Carvajal vuelve a rugir

La “bestia” vuelve a rugir. Lo hizo en Valdebebas el viernes. Ahí, en la goleada fantasmal al Leganés, la mejor fotografía fue la del apretón de manos previo. Porque ahí estaba Carvajal. Sonriente y con brazalete. El que será suyo siempre que pise el césped (ya no está Modric). Y ante sus paisanos lo pisó con contundencia.

Las sensaciones fueron estupendas. Es la conclusión que sale con calzador de un duelo envuelto en secretismo. “Se le ha visto bien, y es un detalle importante”, añadió Miguel San Román, portero pepinero, en la SER. Nadie se atreve a descorchar el champán, pero ya se miran las botellas. El mensaje viene coloreado con esperanza. El rugido del capitán ya se escucha.

No fueron los primeros minutos desde el fatídico 5 de octubre. Sí los más reales, por carente de importancia que fuese el encuentro. Los que le acercan a la línea de meta. Ya no a volver, algo que ya hizo: redebutó en Estados Unidos (saltó al campo en el 71′, con todo decidido ante el PSG). Sino a hacerlo de verdad. A sentirse en condiciones de ir sumando minutos al máximo nivel, poco a poco.

Hasta competir, ese es el objetivo, la titularidad a Trent. No de manera indiscutible, algo quimérico con dos doses de nivel estelar, sino en las noches de tronío. El siguiente examen, este martes. En Innsbruck ante el Tirol. Ahí sí habrá cámaras (Real Madrid TV y La 1, 19:00 horas). Para escrutar el proceso de recuperación. Pequeños pasos para un futbolista, enormes para un guerrero. Para Carvajal.

No ha sido una recuperación sencilla. Una rotura del cruzado al uso nunca lo es. Menos si hay que añadir el ligamento colateral externo y el tendón poplíteo al triple infortunio. Hace 311 días de aquel grito. Cuando un 2-0 ante el Villarreal caminaba hacia el bocinazo final. Pero, en el 93′, quedó tiempo para la desgracia. Un mal choque contra Yeremy Pino congeló el Bernabéu.

Desde el minuto uno se respiró la desgracia. También lo hizo Carva. Ahí comenzó su rehabilitación. Consciente de que le quedaba un largo camino. La operación puso fechas. Entre ocho y diez meses. Van diez y siete días y no solo ha vuelto, sino que lo hizo en el Mundial. Y ante el Leganés, ilusionó. En el club insisten, guarden los fuegos artificiales. Pero la mecha la enciende el propio Carvajal. Su rendimiento, su esfuerzo.

Sin “miedo”

En su horizonte inmediato, calma. Ir añadiendo kilómetros a unas piernas que llevan demasiado tiempo sin hacerlos al máximo nivel. En el plazo medio, ahí sí, el pulso con Trent. Es así.

Tampoco lo esconde Carvajal. De manera sana, pero lo verbalizó: “¿Miedo? Habrá competencia, pero nunca hablaremos de miedo; seremos compañeros. La competencia refuerza a ambos, no me preocupa. Es algo que nos hará sacar nuestra mejor versión, que irá en pro del equipo”. Y la mejor versión de ambos es mucho.

Méritos

El Madrid todavía no conoce la de Trent, pero en Liverpool demostró ser uno de los mejores laterales derechos del mundo. Quizá el más diferencial en lo ofensivo, con una diestra de seda (23 goles y 92 asistencias en 354 partidos). Más centrocampista que defensa, en ocasiones. Por eso a Xabi, en necesidad de ‘cerebros’, entiende que contar con Trent es un plus incalculable.

¿Y Carvajal? Hasta la triple rotura, estaba al nivel más alto de su carrera. Cuarto en el último Balón de Oro, por delante de Haaland y Mbappé, por ejemplo. Seis goles y cinco asistencias con el Madrid en la 2023-24. Con el MVP de Wembley, cortesía de su gol en la final. Con gol y asistencia en la semifinal de la Supercopa de España (ante el Atleti) que también levantarían los blancos. Con el primer tanto de La Roja en una Europa donde Carva también tocó el cielo, curiosamente contra Trent. Mimbres, todos los del mundo, en realidad, por parte de ambos. Pero esa conversación será para más adelante. Por ahora, el rugido del capitán ya se escucha. Y eso es mucho.

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