solo un ejemplo de contratos que tiene atados y que atan al Valladolid, sobre todo pensando en un hipotético descenso a Segunda y que estrechan el límite salarial del equipo como se ha visto en el mercado de verano y que puede repetirse en el de invierno y cuyo rendimiento hasta el momento no se corresponde con lo que de ellos se espera. El club en muchos de estos casos, incluyendo a Juric, se vio obligado a hacer frente a las clausulas obligatorias de compra de algunos jugadores que tenían como condición en sus contratos el ascenso del equipo.

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