El jardín de Vinicius

Tras convertir un caramelo envenenado en el mejor regalo de Reyes, al avión. De Cartagena a Yeda, con escala breve (y entrenamiento) en Madrid. Del Cartagonova al King Abdullah. De golear a la Minera a, en apenas 24 horas, Arabia Saudí. Es la realidad de los grandes. De un calendario (casi) infinito. La de un Real Madrid que aspira al tercer título del curso. Supercopa de Europa, Intercontinental... y turno de la Supercopa española. A por el tres de tres rumbo al Septete. Sobre las 19:50 (horario peninsular, las 21:50 en Yeda), la expedición blanca tomó tierra. El primer paso para volver a coronarse en otra final four. Lo hicieron en 2020, 2022 y 2024. Objetivo, romper el maleficio del campeón (nadie ha reeditado con el nuevo formato) y repetir entorchado.

Uno a uno desfilaron todos, incluidos los cinco canteranos llamados a filas con Ancelotti. De un Asencio que ya es ‘mayor’ a Fran González, el guardián del futuro. De Lorenzo y Diego, los Aguado que se estrenaron como titulares en Copa, al puñal Yáñez. También Alaba, con visos de estar aún a unos días de vestir de corto pero viendo la luz al final del túnel muy cerca (el día 19, ante Las Palmas, podría llegar el redebut). Y al frente de todos, Vinicius. Y una sonrisa de oreja a oreja. Un bálsamo tras un infierno.

Porque al hotel Vini llegó todavía entre interrogantes. Sin certezas. Con la presunción de que la sanción sería por dos partidos tras su expulsión contra el Valencia por golpear en la cara a Dimitrievski. Esa era la idea que manejaba el club. Y así fue. Pero el anuncio oficial se dilató y no hubo fumata blanca hasta las 21:30 horas, cuando la expedición blanca llevaba ya casi 20 minutos en su hotel de concentración en Yeda. El Madrid, mientras, tenía preparado un recurso exprés de haber sido necesario. Finalmente se ha aplicado el artículo 130 del Código Disciplinario: “Violencia en el juego”. Y no el 103: “Agresiones”. Esa era la línea que separaba la sanción leve, a cumplir en Liga (se perderá los partidos ante Las Palmas y Valladolid, del 19 y el 25 de enero), de la grave, que le hubiera dejado fuera de juego de 4 a 12 duelos y Sin Supercopa. El mal menor.

Alivio para el Madrid, alivio para Ancelotti, alivio para Vinicius, que vuelve a su jardín. Un país que le tiene abiertas las puertas de par en par con el contrato del siglo. Una tentativa que sigue vigente y seguirá en verano, cuando el 7 aborde, como informó AS, su renovación (acaba contrato en 2027). Un país donde el brasileño comenzó a encauzar su The Best. Hace 12 meses venía de un arranque complicado. Con más lesiones que certezas. Y la Supercopa le disparó. En la final, hat-trick al Barça. Se bebió a su kryptonita (Araújo no pudo contenerle). A partir, pasarela a la mejor temporada de su vida. En 2024, 32 tantos, 14 asistencias (tercero en participación en goles entre las cinco grandes ligas) y 133 regates (segundo, tras Kudus). 365 días de desequilibrio, colmillo y títulos (Supercopas de España y Europa, Liga, Champions e Interntinental). Un curso dorado que acabó con Balón de Plata y el trofeo a mejor del mundo para la FIFA. No fue en Yeda, pero sí en Riad. Todo comenzó en Arabia.

En él se apoya Ancelotti, además de en el resto de la artillería, para seguir poniendo distancia en el olimpo blanco (sería su título 16º, por los 14 de Miguel Muñoz). Y en un duelo lejos de la Liga lo hace Vinicius para empezar a lamer heridas tras lo ocurrido en Mestalla. Volvía al origen de la tormenta y soportó un aluvión de tensión e insultos. “Es difícil ser difícil ser Vinicius”, lamentó Carletto. Pero en Arabia Saudí le espera un recibimiento lleno de vítores. En una competición de la que es máximo goleador si sólo se cuentan las ediciones en Oriente Medio (cuatro tantos, al igual que Benzema y Lewandowski). Ya paladeó es cambio de paradigma a su llegada a Yeda. El inicio de su liberación.

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