Del Rayo a Valdebebas: el viaje de Calero a La Fábrica
El técnico del Levante llegó a la cantera blanca de la mano de Míchel González, con quien ejerció de segundo en Vallecas.
Julián Calero aterrizó en la estructura del Real Madrid en 2006 de la mano de Míchel González, con quien había compartido banquillo la temporada anterior en el Rayo Vallecano ejerciendo como segundo entrenador. Aquella llamada le abrió la puerta de la que sería su casa durante tres años, al frente de la etapa Juvenil: primero con el Juvenil C, y los dos años posteriores con el División de Honor, el A, la joya de la cantera.
“Fueron tres años extraordinarios”, recordaba Calero en la previa, consciente de que por sus manos, y por las de Roberto Ovejero, actual preparador físico del Levante, pasaron chavales que hoy son jugadores contrastados en el fútbol nacional y europeo.
Calero recordaba a jugadores de la talla de Nacho Fernández, Cheryshev, Marcos Alonso o Lucas Pérez. Pero si hay un nombre que le ilumina la memoria es el de Dani Carvajal, el único que permanece en el primer equipo. “De Dani tengo unos recuerdos increíbles”, admitía. “Él era Juvenil B cuando yo estaba en el A, pero ya era parecidísimo a lo que es hoy en día: en su forma de comportarse, de jugar y de competir”.
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La dedicación al detalle y la obsesión por aprender que mostraba aquel chaval de Leganés, insiste Calero, son las que le han llevado a convertirse en “uno de los mejores laterales de la historia de España”.
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