AMISTOSO | REAL MADRID 2 - CHELSEA 1

El concierto de Vini cierra la gira

El brasileño cambia al Madrid y lidera el único triunfo blanco en América. Modric y Lucas Vázquez lucen su veteranía. Marcan Ceballos y Brahim.

El sentido práctico de fútbol lo lleva el Madrid bordado en el escudo: hay que guardarse lo mejor para lo que importa. Para lo demás baja el volumen. Ha sido una constante de estas giras. Aún no ha ganado un Clásico transoceánico en cuatro tentativas, y en 2019, en Nueva Jersey, el Atlético le hizo siete goles con un João Félix que no ha vuelto a verse. En España aquello sonó como un trueno. El Madrid no lo tomó ni como un aviso: acabó ganando esa Liga de la pandemia con 17 puntos de ventaja sobre el vecino. Esa contención más o menos calculada no va con Vinicius, cuyo grado de excitación no tiene relación con la importancia del choque, se juegue en Wembley o en Carolina del Norte. Su primera titularidad le quitó al Madrid ese aire gris y tristón de los dos partidos anteriores. Para él la Supercopa empezó en Charlotte y al resto no le quedó más remedio que seguirle. Especialmente Modric, que también se apunta a cualquier fiesta, Lucas Vázquez, de nuevo excepcional, y Brahim, con espíritu de novillero.

RESUMEN

Real Madrid: Courtois (Lunin, 46'); Lucas Vázquez, Militao (Asencio, 66'), Rüdiger (Jacobo Ramón, 78'), Fran García; Modric (Loren, 82'), Mario Martín, Ceballos; Brahim (Obrador, 78'), Rodrygo (Latasa, 66'), Vinicius (Nico Paz, 66').

Chelsea: Jorgensen; James (Fofana, 70'), Badiashile, Collwill, Malo Gusto; Enzo Fernández, Romeo Lavia (Caicedo, 58'); Madueke, Nkunku, Sterling (Mudryk, 58'); Marc Guiu (Dewsbury-Hall, 66').

Árbitro: Guido González, estadounidense.

Goles: 1-0 (19’): Ceballos, sobre la línea tras tiro de Lucas Vázquez. 2-0 (27’): Brahim, a pase de Vinicius. 2-1 (39’): Madueke, a centro de Enzo Fernández.

Estadio: Bank of America Stadium. 62.617 espectadores.

El once del Madrid, que guardará poco parecido con el de gala, dio una buena pista de lo que viene: Brahim empezó de nueve y Rodrygo en la derecha. Ahí le llevará la vida con la llegada de Mbappé y Ancelotti pretende aclimatarle desde el primer día. Rodrygo y Vinicius relevaron esta vez a Arda Güler, aprendiz de brujo, y a Endrick, uno de esos nueves raros, bajitos, inabatibles y salvajes que ha pasado por la gira en silencio pese a que Ancelotti le sentó en primera fila. Era el principal atractivo del paseo por América y se lo ha saltado. Unas molestias le dejaron fuera de la despedida ante el Chelsea, club que prueba en sus carnes que el fútbol y el dinero no siempre chutan hacia la misma portería. Todd Boehly le compró la franquicia a Abramovich hace dos años y en ese tiempo ha invertido casi 1.100 millones en futbolistas para ser duodécimo y sexto, respectivamente, en la Liga inglesa. Desde luego, le ha ido mejor en la tabla de Forbes que en la de la Premier.

Ceballos, en el momento de anotar el primer gol del Madrid.GRANT HALVERSONAFP

El tercer intento que ahora comienza pasa por rejuvenecer el equipo. Ahí entra en escena Marc Guiu, ariete de La Masia que ha pasado de promesa a ingreso para el Barça. A su espalda, el debutante Maresca puso un equipo muy presionante, atrevido, invasor del campo adversario, una verdadera molestia para este Madrid a medio armar, pero también una oportunidad para Vinicius, cuya capacidad para movilizar al equipo es infinita. Más si le entregan el espacio, error mayúsculo de los londinenses. A menudo da la impresión de que el partido va por un lado y él en sentido contrario. O para ser más exactos, que él solo es capaz de hacerlo girar.

Los chispazos de Vini

Sus dos primeras apuestas le plantaron ante Jorgensen. En las siguientes encontró más colaboración: a Brahim se le fue un gol seguro y Ceballos lo encontró después (la organización le atribuyó el tanto a Lucas Vázquez, de quien partió el tiro que pareció tocar el sevillano antes de la línea). Fue decisiva la maniobra de desmarque de Vinicius para aclarar la contra.

Brahim, casi sin ángulo, hizo el 2-0 Scott KinserEFE

El segundo tanto también es atribuible a él, que con su pase de exterior plantó a Brahim ante Jorgensen. El malagueño, que va a apretar mucho a Rodrygo por lo visto hasta ahora, resolvió con un recorte y un tiro sutil con poco ángulo. Un partido que había empezado azul era ya naranja chillón, uniforme que volvió a lucir el Madrid, aunque cerca del descanso espabiló el Chelsea y recortó su desventaja con un gol de cabeza de Madueke en el que Fran García y Courtois creyeron que el otro pudo hacer más.

Por fin, Lunin

La segunda mitad trajo algunas novedades: el debut de Lunin, cuya continuidad sigue en cuarentena, y el cambio de posiciones en el ataque del Madrid. Rodrygo se venció a la izquierda y Vinicius quedó como nueve. Quién sabe si la maniobra guardará relación también con Mbappé, factor determinante en todas las ecuaciones.

De salida, Lunin le quitó un gol a Nkunku y Brahim y Guiu buscaron las escuadra y encontraron la grada en un animado regreso a las operaciones. El Madrid, para entonces, había plegado velas para aplicar su veneno, robar y correr, hasta que Ancelotti dio por terminada la fiesta al retirar al apagado Rodrygo y al burbujeante Vinicius. El partido cayó a plomo con los cambios. El final solo lo animaron la ovación a Modric, admirado universal, cuando fue reemplazado y algunas píldoras de Nico Paz. Acabado el ensayo, empieza el concierto, la hora de Mbappé.

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