El Girona se parte por la mitad
El bloque rojiblanco, que encadena seis encuentros sin ganar (entre Liga, Copa y Champions), está metido de lleno en una espiral negativa. Esta Liga lleva 22 puntos menos que la pasada.
En el Girona, no solo Míchel está “preocupado”. Las sensaciones que arrastra el bloque rojiblanco no son nada buenas y el peso de lo logrado la temporada pasada les está hundiendo. No es la misma plantilla, ni mucho menos, el juego tampoco es el mismo y pese a ello se le sigue comparando. Es inevitable, aunque esto le está destrozando porque los números muestran demasiadas costuras. Para empezar, en Liga, el bloque de Míchel lleva, con las mismas 17 jornadas disputadas, la mitad de los puntos que la temporada pasada. Si hace un año, el equipo era líder con 44 puntos (histórico), ahora, ‘únicamente’ acumula 22.
Todos los números han ido a peor. Porque si, en Liga, solo había perdido un partido de los 17 disputados (14 victorias y dos empates) actualmente ya son siete las derrotas (seis victorias y cuatro empates). Pero lo que más duele es la alarmante falta de pegada. El pasado sábado, contra el Mallorca, el equipo perdió (2-1) pese a jugar con un futbolista más, por la expulsión de Muriqi, 60 minutos y solo remató una vez a portería (el gol de Van de Beek). Este curso su diferencia de goles es de -2 (23 goles a favor y 25 en contra), mientras que la campaña pasada tenía un +21 (41 goles a favor y 20 en contra).
Está claro que lo vivido la campaña pasada no volverá. Es misión imposible, por lo que toca mirar hacia delante. Eso sí, esto no está reñido con la autocrítica y es que el equipo está, peligrosamente, inmerso en una espiral negativa. Contando Liga, Copa del Rey y Champions enlaza seis encuentros sin ganar. Esto le ha provocado quedarse fuera ya de la Copa del Rey (cayó, en la segunda ronda, ante el Logroñés) y estar cerca del abismo en la Champions. Su última victoria fue el 23 de noviembre (4-1 ante el Espanyol).
Urge una reacción y es que la derrota ante el Mallorca fue dolorosa. Míchel fue claro: “Estoy muy molesto, no hicmos las cosas bien. Pareció que ellos se jugaban más que nosotros y eso no me gustó nada. No competimos el partido. Pasarse el balón de un lado a otro no es el fútbol que me gusta. Me preocupa la mentalidad del equipo de tener la pelota sin generar y la falta de conexión”. El viernes volverán a competir y lo harán en Montilivi ante el Valladolid. Será su último partido de 2024.
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