Diego Martínez: “Debemos sentirnos felices con lo que somos”

“Estoy viviendo lo que quería vivir”, afirma Diego Martínez en su charla con AS sobre su periplo en el Espanyol, repleto de turbulencias de planificación (”cambiamos al 80 por ciento de la plantilla”), lesiones, puntuación, desde que decidió abandonar su año “sembrático”, como él define el tiempo que transcurrió entre que dejó en todo lo alto al Granada y que tomó las riendas del conjunto perico. “Hemos cambiado la rueda mientras vamos en bicicleta”, describe muy gráficamente.

Acaba de cumplir 100 partidos en Primera y visita a un Real Madrid que le parece “muy trabajado”, del que destaca cómo “ha armonizado el perfil de sus jugadores”, entre ellos el desborde de Vinicius. Pero advierte a los blancos: “Ya puntuamos en el Metropolitano, en el Camp Nou… El reto es redondear esos partidos especiales”. Será un capítulo más de un proyecto en el que desea continuar, como él mismo reconoce abiertamente en esta entrevista.

En la previa del Espanyol-Real Madrid, en agosto, comentaba usted que siempre es un buen momento y a la vez malo para jugar ante el Madrid. ¿Lo mantiene a pesar de que ellos están en un bache?

No comparto eso. Son partidos distintos y jugamos ante uno de los mejores del mundo en su estadio, el cual además impacta. Pero es un gran reto. Queremos jugar contra los mejores, nuestra mentalidad debe ser la de intentar ganar el partido independientemente del rival. Ya puntuamos en el Metropolitano, en el Camp Nou… El reto es redondear esos partidos especiales.

¿Utiliza esos empates ante Atlético de Madrid y Barça cómo motivación durante la semana?

Como los cochinos, debemos aprovecharlo todo. Todo lo que nos dé motivación y positividad suma, pero son partidos distintos. Debemos estar firmes y no cometer errores en situaciones básicas del juego. Hay que tener personalidad. Es un partido parecido en ese sentido a los de Atlético y Barcelona, pero las características del rival son otras. Ya lo hemos hecho, así que nos debe reforzar.

Usted tuvo la suerte de conocer a Ancelotti personalmente. ¿Cómo fue aquel encuentro y qué opina de él?

Un día estábamos viendo fútbol en Valdebebas y él estaba en la grada viendo al filial. Hablamos. Es una persona muy maja, muy natural. Era un día de previa de Champions. Es uno de los mejores entrenadores del mundo.

Ahora está en boca de todos Vinicius Júnior. ¿Qué le parece el talento que tiene y qué importancia le da a ese perfil de jugadores desequilibrantes en sus equipos?

Me encantan los jugadores que desbordan, de uno contra uno, son una de mis debilidades. Igual me pasa con los jugadores de buena conducción, como Darder, ya que son diferentes maneras de desbordar. Ese perfil de jugadores tiene un gran impacto en el juego. Más allá del nombre, cualquier entrenador quiere jugadores con esas virtudes.

¿Y cómo valora la actitud de Vinicius y de las sus rivales?

Me centro en lo deportivo. Hay mucho ruido mediático, y más alrededor de equipos tan grandes. Bastante tenemos nosotros con focalizarnos en el juego como para darle importancia a otras cosas. Pero recuerdo que Óscar Gil tuvo un gran rendimiento con él en la primera vuelta. Es un reto colectivo. La diferencia entre los mejores y los buenos es que los primeros tienen ese nivel tan alto siempre.

¿Usted potencia ese uno contra uno en los entrenamientos? Puado comentó en una entrevista con AS que desde que le tiene como entrenador le insiste en que mejore esa faceta.

Puedes abarcar muchas cosas colectivamente a nivel técnico-táctico, pero si el duelo individual lo ganas, aparecen otros problemas y soluciones. La táctica individual es importante en ataque o en defensa. Si no necesitas ayudas en defensa ni apoyos en ataque, el equipo fluye mejor. Pero hay cualidades que van con el perfil de jugador. Uno desborda más por habilidad, otro por potencia, otro por identificar mejor las situaciones de superioridad numérica… Siempre le he dado importancia. La táctica individual está muy relacionada con deportes como baloncesto o balonmano; es clave. Luego es importante es sentimiento de eficacia. A través de la táctica individual puedes ganar confianza porque puedes tener una sensación de eficacia.

Usted habla de la importancia de los duelos. ¿Cree que los refuerzos del Real Madrid han ido en esa línea con jugadores físicos como Militao, Rudiger, Tchouameni, Camavinga…?

