Barcelona

El Lamine 2.0

Aunque improvisada, la aparición del ‘10’ del Barça como mediapunta abre una puerta a un nuevo perfil para la estrella azulgrana. Sus números fueron espectaculares. Y su implicación defensiva, también.

Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
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Otro Lamine Yamal, tan bueno como el habitual, es posible. Aunque improvisada, según reconocieron todos los actores (Flick y Ferran admitieron que ni lo habían ensayado durante la semana), el experimento con el ‘10’ como enganche en el partido contra el Betis en La Cartuja fue un éxito. Fuese por el desarrollo táctico del partido, porque se sintió inspirado o, simplemente, porque es capaz de leer el fútbol como los elegidos, Lamine se gustó. Sus números resultaron abrumadores más allá del gol de penalti. Cuatro ocasiones creadas, cuatro regates completados, 16 pases en el último tercio con éxito… Lamine encontró siempre al compañero adecuado. Estuvo generoso. Jugó e hizo jugar. Podría haber engordado sus cifras goleadoras, seguramente, pero prefirió alimentar a sus compañeros. No sólo eso.

También se comprometió en el esfuerzo defensivo. Fue el futbolista que más balones recuperó de su equipo (7), por delante de Pedri (4), Cubarsí (3) y Gerard Martín (3). Flick destacó el detalle al final del partido. El puesto de enganche es clave en el engranaje defensivo del Barça construido por el alemán; y el jugador criado en Rocafonda, perfectamente consciente de ello, supo ponerse el traje de faena y, aprovechando al trabajo de Ferran, que siempre ayuda con su presión, también tuvo unas estadísticas defensivas excelentes.

Su partido, imponente, permite imaginar otro Lamine en el futuro. Algunos lo habían imaginado como falso nueve, a lo Messi. No fue exactamente eso en La Cartuja. Fue un mediapunta de los de siempre, que se descolgaba unos metros para recibir y arrancar. Largas conducciones, casi siempre algo volcado a la derecha, donde Bardghji supo entenderlo y dejar su espacio. Acostumbrado a otra clase de futbolistas (Fermín, Olmo, Dro o incluso Gavi), la fisonomía del Barça cambió con Lamine. Fue un equipo que se movió en acordeón, al ritmo que él lo estiraba y lo juntaba. A sus 18 años, Lamine todavía es un jugador explosivo en la banda, donde ofrece lo que más se paga en el fútbol de estos días, el desequilibrio.

Sin embargo, esta aparición de Lamine por el centro le da munición a Flick, que puede tener un arma de destrucción masiva con el ‘10’ por el medio. Los equipos habían empezado a multiplicar la vigilancia sobre Lamine. Hasta planes enteros de partido pasaban por asfixiarlo en la banda y, luego, atacar al Barça por ese especio que dejaba algo desguarnecido. Jugando por el centro, es posible que el equipo se equilibre más en defensa. Pero, sobre todo, ofrece nuevos argumentos ofensivos. Inquieta. Es un perfil diferente de Lamine, que veremos hacia dónde evoluciona. Es el Lamine del futuro. ¿O tal vez del presente?

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