Cerci no olvida al Atlético

Alessio Cerci dejó poso en la afición del Atlético. Y no fue por su juego, porque fue un visto y no visto de rojiblanco. Apenas once partidos en sus dos etapas en el club y un estado físico y despliegue un defensivo que hacía imposible que un jugador así pudiese casar con Simeone.

Por poner en precedentes. Cerci llegaba al Atlético en el verano de 2014 después de una temporada fantástica en el Torino, donde anotó 13 goles y formó una espectacular dupla ofensiva con Ciro Immobile. Un verano con muchos cambios arriba después del título liguero y la disputa de la final de la Champions y con diferente rendimiento en las apuestas ofensivas por Griezmann, Mandzukic, Raúl Jiménez y Cerci. En el caso del italiano, pronto se vio que el cholismo no era su filosofía de vida.

Expulsado contra el Valencia, Cerci consiguió un gol en Champions contra el Malmö en una jugada donde dejó patente su tremenda zurda, estrellándose con el palo con un latigazo espectacular, y aprovechando el rechace para marcar. Pero, llegado enero, el Atlético le buscó una salida. El jugador quería regresar a su país y se abrió una oportunidad única: traer de vuelta a Fernando Torres desde el Milan a cambio de un intercambio de cesión de año y medio con Cerci. El italiano volvería al Atleti desde el Genoa en el verano de 2016 (el Milan le mandó allí en enero) para jugar sus últimos 43 minutos (en dos partidos) en el club. Para el recuerdo, un penalti señalado contra Osasuna donde la grada del Vicente Calderón pidió a gritos que lo tirase Cerci, que intentó recoger el balón de las manos de un Thomas que no se lo cedió (y falló).

Desde entonces, la carrera de Cerci nunca volvió a despuntar. Hellas Verona, Ankaragücü turco, la Salernitana de segunda división y el Arezzo de tercera han sido sus últimos equipos, sin llegar a jugar este 2021-22 para nadie. Pero, las redes sociales demuestran que Alessio Cerci no ha olvidado al Atlético. El italiano posó antes de jugar al pádel con su camiseta de entrenamiento del club rojiblanco de aquella temporada 2014-15, donde parecía que podía comerse el mundo. Mucha calidad en su zurda, pero una forma de entender el fútbol imposible de cuadrar con la de Simeone.