El Real Madrid es un equipo muy bien trabajado. Ha armonizado los perfiles de los jugadores. No solo a nivel de títulos, sino de rendimientos durante todo el año. Y eso, en un fútbol igualadísimo. En el 2-5 ante el Liverpool hay momentos para los dos equipos. Días después, el Liverpool ante el Manchester acaba 7-0. ¿Ha trabajado tanto el Liverpool en una semana? Sincronizar esas voluntades en los equipos es fundamental. Hay modelos más estructurados, otros más instintivos… Y lo relaciono con el Espanyol, aunque el Madrid es de otra dimensión porque estando bien lo normal es que se imponga al 90 por ciento de rivales. Hay jugadores que equilibran que son fundamentales. Recuerdo a Makelélé. Cuando llegó había dudas, pero cuando se fue era necesario. Esos perfiles equilibradores son importantísimos. Hasta el equipo con mayor talento necesita de equilibrios para superar a su rival.

En su caso, ¿tuvo que adaptarse a lo que había en el Espanyol o el equipo juega a lo que usted quiere?

Nuestro caso es muy singular. Hubo un cambio de un 80 por ciento de elementos de la plantilla. Y cinco nuevos llegan en el mercado de invierno, hace un mes. No estoy excusándome, sino que explico una realidad. Tenemos rémoras como la confianza, la puntuación o el perfil de jugadores porque la economía te lleva a otra cosa de la que buscabas al principio. Cambiamos la rueda mientras vamos en bicicleta. De la jornada 1 a la 14 sumamos 12 puntos y desde la vuelta del parón, 15. El crecimiento no es lineal. Ha habido momentos en los que hemos estado cerca de lo que queremos, pero nos falta constancia. La estabilidad es lo que nos dará éxito en el futuro.

¿Qué les ha penalizado más?

Ningún equipo es 90 minutos superior al rival. A nosotros lo que nos ha penalizado más es a nivel defensivo. También necesitamos más control. O jugadores que no teníamos, algunos por lesión. Luego tenemos más finalizadores que asistentes. Potenciamos la individualidad porque Joselu, Darder y Braithwaite están haciendo su mejor año en impacto en el juego, eso significa que el equipo hace cosas muy buenas. Debemos ir encontrando ese flow que hemos tenido por momentos.

¿Cuándo llegará ese momento y en qué han mejorado?

Hemos iniciado un proceso de transformación muy grande, y no hay que dejarse llevar por el impacto de si ganas o pierdes un partido. Hay un cambio de valores, de construir algo sólido, consistente. El vestuario lo tiene, responde a la adversidad. Nuestra cualidad es poder jugar diferentes partidos, porque de una sola manera estaríamos limitados. Podemos ganar y perder contra cualquiera. Ser camaleónico va a eso, nuestros mejores partidos son diferentes entre ellos. Hemos mejorado mucho en bastantes cosas a lo mejor poco visibles, quizás menos estéticas. Aún necesitamos más estabilidad en el rendimiento. Si miramos ocho partidos después del parón, estamos mejor.

Su idea, con un año más de contrato, ¿es seguir mucho más allá del 30 de junio?

Esa es nuestra idea, pero no depende de mí.

¿Y si de usted dependiera?

Nosotros vinimos aquí para construir algo. Lo que ocurre es que el punto de partida, por las circunstancias que ya se conocen de antes de empezar la temporada, estuvo más bajo de lo que esperábamos. Pero ese proceso es ilusionante, ves cómo el grupo ha ido adquiriendo conceptos, valores, cultura de trabajo… Una de las cosas más difíciles es la autoexigencia del día a día, y en eso el equipo está creciendo, o el cuidado de los detalles. Tenemos que hacer nuestro camino, y la intención es construir algo que sea consistente y sólido en el tiempo. El crecimiento nunca es lineal, si bien la tendencia desde la vuelta del parón es buena, positiva. El vestuario se ha ido reajustando porque cree.

¿Le ilusiona el trabajo ya construido y ver hasta dónde puede llegar el Espanyol?

Me ilusiona, evidentemente, pero sabemos que estamos ante un reto muy difícil. El primero es la permanencia en Primera División. Nuestros 27 puntos, con todos los respetos hacia el resto de temporadas, este año adquieren más valor. Y eso nos ilusiona, porque nos estamos forjando en una dificultad y una adversidad que mentalmente creo que están haciendo crecer al equipo. Varios jugadores están teniendo su mejor rendimiento desde que están en Primera, otros jóvenes están avanzando… Eso me ilusiona para hacer un camino propio, pero no para confundirnos con expectativas irreales. Más allá del nombre del entrenador, la estabilidad es lo que hace que una tipología de club como nosotros pueda tener más éxito en el tiempo. Desde la estabilidad se puede construir nuestro futuro y evidentemente es ilusionante.

