El Espanyol sigue dependiendo de sí mismo a pesar de su récord
Pese a protagonizar la peor racha de cualquier equipo de la Liga, seis derrotas consecutivas, la permanencia le queda a los pericos a tres puntos, con 27 aún en juego, los mismos que lleva.
Quedan nueve jornadas, prácticamente una cuarta parte de la Liga, pese a que la ansiedad creciente y sobre todo la racha de resultados del equipo, que encadena seis derrotas, haga pensar que la Liga está a punto de concluir. Así, con el vaso medio lleno, es como trata el Espanyol de enfocar su lucha sin tregua por la permanencia en Primera División, que pasa por reencontrarse con la victoria el próximo viernes, en el RCDE Stadium frente al Cádiz, y que no es matemáticamente ni mucho menos imposible a pesar incluso de no haber sumado ninguno de los últimos 18 puntos en juego.
Con la derrota del sábado en el Villamarín, frente al Betis (3-1), consuma el Espanyol la peor racha de cualquier equipo de la Liga, ya que Elche, Cádiz y Valladolid en su momento se quedaron en cinco derrotas. Una situación que no se producía desde el tramo final de la temporada 2019-20, con ocho derrotas consecutivas que materializaron el descenso de los pericos, pero que en esta ocasión pese a ser terrible mantiene al equipo dependiendo de sí mismo, por la cantidad de enfrentamientos directos que le restan por disputar, empezando por el Cádiz. “Lo bueno es que aún depende de nosotros, de lo colectivo, de lo que hagamos en los siguientes partidos”, constataba este fin de semana César Montes.
A tres puntos se encuentra ahora mismo el Espanyol de la permanencia, tras una jornada en la que ha vivido continuamente con un nudo en el estómago. Empezando por el triunfo del Valladolid ante el Villarreal (1-2) y siguiendo por el Cádiz-Real Madrid (0-2) en un complicado sábado que dio paso a un domingo repleto de partidos de interés para los pericos: el empate del Getafe en casa frente al Barcelona (0-0), la derrota del Almería en el Metropolitano (2-1) y la del Valencia a manos del Sevilla (0-2). Para no levantarse del sillón. O de otro accesorio del domicilio. Y así, en el mejor de los casos, hasta el final de la Liga.