El Espanyol derrocha adrenalina

Sucedió frente al Celta (3-1), el martes, en la Copa del Rey. Había ocurrido en el inolvidable derbi de Nochevieja, en el Camp Nou y con el Barcelona como rival (1-1). Y así, en incontables ocasiones esta temporada. El Espanyol, incapaz de ver portería contraria hasta bien avanzados los partidos, suele actuar una vez la situación se ha ido comprometiendo. Cuando más riesgo y adrenalina se acumula. Y lo curioso del caso es que se le da bien. Que se ha instalado en un vértigo que le convierte en Jekyll y Hyde. En vulnerable los primeros tiempos y poco menos que letal tras la reanudación. Aunque a veces no baste.

Los registros goleadores lo dicen todo del Espanyol de Diego Martínez, que en los 18 encuentros oficiales de esta temporada –15 jornadas de Liga, tres eliminatorias de la Copa del Rey a partido único– ha sido capaz de anotar 24 goles. Los mismos que ha recibido. Lo implacable es el desglose. Únicamente cuatro los ha anotado en los primeros 45 minutos, mientras que el resto, hasta 20, han llegado en la segunda parte (14 se concentran en la última media hora) o, como pasó contra el Celta, también en la prórroga. Es decir, un 83,3 por ciento de los goles del Espanyol llegan tras el descanso.

Ese es el territorio de Martin Braithwaite y Sergi Darder, cuyas tres dianas por barba de esta campaña han llegado en el tramo final de los encuentros. Lo mismo que Nico Melamed, que ha marcado dos veces en la Copa, siempre más allá del minuto 80. E incluso de Joselu Mato, autor de nueve goles oficiales con la camiseta blanquiazul, de los que siete llegaron en las segundas mitades. En definitiva, Javi Puado y Edu Expósito son los únicos que se los reparten por igual.

“Tenemos que intentar no ponernos por detrás en el marcador”, reconocía Diego Martínez tras la remontada del martes ante el Celta, “pero haber remontado ante un equipo así no es casualidad, porque ya lo hemos hecho muchas veces”, añadía el entrenador, casi a modo de alivio. La adversidad, o simplemente el paso de los minutos, parece activar a un Espanyol de motor diésel, que durante el curso de los encuentros va siendo poco a poco cada vez más preciso, aprende a elaborar más, a centrar y desmarcarse mejor. Y a marcar. Que se ha instalado en el vértigo. En esas llegará al RCDE Stadium el Girona.