¿Cuál será el objetivo más allá de la permanencia?

Primero es conseguir el objetivo a final de temporada y luego es un volver a empezar, un volver a reinventarse. Que no sea con tantos cambios como el anterior. Ese será el siguiente crecimiento: que si un año has cambiado el 80 por ciento, el año siguiente no puede haber tantos. Aunque tiene que haberlos. El problema de todo esto son las expectativas. Si nos generamos unas ilusiones exageradas, el nivel de frustración también será mayor.

En cuanto a expectativas, se prevé para la próxima temporada un límite salarial menor y seguramente el club deba vender algún futbolista.

Por eso mismo, por esas turbulencias, tenemos que sentirnos felices con lo que somos, generar una cultura de vestuario como la que estamos generando. A uno le ilusiona ver a jugadores como Joselu y Pacheco, que vienen de un año muy jodido (sic.), y que aquí están ofreciendo rendimiento y tienen una enorme ilusión por lo que ven aquí. A veces, verlo desde fuera da una perspectiva más realista. Tenemos que valorar lo que se hace bien, que conseguir el objetivo sea un logro. Paciencia, perseverancia, por ahí va el crecimiento del equipo y del club, aunque no suene tan atractivo.

¿Le gusta ser prácticamente el único portavoz del Espanyol o le genera incluso cierto hartazgo?

En mi carrera he tenido la oportunidad de trabajar en modelos distintos, y como profesional he tenido que adaptarme a lo que se demandaba de mí. Al final, un entrenador no es entrenador si no está al servicio de su equipo. Lo que intento es eso, que el equipo sea lo más importante, y aportar al club el tiempo que se precise, que espero sea mucho. Y procuro aportar en todo lo que pueda: en estructuras, procesos… Esa actitud hacia la excelencia es importante. Este es un contexto muy especial, pero muy bonito, por eso lo veo con posibilidades, pero reajustando cosas y yendo de la mano entre todos.

¿Le gusta lo que ve en la cantera?

Esto es un equipo de alto rendimiento, y eso es lo que marca también cuando pones a un chico joven. Evidentemente, no le pediré lo mismo a un tío que lleve 100 partidos que a quien lleva uno, pero sí un mínimo de rendimiento que te permita competir. Pocos entrenadores del Espanyol habrán hecho debutar a tantos jugadores jóvenes de titulares. Luego vas probando, porque igual das minutos y el chico no acaba de cuajar. He trabajado mucho con cantera y creo que cada proceso es singular, depende del rendimiento, de la capacidad de aprendizaje, de resiliencia, porque muchas veces vienen de jugarlo todo y tendrán que aprovechar 15 minutos, y también a la capacidad de adaptarse al fútbol profesional, a todos los niveles.

¿A qué se refiere?

A que no es solo lo que se ve en el verde, sino el descanso, la alimentación, los cuidados, una exigencia mayor en el día a día. Nosotros confiamos en ellos, los apoyamos, los hemos puesto cuando entendíamos que se lo han merecido. Pero no hay que ser demasiado laxos porque no es justo ni para quien está jugando, ni para el equipo ni para el canterano, a quien le vendes una realidad que luego no se va a encontrar. Los casos de acelerar procesos son muy puntuales. Lo que sí está claro es que todo jugador debe estar preparado para cuando le llegue el momento.

¿No se puede saturar el entrenador moderno con tanto que controlar más allá de los propios entrenamientos y partidos?

Necesitas al mejor equipo de trabajo que puedas encontrar, a una buena estructura. La cultura de trabajo, dentro y fuera del campo, es lo que te sostiene.

¿Qué ha aportado hasta ahora el Espanyol a su carrera?

Mucho. Primero, porque estoy viviendo lo que quería vivir, y eso confirma lo que me trajo aquí: el sentimiento, la singularidad, la pasión, estar en un equipo especial en sí mismo por el tipo de ciudad, de contexto. Y luego un perfil de jugadores, de mentalidades, distinto. Eso debes gestionarlo de una manera camaleónica porque partes de un 80 por ciento de cambio, que tampoco es fácil para el 20 por ciento que se queda, porque varían la cultura, la metodología, el trabajo. Y también la grandeza de la historia, no en el sentido de las expectativas sino del sentimiento, de que el aficionado siempre esté con el equipo. Creo que este año hemos conectado de una manera importante, eso se da porque le hemos transmitido algo. Es la Força d’un Sentiment. La Segunda División y la Primera RFEF están repletas de museos espectaculares pero la están pasando canutas, por esa igualdad que hay. Esa afición que en la adversidad está de tu lado es algo que va mucho conmigo, que me estimula y motiva.