CELTA

El Centenario de la revolución

Carlos Mouriño excluyó del festejo a los aficionados, que se reunieron espontáneamente en Balaídos para celebrar el 100 aniversario del club.

Lalo Villar

EI Centenario del Celta no podía celebrarse de otra manera. Con lío. El presidente Mouriño organizó un acto de celebración de los 100 años en el que estaban políticos, empresarios, un obispo y hasta el presidente del Sevilla. Pero faltaba lo esencial, la afición. El típico padre que utiliza el cumpleaños de su hijo como excusa para invitar a los amigos y pegarse una buena borrachera, en este caso de ego.

En el acto oficial celebrado por la mañana en la Ciudad Deportiva Afouteza hubo discurso del presidente, exposición del proyecto de la ciudad deportiva, todavía a medio hacer, y un cóctel pijo sin mucho sentido. Por allí andaba un aficionado infiltrado que aprovechó el momento para alzar la voz, un tal Iago Aspas: “Nos hubiera gustado que estuviera aquí el celtismo”.

Lejos de quedarse en casa de brazos cruzados, los aficionados celestes se movilizaron para celebrar el 100 aniversario como correspondía. Unas dos mil personas se juntaron en Balaídos a las 19:23 (haciendo coincidir la hora de la quedada con el año de nacimiento del club) para compartir su pasión por el Celta. Los aledaños de Balaídos se tiñeron de celeste para cantar el himno clásico, el nuevo himno del Centenario o la Rianxeira, acompañados de bengalas azules que se fusionaban con el color del cielo cuando se apartan las nubes. Entre los grandes éxitos no faltó el clásico ‘Mouriño, vete ya’. La distancia entre el palco y la grada es cada vez mayor, pese a las promesas vacías de la hija del presidente, Marián Mouriño, próxima heredera del trono. Ella aseguraba que tenía dos objetivos: apostar por el proyecto deportivo y acercar el club a la afición. Por ahora, está rompiendo esa hoja de ruta en mil pedazos.

La afluencia masiva de aficionados, que fue aumentando con el paso de los minutos, fue tal que obligó a la Policía Local a intervenir para cortar el tráfico. A pesar de la hora y de tratarse de día laborable, los incondicionales del celtismo no quisieron perder la oportunidad para soplar las velas con la fuerza de su sentimiento. Con la celeste puesta y cerveza en mano, gritándole a Balaídos: “El celtismo somos nosotros”.

La fiesta continuará este viernes con la disputa del partido frente al Real Madrid. Para ese día el club sí que ha organizado actividades pensando en el aficionado, tales como conciertos y ocio para los niños. Pero ya es tarde, el aficionado no olvida que Mouriño le echó de su casa el día de su cumpleaños. Era una fecha señalada para celebrar en familia, no para montar un guateque para gente VIP. Y dio igual, porque el celtismo ganó por goleada.

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