ATLÉTICO DE MADRID

Un Atlético a la deriva sin Koke

El centro del campo rojiblanco no maneja los tiempos de los partidos y le cuesta romper líneas. Desde la baja de Koke va una victoria en seis partidos.

Juanjo MartínEFE

Nada funciona en el Atlético. La defensa hace aguas y, salvo milagros de Oblak como en Oporto, cada llegada rival es gol por la ventaja con la que gozan los rematadores; el centro del campo no construye y, cuando logra volcarse sobre el área rival en oleadas los delanteros no definen, con más y más remates al limbo. Contra el Espanyol fue una nueva muestra más, jugando contra diez durante 60 minutos y sumando un nuevo pinchazo en casa.

Y hay una sensación clara, el Atlético ya no es el dueño de los partidos. Una gran virtud durante años, que se jugase a lo que quería Simeone, se ha ido perdiendo hasta percibirse la sensación de nerviosismo e histeria en jugadores y aficionados, con la impresión de que cada partido es una ruleta rusa. Aludiendo a Forrest Gump, un partido de este Atleti es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te vas a tocar.

A una semana del parón para el Mundial, algo que puede ser balsámico para un cuerpo técnico y una plantilla que necesita una liberación mental, al Atlético le quedan todavía dos partidos por disputar, el miércoles en Mallorca y el sábado ante el Almazán en Soria en el estreno copero. Y no puede permitirse más pinchazos. En estas últimas semanas se ha escapado Europa, con un empate ante el Leverkusen y una derrota en Oporto que dejan al Atlético sin Champions y sin Europa League, y con pinchazos en Liga ante Rayo, Cádiz y Espanyol que alejan por completo la cabeza de la competición. Cinco equipos a priori inferiores sobre el papel y un periodo de la temporada donde el Atlético debía sumar de tres en tres y que ha dinamitado por los aires los objetivos del curso. Ahora peligran los puestos Champions y la Copa a un partido exige siempre la máxima atención.

Y no parece casualidad que este momento del Atlético haya coincidido con la lesión de Koke. El capitán pidió el cambio en los últimos minutos del partido de San Mamés por unas molestias musculares, un encuentro donde se sumó una victoria de mérito por 0-1 con un Atlético completamente reconocible. Desde entonces, como a un mecanismo al que se le retira un engranaje, no se ha vuelto a ver esa versión rojiblanca más allá de fogonazos en el Benito Villamarín en la victoria ante el Betis (1-2). Es el único triunfo del Atleti durante la ausencia del capitán.

En los seis partidos sin Koke, se ha ganado al Betis, empatado contra Rayo, Leverkusen y Espanyol y caído en casa de Cádiz y Oporto. Unos pinchazos europeos que no son novedad, ya que desde la llegada de Simeone al club únicamente ha afrontado nueve partidos de Champions sin su capitán y ha pinchado en siete de ellos. Y en estos 20 días, porque el calendario no da un respiro, el Atlético ha encajado 10 goles, sin dejar nunca la puerta a cero y ha marcado nueve. Si Koke no es el jugador que más focos concentra, todo se resiente durante sus ausencias. La mejor reivindicación ante sus críticos es ver el funcionamiento del Atlético cada vez que se ha lesionado.

Simeone ha apostado en su centro del campo por Kondogbia, Witsel, De Paul, Saúl y ante el Espanyol por un Llorente de regreso al equipo. Pero no da con la tecla para recuperar ese ritmo, capacidad de romper líneas y de mandar en los partidos. La sensación de precipitación y nervios sobrevuela al equipo. Y ahí se necesita el temple de Koke. El vallecano ya suma tres sesiones de entrenamiento consecutivas con el grupo, aunque todavía no estaba plenamente recuperado para regresar y no había participado en los artidillos. Con el Mundial a la vuelta de la esquina y siendo uno de los fijos de Luis Enrique en la Selección, podría regresar en Mallorca. Toda ayuda es poca para un equipo con el agua al cuello y con la sensación de necesidad pese a no haber llegado todavía a la mitad de curso. Sin Giménez ni João Félix por sanción y ya también con Lemar de vuelta con asistencia incluida, recuperar la calma y el temple de Koke se antoja clave. A buen seguro que Simeone es de la opinión de que la vida sin Koke es la vida peor.

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