ALAVÉS-REAL MADRID | RAFA MARÍN
“¿El Madrid? Hay que soñar en grande”
Rafa Marín se hace grande en el fútbol profesional con el Alavés... donde juega cedido por el Madrid. El central charla de un partido especial para él con AS.
Pasea sonriente su 1,91 de altura por el casco histórico de Vitoria. Rafa Marín Zamora (Guadajoz, 21 años) es uno más en la ciudad, en la que se mueve a pie y con su perrito Teddy aunque sea uno de los centrales de moda de la Liga, un baluarte de la Sub-21 y uno de los futbolistas que más está jugando en el Alavés en este año de cesión en Mendizorroza. Del Castilla a Primera y hoy, paradojas de esas que prepara el fútbol, contra un Madrid con el que tiene contrato hasta 2026 y que anda más escaso que nunca de centrales...
En cuatro meses ha pasado de Valdebebas y la ingrata Primera RFEF a jugar en Primera y en una ciudad nueva, Vitoria. ¿Cómo lleva tanto cambio?
Han sido cambios bruscos y tenía la incertidumbre de qué podía pasar, pero estoy muy bien. El vestuario del Alavés es humilde, te arropa y así las cosas siempre son mucho más llevaderas. Creo que se nota en el campo el buen rollo que hay.
En la Selección coinciden tres futbolistas, Jesús Navas, Gavi y Fabián, todos del mismo pueblo sevillano, Los Palacios. Usted, que asoma en la Sub-21, es de un lugar sevillano incluso más chiquitito, Guadajoz...
Es casi una barriada, somos unos 1.500 y nos conocemos como si fuésemos familia. Todos sabemos donde vive el resto. Es un pueblo trabajador, de gente buena y honrada.
Allí le conocen como...
Como el hijo de la Mari y del Faíto, a mi padre le llaman así. Se llama Rafael como yo (ríe).
Hábleme de su devoción por San Benito de Abad. Tiene su imagen en medallas, estampas, en las espinilleras que besa...
No es que sea muy practicante, pero sí que soy creyente y me gusta pensar en él y en que me ayuda. Siempre saco ese ratito cuando bajo a Sevilla para visitarle y agradecerle. Al principio a algunos en el vestuario les choca ver mis rituales, no están quizá acostumbrados, pero lo respetan, claro que sí.
Siempre ha dicho que su referente es Sergio Ramos. También sevillano, también canterano del Sevilla y también jugador del Madrid, como usted. ¿Qué más similitudes ve?
Sergio siempre ha sido mi ídolo desde que veía de pequeñito con mi padre los partidos del Madrid en la tele. Por esa garra y esa casta que tiene en el campo, ese liderazgo que transmite, ese ADN Real Madrid... No me gusta compararme porque él lo ha ganado todo y yo estoy empezando. Respeto muchísimo su gran carrera.
¿Qué aspecto le gustaría, si pudiera, tener de él?
Su fortaleza mental, es indestructible. Lo curioso es que nunca le he podido conocer, es una espinita clavada. Cuando me subieron a entrenar con el primer equipo era porque él estaba lesionado, así que no he podido ni intercambiar unas palabras. Tampoco vino con el Sevilla a Mendizorroza. ¡Pero lo tengo dicho, esa es la camiseta que tengo que intercambiar sí o sí! (risas).
Fue presentado el 3 de agosto con el Alavés... y nueve días después ‘se rompe’ Militao. ¿Qué le pasó por la cabeza cuando se enteró?
Lo primero, que era una desgracia tanto para Militao como para el Madrid. Nada más. Porque yo había tomado la decisión de venir al Alavés a formarme como futbolista. Igual si a lo mejor no llego a firmar por el Alavés quizá no hay lesiones ni oportunidades... La vida es así, nunca se sabe. Estoy agradecido y súper contento. Va a ser un buen año aquí.
Renovó con el Madrid y se decidió que saliera cedido. ¿Por qué eligió al Glorioso?
Tenía otras ofertas, pero las ganas que tenía yo de jugar y el Alavés de tenerme casaron muy bien. Es un club muy agradable, que te hace muy fácil esos primeros pasos como profesional.
¿Qué papel está teniendo su técnico, Luis García Plaza, en este aprendizaje?
Me está dando confianza y le estoy agradecido. A veces peco de novatez, pero él esos errores los normaliza y te ayuda. Tiene carácter y eso nos hace ser más competitivos.
¿Ha probado alguna de sus famosas paellas?
No, pero dicen por ahí que están muy buenas. Tendré que decirle que nos haga una (risas).
También le ayudaría a decidirse el tener en el equipo babazorro a un excompañero del Castilla, Antonio Blanco, ¿no?
