El Oviedo sigue frustrado ante el gol: empate sin pólvora en el Tartiere

Se intuía que al Oviedo le faltaba calidad en el área rival y el choque ante el Mallorca supone el ejemplo ideal: llegadas, centros, aproximaciones... Y cero goles. Resistió con orden el conjunto balear, que también tuvo alguna, para rascar un punto de un Tartiere que acabó de uñas contra Galech Apatezguia, aunque más bien con Del Cerro Grande, al frente del VAR, que corrigió ya al final a su compañero en dos ocasiones para expulsar a Cazorla y Viñas. El 0-0 ahonda en la crisis de Carrión en el Oviedo: no ha ganado en 7 partidos.

Anunciaba el entrenador un Oviedo insistente con su idea y así salió el equipo, dispuesto a dominar a un Mallorca superado en los primeros minutos. Los azules necesitan el balón para llegar y a su rival no pareció importarle prestárselo. Eso sí, cuando robaban los de Arrasate trataban de acelerar de la mano de Darder.

La cosa es que al Oviedo le salió el partido tantas veces visto en el Tartiere. Buenas intenciones sin punch. Un dominio que no se traducía en goles. Solo por eso se explican sus pobres números anotadores.

Empezó la serie de llegadas locales con un remate tibio de Dendoncker y lo continuó Colombatto en un rechace. Viñas pudo anotar pero a su cabezazo le faltó más precisión. El Mallorca tomó un atajo en pleno dominio local. Salió con una genialidad de Darder que Virgili aprovechó para definir. Aarón demostró con una estirada sobre la línea que hay pocos metas en Primera tan ágiles en ese último metro.

Fue la más clara, pero el Oviedo, en vez de amedrentarse, contestó. Viñas encontró a Chaira a la carrera y este definió ante Bergström, aunque algo escorado, sin encontrar ni el premio directo del gol ni un compañero que la empujara. La última, no obstante, fue del Mallorca: gran pase de Samu Costa a la carrera de Virgili y definición blanda de este.

Tras el descanso, el Mallorca se asentó y al Oviedo empezó a pesarle la situación. Sin ese gol que le hubiera empujado en lo anímico, se desinflaron los de Carrión. Lo olió su rival, que empezó a asustar a balón parado: Raíllo casi encuentra fortuna en un córner.

La solución de Carrión fue dar entrada a Hassan y ahí sí que encontró una razón a la que agarrarse para confiar en que podía llegar el gol. En su primera acción retó a Mojica, se fue y definió arriba. Fue una declaración de intenciones porque el juego se volcó a su costado.

Rondón no fue capaz de enganchar un balón franco en el área que sonaba a sentencia, pero la más clara fue una dejada de Viñas a Vidal, que el lateral, de improvisado delantero, estampó en el cuerpo de Bergström, rápido en la salida.

Ahí, ya al final, se enturbió todo, sobre todo con la expulsión de Cazorla, primera en España. Tuvo que ser el VAR. Y con otra roja para Viñas. El cabreo del Tartiere pudo ser mayor, pero Vidal evitó el tanto de la victoria visitante en la última acción del choque.

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