El Pucela perdió el trofeo de su primer título en una mudanza

Todos los clubes guardan en su memoria, como oro en paño, su historia, su pasado y, especialmente, sus triunfos, sus conquistas, sus títulos. En el caso del Real Valladolid siempre se habla, y no con poco orgullo, de la Copa de la Liga que ganó el club en 1984 o de las dos finales de Copa, pero buceando un poco en los 95 años del club se descubre como la entidad blanquivioleta se hizo con un título el 28 de junio de 1953: la Copa Federación.

Lo cuenta el periodista vallisoletano, afincado en Río de Janeiro, Víctor David López, que ha querido conmemorar el 70 aniversario de este primer título escribiendo un relato para, con los testimonios que ha recogido, con las visitas a hemerotecas, hacer una fotografía de 1953 y recrear aquellos días en los que el Pucela se hizo con aquel campeonato que disputaban equipos de Tercera, Segunda y los eliminados en las primeras rondas de Primera. Todo empezó con el deseo de “dar valor a lo nuestro, muchas veces los castellanos nos damos poco valor a nosotros mismos” explica el periodista, que resalta la importancia del logro: “Era un título oficial después de perder la final de la Copa en el 1950 frente al Athletic, cerrando la primera etapa dorada del Real Valladolid” y afirma: “Tuvo una importante repercusión en la Prensa junto a la fase final de la Copa del Generalísimo”.

López, entusiasmado con la historia del fútbol, afirma que aquella Copa Federación nació en los años 40 porque “los propios clubes entendían que había pocos partidos y poca capacidad para generar ingresos. Entonces se creó una competición en la que equipos de Tercera, Segunda y los de Primera que quedaban eliminados en la Copa del Generalisímo pasaban a la Copa Federación” y el Real Valladolid la ganó en 1953, de una manera “rocambolesca” porque “muchos equipos dejaban de viajar a los partidos por cuestión de dinero, de lo que valiera el viaje”. Y es que el Pucela se hizo con el título al ganar al Cacereño, el 28 de junio de 1953 en el Metropolitano, después de que los extremeños avanzaran rondas ante la retirada de muchos de sus rivales: “Apenas había jugado y cuando lo había hecho había perdido, lo que pasaba es que el rival no se presentaba en el encuentro de vuelta y entonces iba avanzando. Aquella temporada estaba en Segunda y acabó descendiendo a tercera”. También al Real Valladolid se le retira su rival en las semifinales, el Murcia, y antes había eliminado al Alavés, a doble partido, al Jaén, en cuartos.

El escritor habló con Valentín Valdez, uno de los pocos supervivientes de aquella temporada, y relata satisfecho: “Cuando terminé de hablar con él, su hijo me agradeció la llamada porque su padre se había emocionado por ver que la gente les seguía recordando”, al tiempo que señala: “Con 93 años tiene una memoria prodigiosa, se acuerda de todo lo que sucedió, de aquel partido en el que me contó que el Cacereño no era mal equipo, que jugaba al cerrojazo y hable con familiares de otros jugadores de Lesmes, de Saso, de Losco, tratando de reconstruir lo que era aquel equipo”.

Y, lo más sorprendente, amén de triste, es que hoy por hoy el trofeo que acredita al Real Valladolid no está en las oficinas del club. “En los años 70 se hizo una mudanza en las oficinas del club y se perdió la Copa”, explica López que expresa su sorpresa: “¿Cómo después de 50 años no se ha hecho una réplica? Tiene que ver con nuestro carácter castellano, con valorarnos poco” para continuar afirmando: “Yo soy estudioso de la historia del fútbol en Europa y en América y los clubes siempre dan valor a sus títulos por muy antiguo que sea y por muy rocambolesco que sea el torneo. El Real Valladolid es el decimotercer equipo histórico en España y no le damos valor”, como recalcó ayer noche en TeveoPucela.

Por todo ello, López ha escrito un relato llamado “Ya el campo se despierta” que se puede descargar de manera gratuita en el blog de la editorial Treintaydosavosdefinal” en la dirección https://www.treintaidosavosfinal.com/2023/06/ya-el-campo-se-despierta.html.