Courtois, muro y talismán
Tras el Clásico, el Milan y Osasuna, Courtois se pone los guantes de nuevo. Se perdió por lesión el Clásico, el Milan y Osasuna. El Madrid no pierde con el belga bajo palos desde el 21 de mayo de 2023.
Courtois tiene los guantes listos para Butarque. Vuelve el muro. “El mejor del mundo”, en palabras de Carletto y de muchos. El talismán. Porque las tres derrotas del curso han llegado sin él: Lille, el Clásico y el Milan. No ha estado, de hecho, en los cuatro últimos pinchazos blancos (añadan el 4-2 del Atleti del curso pasado a la ecuación). Hay que mirar hasta el 21 de mayo de 2023 para encontrar un revés con Tibu bajo palos. El día del “¡has sido tú!” de Vinicius al aficionado que le había insultado racialmente (el Valencia tomó medidas y expulsó de por vida del club a los agresores verbales). Han pasado 552 días, ha superado una rotura de cruzado y volvió como se fue, en la cima. A tiempo para ser decisivo en la 15 y ser el sostén de un Madrid renqueante en el amanecer de la temporada. Ahora, superada la lesión y tras un parón energético, vuelve ante el Leganés. Y Ancelotti sonríe. Porque con Courtois todo es más fácil.
El de Bree fue capital en la remontada al Dortmund y sostuvo al Madrid cuando los alemanes olfateaban el tercero. Después ya llegaría el festival (de 0-2 a 5-2), pero sin el belga el repecho habría sido aún mayor. Un duelo que terminó en contratiempo para el guardameta. Sus molestias en aductor de la pierna izquierda le han hecho perderse los partidos contra el Barça, el Milan y Osasuna. Ha sido el segundo revés muscular de la campaña. Misma zona del anterior, que le hizo ausentarse, tras el derbi, ante Lille y Villarreal. Asuntos menores, aunque haya reincidencia. Se asume como algo natural después de superar la maldición del cruzado. Los tendones y los músculos de la pierna izquierda trabajan de una manera en la que no lo hacían antes y ello sobrecarga la zona. No preocupan internamente. Además, sus sensaciones durante el parón han sido inmejorables y lleva días tirándose, volando y ejercitándose con normalidad. Está preparado.
Butarque será el trampolín a Anfield. Para recuperar unas sensaciones inmejorables en lo individual. Y lo tangible acompaña a lo intangible. Con nueve victorias y tres empates en sus 12 partidos, sólo ha encajado 10 goles y, por contextualizar, gana el pulso a Lunin. Andriy, en cinco encuentros, ha recibido ocho tantos y ahí se encuadran las citadas tres derrotas blancas. El ucranio no ha tenido patinazos señalados, pero no ha logrado actuaciones como las que el curso pasado le llevaron a estar nominado al Yashin.
Y de postre, una ensalada de datos. No hay mayor respaldo para un portero que la estadística. En valores por 90 minutos, Courtois está por delante en paradas (2,29-2,18), paradas por tiros recibidos (75%-60%), paradas por tanto encajado (3-1,5), interceptaciones (1,53-1,27) o pases al último tercio (0,53-0,18). Además de tener un diferencial positivo entre goles encajados (0,76) y esperados (0,83). Lunin, por el contrario, recibe más (1,45) de lo que la métrica avanzada predice (1,2) y sólo supera a Tibu en aspectos como duelos aéreos ganados (0,55-0,38) y pases largos con éxito (2,91-1,53). La capa de los milagros se la ha quedado el belga.
En una temporada donde la defensa, amén del infortunio físico, ha dado muestras de endeblez; donde el centro del campo no encuentra un tempo que se retiró tras la Eurocopa y no logra suplantarlo por verticalidad bien entendida; y con un ataque aún en ensamblaje, salvado por un Vinicius dorado que está opacando a un Mbappé con más intención que olfato, Courtois ha sido la constante. Un clavo ardiendo. La certeza de un Madrid en duda. Contra el Leganés, el muro está de vuelta. Un muro de cuatro hojas.
Parones revitalizadores a pesar del acercamiento belga
Una de las claves de la excelente recuperación de Courtois tras la rotura de cruzado ha sido evitar la sobrecarga de partidos. Es decir, su ‘no’ a Bélgica. O mejor dicho, a Domenico Tedesco. “Después de mucha reflexión, he decidido no volver a la selección de Bélgica bajo su dirección. Mi falta de confianza en él no contribuiría a mantener el necesario ambiente de cordialidad. La Federación, con la que he mantenido varias conversaciones, acepta mi posición y las razones que me han llevado a esta decisión dolorosa pero coherente”, anunció el pasado 22 de agosto en sus redes. Tibu no juega un partido internacional desde el 17 de junio de 2023. Después llegó la fatídica lesión y, a su vuelta, su ausencia en la Eurocopa alineada por su nulo entendimiento con Tedesco, el seleccionador de los Red Devils. Todo ello provocó una decisión, hasta ahora, tajante.
El de Bree está utilizando las ventanas para ejercitarse en Valdebebas. Algo que ya identificó como positivo en la presentación de su documental, en plena batalla por el calendario y cuando la huelga de futbolista sonaba más fuerte que nunca: “En 2021 dije que la Nations League era demasiado y que no había que jugar. La gente se reía de mí y mira ahora. En la NBA juegan también muchos partidos, pero tienen meses de descanso. Yo descansé bien al no ir con la selección. Pero los que juegan Eurocopa o Copa América no tienen tiempo...”. Eso sí, desde la Federación han comenzado un acercamiento para tratar de limar asperezas. Hace un par de semanas, el nuevo director general de la federación belga, Peter Willems, se trasladó a Madrid para verse con Courtois. Una primera toma de contacto para conocer de primera mano la situación. De momento, Tibu se mantiene firme. Algo que beneficia al Madrid, que siempre mira los parones con recelo.
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