Sí, es amigo mío y antes de venir intercambiamos impresiones. Somos vecinos de bloque, hasta tiene las llaves de mi casa, por si se me olvidan o las pierdo. Mi pareja trabaja en Madrid y aquí vivo solo con mi perro, Teddy, que es un caniche toy y me da mucha compañía...
Viéndole jugar cualquiera pensaría que tendría un pitbull.
Mis compañeros se meten conmigo, pero les digo que no necesito que nadie me defienda por la calle (ríe).
Tener que defender a Lewandowski en Montjuïc fue toda una master class, pero ahora le viene Bellingham, un examen incluso más difícil de aprobar...
Sí, sí. Al final el Madrid siempre tiene los futbolistas más top. A Jude ahora mismo parece que el gol le parece algo fácil, con ese desmarque y ese regate. Es un bonito reto que me va a gustar y ojalá ganemos.
¿Ha pertrechado un plan ‘anti-Bellingham’?
Es muy complicado, Jude tiene mucho repertorio. Te puede salir por cualquier lado. Habrá que aguantarle aunque es muy fuerte y no dejarle pensar, porque también es capaz de meter un pase que deja a un compañero solo. Esperemos que nos vaya bien, pero no sólo es Bellingham el Madrid, eh.
Jude es de Birmingham como los personajes de su serie favorita, los Peaky Blinders...
Me encanta. Me gusta mucho esa unión de la familia Shelby, como se protegen entre sí.
Hablando de familias. Víctor Laguardia, más de 200 partidos con el Alavés, es el nexo entre plantilla y club. Y fue central. ¿Es el que más le ayuda entre bambalinas?
Recuerdo la primera vez que hablé con él, en pretemporada contra el Valencia. Era mi primer partido y me dijo: “Esto es muy sencillo, somos centrales y hay que ser contundentes, ser fuertes”. Soy una esponja para absorber todo e intentar transmitirlo en el campo, como hacía él.
Vayamos al encuentro en sí. ¿Será la primera vez que se enfrente al Madrid?
Pues no, jugué en LaLiga Promises con el Sevilla y les ganamos, 1-0... Este tipo de partidos molan muchísimo, pero aún más que los tres puntos se queden en Mendizorroza. Yo ahora defiendo al Alavés y espero que les demos las uvas al Madrid (risas).
Con la grave lesión de Alaba ha emergido su nombre en las quinielas como posible sustituto.
Siempre que hay una lesión grave es una mala noticia y, desde aquí, le mando toda la fuerza del mundo a David. Después, yo estoy centrado al doscientos por cien en el Alavés y en ayudar a hacer un gran partido.
En el Madrid fue convocado a seis partidos, pero no logró culminarlo con el debut.
Sí, siempre estaba con esa incertidumbre. Cuando era convocado pensaba, ‘esta va a ser, esta va a ser’, pero por lo que fuese no se dio. Esa espinita sigue ahí, claro. Al final todos sabemos que el Madrid es un club grandísimo y que es muy difícil pertenecer al primer equipo. Pero a mí me gusta soñar y además me gusta soñar en grande. Los límites, al final, se los pone uno mismo y no me los tengo que poner. Tengo que mejorar muchísimo, aprender y, si el día de mañana llega eso, será un sueño.
¿Siente el puntito extra de presión de saber que en la entidad blanca le estarán observando al detalle?
No, es meterte presión en la cabeza y hay que jugar tranquilo y relajado. Si algo tiene que llegar el día de mañana, llegará. Tú tienes que dar todo, ser tú mismo y como digo, pues te llegarán las cosas.
Mendizorroza es uno de esos campos que, desde fuera, parece que aprietan lo suyo. ¿Abajo se siente igual?
Es una auténtica olla a presión y nos gusta que los rivales lo sientan así. Animan desde el primer minuto al último y eso a veces, si en el minuto 89 vas perdiendo, te da un plus para meter ese gol cuando ya no tienes fuerzas, los gemelos subidos... pues dices, ‘hay que hacerlo por ellos’. Te empujan.
El Alavés es un recién ascendido, pero mira hacia abajo en la tabla y ve al Villarreal y al Celta de Rafa Benítez...
Creo que deberíamos de tener algún punto más, lo hemos merecido. El equipo está siendo constante y el modelo que nos transmite Luis García Plaza está siendo bueno. Nosotros lo estamos entendiendo y creemos en ese plan. Podemos mirar más hacia arriba. El Alavés tiene que estar en Primera.
Sé que tiene entre ceja y ceja un objetivo, estar en París 2024...
Es un reto precioso, siempre me ha llamado la atención. Me ilusionan los Juegos. Santi Denia me está dando mucha confianza y cada vez que veo mi nombre en una lista de la Sub-21 es un orgullo.
¿Se ha guardado un espacio en el cuerpo para tatuarse los aros olímpicos?
No lo dude, si Dios quiere, estarán en mi piel.
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