BARCELONA

Cincuenta años después de Cruyff

Hoy se cumple medio siglo de la llegada de Cruyff al Barcelona. Un fichaje que fue un culebrón que nada tiene que envidiar a los actuales.

EFE

El lunes 13 de agosto de 1973 en Ámsterdam Johan Cruyff firmaba su contrato para ser jugador del FC Barcelona en presencia del entrenador blaugrana Rinus Michels, de su suegro y representante Cor Coster, del gerente del club catalán, Armand Caraben y del presidente del Ajax, Jaap van Praag. Parecía que con esa firma se ponía el punto final a un culebrón que ya duraba tres años, pero que no acabaría ahí. Una historia que nada tiene que envidiar a seriales actuales como los casos de Mbappé, Kane, Neymar o Dembélé. Que sepan las nuevas generaciones, que esto de “los fichajes interminables” hace mucho tiempo que está inventado.

La historia del fichaje de Cruyff lo tiene todo: pugna con el Real Madrid, que daba por contratada a la estrella holandesa, un presidente como Van Praag que apareció como el villano de la película, un astuto ejecutivo catalán como Caraben que hizo valer estar casado con una holandesa, la rebeldía del jugador, que llegó a amenazar con retirarse del fútbol y no jugar el Mundial de Alemania si no le dejaban ir al Barça y una treta para poder pagar los 62 millones de pesetas haciendo pasar a Cruyff como ‘ganado semoviente’ (es decir, vaca o caballo).

La historia tiene su origen en la desastrosa participación española en el Mundial de Chile’62, donde a pesar de contar con asimilados de la talla de Di Stéfano, Puskas, Santamaría o Eulogio Martínez, España se la pegó. En consecuencia, la Federación Española decidió cerrar las fronteras del fútbol español a los extranjeros, decisión que pareció funcionar cuando España ganó la Eurocopa del 64, pero que ya se vio ineficaz en el fiasco del Mundial 66 y al no clasificarse para el Mundial 70 ni el del 74. En 1970 se empieza a hablar de reabrir las fronteras a los foráneos y Barça y Madrid echan sus redes en el mismo jugador: Johan Cruyff, la estrella del Ajax que estaba a punto de dominar Europa.

Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid llegó a un pacto con Jaap van Praag para fichar a Cruyff a espaldas del jugador, cosa que indignó a Johan. El Barcelona, en cambio, inició una tarea de seducción al jugador fichando primero a Vic Buckingham como entrenador (que lo había tenido en el Ajax) y luego a Michels. El gerente del club, Armand Caraben, casado con una holandesa fue la persona que interlocutaba con la estrella y le invitaba a venir a Barcelona. Cruyff decidió: o Barcelona o nada.

Y cuando Cruyff se ponía así, poco más se podía decir. Por mucho que Van Praag prefiriera que se fuera al Madrid, Johan amenazó con retirarse del fútbol o, en su defecto, no ir nunca más con la selección (el Mundial’74 estaba a las puertas) si no le dejaban ir al Barcelona.

Ese agosto del 73 fue de absoluta tensión. Cruyff se fue de vacaciones al Algarve bajo la amenaza de declararse en rebeldía, el Barcelona contactó con Gerd Müller, delantero del Bayern de Múnich, con el que llegó a hacer un precontrato por si Cruyff se iba al Madrid al tiempo que le decía a Milonguita Heredia, argentino que tenía cedido en el Oporto, que empezara a hacer las maletas.

El 9 de agosto, Armand Caraben recibió una llamada de Ámsterdam en su casa de veraneo en Calella de Palafrugell. Van Praag cedía, Cruyff ganaba y se firmaba el contrato con el Barcelona.

Cuatro días después, se firmaba el contrato, pero los problemas seguían. Primero, estaba la dificultad para pagar los 60 millones de pesetas del traspaso y luego estaba la oposición de Van Praag, que dolido por el desplante de Cruyff puso las cosas muy difíciles.

El tema del dinero no era menor. En 1973, en plena dictadura franquista, la trasmisión de divisas debía pasar por el control del IEME (Instituto de Moneda Extranjera) y los jugadores de fútbol no estaban en la legislación. La solución la encontró Manuel Ortínez, amigo personal del presidente Agustí Montal, que tuvo la idea de catalogar la transferencia como si fuera para comprar “ganado semoviente”, es decir, vacas o caballos. La treta coló ante la desesperación de Bernabéu, otro agraviado, que dijo la famosa frase de “nunca ficharé a un jugador que se hace pasar por una vaca”.

No acababan ahí los problemas. Jaap van Praag retuvo el transfer internacional de Cruyff y amenazó con no cederlo hasta 1974. Después de muchas negociaciones y presiones, la situación no se desbloqueó hasta octubre, por lo que Cruyff estuvo dos meses y medio sin poder jugar. Debutó finalmente el 28 de octubre ante el Granada con un Barça que estaba en puestos de descenso. Apareció el holandés y el Barça acabó ganando la Liga cinco jornadas antes del final. Y ya nada fue igual.

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