El botín se reparte en un minuto

Un suspiro. Un abrir y cerrar de ojos. Sesenta segundos pueden cambiar un partido y hasta una vida. Esa que pasó entre el gol de Sörloth, con una precisión absoluta, y el de Kike Pérez, con picardía. Ahí, en un minuto, se concentró toda la pólvora de un partido repleto de ocasiones, pero muy repartidas. Los vallecanos no supieron aprovechar que el Submarino jugó con uno menos durante veinte minutos. El empate fue justo y el punto no sacia, pero alimenta. Los de Francisco siguen sumando en este arranque liguero y los de Pacheta tratan de fijar el rumbo en un comienzo errático.

El Rayo empezó a toda máquina, con el Submarino en el periscopio. Álvaro García y RdT se convirtieron, en los compases iniciales, en un dolor de cabeza para Jorgensen. El mayor pinchazo le llegó con el mano a mano que le sacó al extremo franjirrojo. No estaban los amarillos cómodos en los mares de Vallecas, pero mostraron una efectividad pasmosa. Alberto Moreno se la puso en profundidad a Baena y éste se la sirvió a Sörloth para poner el 0-1. Los locales no se vinieron abajo con la ola, sino que sacaron la tabla para surfearla y, acto seguido, Unai López metió un pase en largo brujuleando a RdT, que no lo llegó a controlar. Sí lo hizo Kike Pérez, que puso de vaselina el empate.

No iba a ser plácida la travesía. Pacha se vistió de Fran García para hacer una pared con su socio Álvaro y luego poner un centro que se paseó por el área y no encontró rematador, aunque eso fue lo de menos. El Rayo iba a más. No paraba de merodear los dominios de Jorgensen, pero las burbujas del partido se disiparon y las aguas se estancaron. Más concretamente en el mediocampo, al que volvió un viejo conocido de Vallecas, Comesaña. Sólo sacaron el colmillo los visitantes con un lanzamiento de Gerard Moreno que se estrelló en el palo. Lo que les valió para mover el foco y ponerlo sobre el área de Dimitrievski sin que, a la postre, nada sucediese.

Isi descorchó la segunda mitad con un lanzamiento lejano, fácil de atrapar para Jorgensen. Se animó el Submarino y Sörloth puso a prueba el corazón de la grada con un tiro que se estrelló en la madera, aunque la jugada ya había sido invalidada por fuera de juego del noruego. Los decibelios sólo volvieron a subir por una supuesta mano de Alberto Moreno, tras un despeje con la cabeza de Parejo. Figueroa Vázquez no la señaló, el VAR no intervino y quien se llevó la tarjeta fue Camello por protestar.

Con el partido en calma, Trigueros puso a prueba la atención de Dimitrievski, quien desvió un remate cruzado y sofocó el peligro. El Villarreal calcó la jugada con Mandi como protagonista, aunque el normacedonio no necesitó ni tocarla. Y cuando más activos se mostraban los de Pacheta, apareció Trejo —aprovechando un centro atrás de Álvaro— para reactivar a los suyos, más alicaídos en la segunda mitad. El trallazo se marchó fuera, pero cumplió su función de agitar un poco la coctelera.

Vallecas despidió con un fuerte aplauso a Comesaña en su primera vez por estos lares con otra camiseta y celebró la expulsión de Alberto Moreno. Vio la segunda amarilla por una falta sobre Balliu cerca del área. Sobre el papel era el ahora o nunca para los de Francisco, pero sobre el verde la realidad fue otra. Pino controló un pase en largo y se plantó ante Dimi, que resolvió el mano a mano con maestría. Pathé Ciss trató de romper el muro rival sin demasiada suerte. Igual que Sörloth de cabeza. Los franjirrojos se volcaron, con la gente gritando a Bebé que tirase, y el duelo acabó como había empezado. Con el Rayo como un trueno y tablas en el marcador.