AS DEPORTE EN POSITIVO

El Rayo, contra el olvido

Los veteranos franjirrojos participan en los talleres ‘Fútbol y Reminiscencia’ con los mayores de la residencia Ballesol de Príncipe de Vergara. AS visitó el estadio con ellos.

El paso del tiempo no perdona. Erosiona nuestro cuerpo y mente. Difumina nuestros recuerdos. A veces cuesta más recordar la cena de anoche que algún hito de hace tres décadas. Síntomas que pueden alertar de algún tipo de demencia o de alguna enfermedad como el Alzhéimer. Para luchar contra el olvido, se crearon los talleres de ‘Fútbol y Reminiscencia’, en los que participan la Asociación de Veteranos del Rayo y las residencias Ballesol. La última en sumarse a esas MasterClass rayistas ha sido la de Príncipe de Vergara.

El objetivo es estimular la memoria a través del fútbol y los recuerdos anclados en la memoria para frenar el deterioro cognitivo. A las clases dentro de la misma residencia, les acompañan actividades en el exterior, como las visitas a la Ciudad Deportiva y el estadio de Vallecas. AS participó en la última de ellas, de la mano del vicepresidente de la Asociación de veteranos, Míchel II; Potele, Lorenzo Benito, José María Martínez, José Emilio Hernández y Jesús Moya. Cicerones de una decena de ancianos. Algunos de ellos tuvieron el privilegio de compartir esta actividad junto a sus familiares.

El punto de encuentro fue la puerta 1. La de Wilfred. “Me encanta”, repetía Arturo. De ahí todos cruzaron por el Fondo rumbo al palco, donde se toparon con los trofeos y la capilla. “Estoy aprendiendo mucho de la Franja. No me imaginaba tanta copa”, se sorprendía Nayda, médico intensivista cubana hasta su jubilación. Una de ellas llamaba especialmente la atención: el del Quijote y Sancho. “Mira, Potele y yo”, bromeó Lorenzo Benito, mientras rodeaba con el brazo a su compañero. La diferencia de altura era similar.

Míchel, con los residentes, en el vestuario.

Para muchos era su primera vez en Vallecas. “Nunca había venido aquí y es una maravilla. Me acordaba de Felines y Potele, porque yo jugué en el Pegaso y en Suiza como interior diestro”, apostilló Manuel León, que ensayó junto a sus compañeros el himno del Rayo. Algunos, pese a sus dificultades de movilidad, se atrevieron a subir las escaleras y reunirse con todos en el palco. Míchel II no podía disimular su emoción: “Es una pasada. Estos talleres son para ellos, pero el cariño que recibimos nosotros... Lo que aprenden es la bomba, conseguimos sacarles de la rutina, que socialicen y trabajen la memoria”.

La más dicharachera tenía nombre largo: María del Pilar Beatriz Arizaga de Govantes. Se movía con andador, aunque contaba con la ayuda de Lorenzo Benito. “Potele y yo somos de esa generación que inauguró este campo”, le dijo el futbolista, a lo que Pilar respondió: “Seguro que te he visto jugar aquí porque yo venía de pequeña a Vallecas. Me traía mi padre a los partidos de los domingos por la mañana. Al Atlético dejé de ir ya que mi padre decía que había muchos tacos”. Ahora los tiempos han cambiado y su nieta juega al fútbol para orgullo de la de Haro.

La última estación fue el vestuario. Un lugar sagrado. “Se convive más con los compañeros que con la familia”, coincidieron todos los veteranos franjirrojos. Llegó el momento de la verdad. Sonó el himno y acompañados de una chuleta todos lo entonaron a las mil maravillas. “Están rayitizados”, confirmó Míchel II. Su sentimiento va más allá de las clases. Durante la semana preguntan qué ha hecho el equipo, leen el periódico... Y las mejoras son evidentes. “En cuanto a la memoria, la atención, la orientación...”, corroboró Aurora, una de las empleadas de la residencia. La Franja todo lo puede, hasta pelear el partido contra el olvido.

As Deporte en Positivo es un proyecto de compromiso social que fomenta los valores asociados intrínsicamente al deporte tales como el respeto, la equidad, la inclusión, la humildad, la disciplina o la diversidad. Frente a la crispación y al ruido que tan presentes están en la actualidad deportiva en los últimos tiempos, esta iniciativa recuerda que más allá de los goles, las canastas y los récords, el deporte tiene un gran potencial como elemento transformador de la sociedad.

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