El mito del Barça con la insignia de oro y brillantes del Espanyol

El foco lo sitúa Vicente del Bosque: “En el estadio del Espanyol, el Barcelona iba ganando 1-4 ó 1-5, y salió ovacionado por todo el campo. Me parece una imagen que retrata perfectamente lo que la gente le aprecia”. El entrenador con el que España se bordó la estrella de campeón del mundo describe, lacónica pero perfectamente, el sentimiento que el universo perico siente hacia Andrés Iniesta, la leyenda del Barcelona y de la Selección española que ahora anuncia su retirada.

Nace esa admiración sin fisuras naturalmente la histórica noche del 11 de julio de 2010, en ese gol del manchego que le vale al combinado español para levantar la Copa del Mundo y al espanyolismo para brindarle un respeto inagotable. Marcaba Iniesta el 1-0 a Holanda en la final, en el Soccer City de Johannesburgo, y a la carrera se levantaba la camiseta azul para mostrar otra interior, blanca, y con un mensaje escrito a rotulador: ‘Dani Jarque, siempre con nosotros’. Habían transcurrido 11 meses desde la defunción del eterno capitán perico. Y su memoria iba a quedar por siempre viva.

Entre la Selección y los trayectos en coche

Una profunda amistad les unía desde la adolescencia, cuando Iniesta recaló en la cantera del Barcelona y Jarque jugaba ya en la del Espanyol, unidos por las categorías inferiores de la Selección: Sub-16, Sub-17, Sub-19 y Sub-21. Y, ya con la mayoría de edad cumplida, empezaron a compartir incluso el día a día pese a militar en equipos antagónicos, de enfrentarse en derbis desde pequeños, de ahí que cada cual tuviera más de 20 camisetas del otro. Dani, que aún vivía en su Sant Boi de Llobregat natal, se sacó antes el carnet de conducir, y pasaba a recoger en coche al mediocampista por Sant Feliu para llevarlo a La Masia, a los entrenamientos.

Si ya esa estrecha relación hubiera bastado para que la muerte del central perico, el 8 de agosto de 2009, supusiera un mazazo en el ánimo de Iniesta, encima coincidió con un momento especialmente delicado para el manchego, que había empezado a sentir síntomas propios de una depresión poco antes, paradójicamente justo al conquistar el triplete (Liga, Copa del Rey y Champions) con Pep Guardiola.

“Me pilla todo en el peor momento anímico posible. [...] Viene Puyi (Carlos Puyol) y me dice: ‘Me ha llamado Iván (de la Peña) y me ha dicho que Dani está muerto’. Lo único que pude decir yo fue: ‘¿Está confirmado? ¿Seguro? No lo podía creer. Dani, mi amigo Dani, había muerto”, relata el propio Iniesta en su libro biográfico, ‘La jugada de mi vida’, escrito por los periodistas Ramon Besa y Marcos López.

“La noticia me heló el corazón. Los siguientes días en Barcelona fueron terribles. A partir de ahí, empezó mi caída libre hacia un lugar desconocido. Vi el abismo. Y fue entonces cuando le dije al doctor: ‘No puedo más’”, manifiesta el manchego, que en sucesivas entrevistas reconoció haber tenido en más de una ocasión pensamientos autodestructivos.

De vuelta a ese 11 de julio en Sudáfrica, Iniesta, discreto como siempre, aprovechó un momento entre la llegada en autocar al estadio y el calentamiento para hacerle una petición a Hugo Camarero, uno de los fisioterapeutas de la Selección: que encontrara una camiseta blanca y escribiera la ya célebre dedicatoria a Dani Jarque. A su amigo. Nadie más, ni el resto de jugadores ni el staff de España, se enteraron hasta que la descubrió.

El presentimiento de Jéssica

A miles de kilómetros, en su casa, una luz se le encendió a Jéssica, la viuda de Jarque, quien de pronto decidió ver el partido. No se había atrevido a ver ninguno, nada de fútbol, desde la fatídica tarde de Coverciano. “Pero intuía que algo iba a pasar. Segundos antes del gol lo presentí. Empecé a llorar antes de que lo marcara. Me acuerdo del momento en que le hacen el pase a Andrés y él se queda solo ante la portería. Mete el gol y yo... No quise verlo, preferí taparme los ojos”, explica en ‘La jugada de mi vida’.

