El Espanyol, enemigo del balón

El Espanyol acumula tres partidos consecutivos sumando en su estadio. Dos empates ante Osasuna (1-1) y Girona (2-2) y una victoria ante el Betis (1-0), cinco puntos de nueve posibles que han reconducido la sangría de derrotas en el RCDE Stadium con anterioridad (cuatro) y que siguen un patrón común, más acentuado que el primer Espanyol de Diego Martínez, la posesión. En esta caso, inferior. Tremendamente inferior a los rivales. No la necesitan los blanquiazules para sacar rédito, forma parte ya de su personalidad.

Ante Osasuna, el Espanyol registró un 40% por el 60% del rival. Menos aún fue ante el Betis (30-70%) y algo superior frente al Girona (44-56%). Una línea que se ha ido repitiendo a lo largo del curso. Los blanquiazules promedian un 43% de posesión como local en los diez encuentros que ha disputado, en los que ha sumado los mismos puntos. Ante el Real Madrid se produjo el guarismo más inferior (34%) junto al ya mencionado del Betis. El equipo perico solo ha tenido en dos encuentros más posesión que el rival, y fueron en dos de los tres primeros en casa.

Un reflejo de la mutación de la idea de Diego Martínez desde que llegó al club. Antes de que se cerrara el mercado de verano, el Espanyol jugó en el RCDE Stadium ante el Rayo Vallecano y el Real Madrid. Perdieron ambos encuentros (0-2 y 1-3), pero ante los de Andoni Iraola le ganaron la posesión (54-46%). Los blanquiazules fueron a por el partido desde el comienzo, jugaron en superioridad durante 14 minutos pero vio como el equipo madrileño se adelantó de falta por 0-1 y luego perdieron también en ese diez contra diez. Ante el Sevilla, especialmente en el segundo tiempo con 0-3 en el marcador, el Espanyol avasalló a un Sevilla replegado, murió en la orilla y estableció su mejor estadística con un 59% de posesión.

A partir de ahí, el Espanyol promedió entre un 37 y un 44 % de posesión en todos los encuentros salvo ante el Valladolid (49%), la primera victoria en el RCDE Stadium. Los problemas del Espanyol para sacar bien el balón desde atrás, el paso atrás en la presión ofensiva característica de los primeros encuentros y la mejora perica en los repliegues han provocado que los blanquiazules no necesiten posesiones largas para conseguir goles ni tampoco defiendan con el balón, más un recurso que una herramienta indispensable.

Después del mercado de invierno, no obstante, Diego Martínez cuenta con más recursos para dotar al equipo con más herramientas con el balón, especialmente en los ataques posicionales, una de las asignaturas pendientes del equipo blanquiazul. Con la llegada de José Gragera y especialmente de Denis Suárez, a los que se añaden Sergi Darder o Nico Melamed, el equipo cuenta con futbolistas idóneos para revertir esa estadística. El lunes próximo ante la Real Sociedad, que con el 57,3% de posesión fuera es el tercero de la Liga. El fútbol líquido o “camaleónico” del Espanyol puede adoptar ahora otra forma.