Cuesta arriba y sin Pedri
El Barça, que recupera a Olmo y Lewandowski, intenta reencontrarse con su juego sin el canario. Lamine, en medio del ruido que rodea a los azulgrana. El Elche, sin complejos.
Ha sido una semana con ruido en Barcelona. A los ecos del final del Clásico, con Lamine en boca de todos, se sumó la lesión muscular de Pedri, que ha sacado a la luz los malos rollos entre médicos y fisioterapeutas del club. Flick y Deco, muy cuidadosos la temporada pasada con las fugas de información, observan con preocupación que las ventanas del vestuario han vuelto a abrirse. Se airean demasiadas cosas. Todo, a cuenta de unos resultados que no son insalvables, pero que están empeorando.
Visita Montjüic el Elche de Eder Sarabia, cuyo paso por el Barça al lado de Setién resultó casi histriónico, con aquella intervención excesiva en el Bernabéu; y el selfie final en Da Luz, la noche del 2-8 contra el Bayern... de Flick. Sin embargo, y como decían los primeros informes que traía del Betis, ha resultado un buen entrenador. Audaz y valiente. Piqué le dio la oportunidad en el Andorra, la agarró y ahora está haciendo feliz a la gente de Elche, que presume de un equipo que se niega a malvivir en Primera. Los ilicitanos están jugando un fútbol atractivo y, movidos por un buen centro del campo (Febas, Mendoza) y sus dos delanteros (Mir y André Silva), no se presentan en el Lluís Companys pensando que van a pagar los platos rotos del Clásico. Sólo han sumado uno de los últimos nueve puntos, pero se sienten optimistas (sigue el partido en directo en As.com).
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Para el Barça, empieza la vida sin Pedri hasta que el canario se recupere de su lesión muscular. La respuesta que dará el equipo es una incógnita, porque al Barça de Flick sólo se le conoce con Pedri en el campo. Sin Gavi, el futbolista que podría sustituirlo, De Jong está obligado a dar un paso adelante. Fermín y Olmo tienen un perfil más llegador o menos creativo. Lesionado con la Selección en el parón de septiembre, Olmo está de vuelta como Lewandowski. El de Terrassa acumula un rendimiento decepcionante en los últimos meses. Nadie duda de su talento, pero sí de su físico y de su continuidad. Fichado por unos 50 millones, su llegada no implicaba que fuese la estrella del Barça, pero sí uno de sus referentes. Está obligado a más. Lewandowski, por su parte, también va con retraso. La temporada pasada, a estas alturas, el polaco llevaba ya 17 goles. Este curso, tres. El capítulo aparte es Lamine, que es el centro geométrico del debate. Que si entrena poco, que si viaja mucho, que si el club le ha dado las llaves del club, que si Mendes lo ve como una empresa, que si el Barça debe protegerlo más. La veda se ha abierto y Lamine, obviamente, sólo puede hablar en el campo.
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