“Andrés es una persona que le podía dedicar ese gol a su familia, a su mujer, a sus hijos, a tanta y tanta gente. ¡Y se lo dedica a Dani!”, exclama Jéssica, quien da en la diana: “Creo que ese hecho habla de Andrés, pero también habla de Dani, de lo que era y de lo que es Dani, de lo que significó y significará siempre para las personas que tuvimos la oportunidad de compartir momentos de nuestra vida con él. Habla de todo lo que nos enseñó, sus valores y su inolvidable manera de vivir y lidiar con la vida”.

Efectivamente, ese inmenso detalle creó un lazo ya irrompible entre Iniesta, la memoria de Dani Jarque y la afición del Espanyol. Solo unas horas después, en las revisiones médicas de inicio de pretemporada del equipo perico, confesaba otro de los grandes amigos del central, Ferran Corominas, que “no lo esperaba y fue algo increíble. Jarque era un gran amigo de Iniesta. Después del partido, me puse a llorar por la victoria en la final, por Dani y por Iniesta”.

En realidad, el nexo entre Iniesta y el Espanyol no había hecho más que empezar. El siguiente otoño, concretamente el 11 de noviembre de 2010, el ídolo azulgrana entregaba la camiseta a la entidad blanquiazul, que le devolvía la enorme cortesía concediéndole la insignia de oro y brillantes del club.

“Me da mucha pena separarme de esta camiseta, aunque creo que éste es el mejor lugar donde puede estar. Yo marqué el gol, pero Dani también será recordado”, afirmó en el RCDE Stadium, entre Dani Sánchez Llibre y Sandro Rosell, los presidentes.

Un minuto de aplausos en Cornellà

Así se alcanzó el pasaje que ahora bien recuerda Del Bosque, el del derbi del 1-5, el primero que se disputaba tras la dedicatoria mundial. Así, mientras Guardiola y todos los otros jugadores recibían la pitada de rigor en un partido de histórica rivalidad, la afición blanquiazul dispensó un minuto de aplausos a Iniesta. Brutal.

Con la camiseta del ‘Dani Jarque, siempre con nosotros’ enmarcada junto al mural de la Puerta 21 en las vísperas del primer aniversario de la Copa del Mundo, las muestras de afecto mutuas no cesarían. Sería casi dos años más tarde, al finalizar la temporada 2012-13, cuando Andrés abanderó, junto al perico Sergio García y a Xavier Màgic Díaz (el que fuera representante y también amigo de Jarque), la presentación de su partido de homenaje.

El brazalete de los amigos de Jarque

No en vano, cuando este encuentro se disputó finalmente, el 13 de junio de 2013 en Cornellà-El Prat, Iniesta no solo jugó con la camiseta del equipo de amigos del eterno capitán, sino que además lució el brazalete con el ‘21′. Y estuvo en la comitiva que trató con una delicadeza formidable a Jéssica y a Martina, la hija del añorado central.

Antes de su despedida del fútbol en activo, que decide ahora a los 40 años, participaron igualmente el Espanyol y sus gentes de su adiós al Barcelona, en 2018. Por un lado, al homenaje que le rindieron en Can Barça acudieron el insigne Rafa Marañón y el entonces consejero Mao Ye Wu, mientras que Víctor Sánchez y Sergio García enviaron sendos vídeos de reconocimiento.

“Hoy anuncias que dejas nuestra Liga, pero en el corazón de los pericos siempre quedará tu grandeza como deportista. Sigue enamorando a todos los aficionados al fútbol, genio. ¡Muchas gracias y mucha suerte, Andrés Iniesta!”, le escribió en redes sociales la institución perica.

Y, al siguiente encuentro que se jugó en el RCDE Stadium, un Espanyol-Las Palmas, entre otras muchas deferencias un grupo de seguidores le dedicó muy visiblemente una pancarta que bien podría resumir lo que ha significado este vínculo del manchego con el españolismo: ‘Gracias, Iniesta, por ser ante todo amigo’.

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