El Real de Alan Pace
El próximo propietario del Espanyol sintió un flechazo por el fútbol en un Clásico y presidió al Real Salt Lake, que llevaba el prefijo por el Madrid, con el que jugó y mantuvo un acuerdo.
El lavado de cara con el que se presenta el Espanyol en el Bernabéu no se limita a su notable mercado de verano y a los diez puntos cosechados en las cuatro primeras jornadas de Liga. Alcanza hasta las más altas instancias. Aunque aún no se ha oficializado, cambiará el club de manos en las próximas fechas, del conglomerado chino Rastar Group con Chen Yansheng en cabeza al fondo inversor estadounidense Velocity Sport Limited, liderado por un Alan Pace que tiene vínculos con el fútbol más allá del Burnley inglés, que ya preside, puesto que hace años que también fue Real.
Curiosamente, para introducirse en el deporte rey, en 2006, el próximo propietario del Espanyol dejó su cargo como director general de Lehman Brothers, tres años antes de que la firma financiera originara una grave crisis global. Se convirtió Pace en presidente y director ejecutivo del Real Salt Lake, que lleva ese prefijo en honor al Real Madrid. Su dueño fundacional, Dave Checketts, admiraba al club blanco, con el que llegó a firmar un acuerdo comercial.
De hecho, en agosto de ese mismo 2006 disputaron en Utah un amistoso que jugaron David Beckham, Raúl González o los goleadores Ruud van Nistelrooy y Robinho (1-2). Supuso la semilla para una entidad que tres años después, en 2009, se proclamó campeona de la Major League Soccer.
El Clásico en el que todo empezó
Pero la conexión de Alan Pace con los merengues va incluso un paso más allá. El empresario estadounidense, de profundas convicciones mormonas y que también fue CEO de una filial de Citibank, vivió de 1992 a 1994 en Barcelona, donde estudió un máster de finanzas internacionales en la IESE Business School. Y allí, un 5 de septiembre de 1992, asistió en el Camp Nou a un Clásico Barcelona-Real Madrid que, como él mismo ha explicado sin rubor hasta en su perfil de la red social LinkedIn, le hizo sentir un flechazo por el fútbol.
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Aquella tarde, y pese al gol de penalti transformado por Míchel y la expulsión de Eusebio Sacristán, salió el Madrid escaldado por los tantos de José Mari Bakero y Hristo Stoichkov (2-1). A buen seguro que Pace firmaría este sábado otra derrota blanca, como aquella, esta vez en manos de un Espanyol que en tal caso se situaría en el liderato de Primera que sería inmejorable para ir dando la bienvenida a una nueva era.
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