ATLÉTICO DE MADRID

El Barça espera al Griezmann que nunca supo tener

El francés sigue haciendo méritos para ser el mejor jugador de LaLiga. Suma once tantos y nueve asistencias en la competición. Visita a sus ex en el mejor momento.

Quality Sport ImagesGetty

“Cuando estoy feliz, se nota dentro del campo”. Es una premisa en la vida de Antoine Griezmann. Un jugador transparente. En sus gestos, peinados, redes sociales y hasta forma de moverse es fácil captar su estado anímico. Y en el Atlético es la vie en rose. El francés tiene en Simeone un padre y exprimidor particular. Ante el Almería volvió a demostrar que hoy en día es el jugador de LaLiga.

Un futbolista descomunal, de un talento indiscutible y que con el Cholo encuentra el entorno y la confianza que necesita para brillar. Esa atmósfera que nunca pudo tener en Barcelona. Griezmann es un futbolista que se crece en la responsabilidad y que responde cuando tiene galones de líder. Pero necesita un ambiente que acompañe. Sentirse cómodo, libre y, en resumidas cuentas, feliz. En el Atlético se ganó desde su primer año la etiqueta de crack. De promesa a príncipe y de príncipe a rey. Cinco años seguidos como máximo anotador, todos ellos por encima de los 20 tantos, dos Balones de Bronce y uno de los grandes rendimientos del fútbol mundial.

El Atlético era su casa y todo fluía. Un líder en el vestuario, tipo querido, con grandes amistades y un rendimiento que le permitía codearse con la élite. La estrella del barco cholista. Pero, es difícil rechazar año tras año a un trasatlántico como el Barça. Y, en 2019, el francés aceptó el pago de su cláusula de 120 millones (posteriormente los blaugranas gastarían 15 millones más por opciones preferenciales y para evitar una denuncia por los periodos en las negociaciones). Pero, en la Ciudad Condal, el cetro era de Messi. Sus acompañantes: Suárez, Piqué, Busquets, Jordi Alba...

Y la alegría de Griezmann se fue marchitando. Inolvidable aquella mirada entre Simeone y Griezmann en la jornada 33 de su primer año en Barcelona. El francés era el último cambio de Quique Setién en el minuto 89 pese al 2-2 en el marcador. Su crack reducido a la mínima expresión. Motivo por el que ni técnico ni delantero dudaron para volver a unir sus caminos en 2021. “Cuando llegué supe que tenía que hacerme pequeño por todo lo que había hecho a la afición. He trabajado, este año igual, empecé por temas de contrato jugando solo 30 minutos, pero me daba igual. Yo quería estar aquí, disfrutar aquí. Trabajando, el fútbol te da y los compañeros ven que no dejas de luchar. Todo el esfuerzo que hice desde que llegué me está dando resultado y los compañeros me ayudan. Yo disfruto en el campo, con la gente que viene al estadio… Cuando disfruto, se nota en el campo”.

Ahora es otro Griezmann al de su primera etapa. Más participativo y menos resolutivo en el área. El jugador total. Con su doblete al Almería, acumula 11 tantos y 9 asistencias en Liga (12 y 11 en total). El mejor socio para sus compañeros (Carrasco se topó con Fernando y el palo para evitar el décimo pase de gol del Principito) y un currante nato. Destaca en todo. Recuperaciones, tackles, pases con éxito, duelos... “Estoy en la versión más completa a nivel de asistencias, de juego… Antes el juego era más vertical, más profundo, de buscar el espacio… Ahora tenemos jugadores que les gusta más asociarse, me adapto a eso y trato de buscar mi sitio ahí. Estoy muy feliz con mi rendimiento este año, pero no he llegado a mi techo y ojalá pueda lograrlo cuanto antes. Me acerco más al área, estoy trabajando para ver donde puedo ayudar al máximo”.

Un techo cada semana más alto. Y el próximo domingo visita a un Barcelona que nunca supo rodearle y ofrecerle un espacio de confort como sí ha hecho Simeone. No se puede especular qué habría ocurrido si la participación de Griezmann no se hubiese visto reducida a media hora durante los primeros meses del curso. Por entonces, invertir los 40 millones de su opción de compra se hacían demasiados. Ahora, los 18 pagados (más dos de fácil cumplimiento y otros cuatro más complicados) son un regalo. Pero renunciar al crack tanto tiempo tuvo su precio. Ahora el mejor Griezmann ha vuelto. El que disfruta jugando y hace disfrutar. Ha recuperado su sonrisa y con ella la alegría en el Atlético. Y de nuevo es el futbolista que el Barcelona quiso y no supo tener. El Camp Nou presenciará el esplendor de Griezmann, ese que nunca tuvo cuando visitó la camiseta blaugrana.

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