Del Martínez Valero al José Zorrilla: el presidente del Elche y el presidente de la Federación de Peñas del Valladolid explican las dificultades de sostener un proyecto en la élite competitiva.

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Caer, levantarse y volver a soñar: así sobreviven los históricos del fútbol español

Andrés Pascual (Madrid, 2003) estudia el Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III. Apasionado de la comunicación deportiva desde pequeño. Se incorporó al Diario AS en 2025 como redactor de la sección de Especial Digitales, realiza stories y reportajes de fútbol.
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Nuestro fútbol no sólo se explica desde los clubes que acaparan portadas, ni desde las vitrinas repletas de trofeos del Real Madrid, Barça y Atlético. En paralelo a esa élite, existe un grupo de equipos que mantienen viva la esencia popular del fútbol, que encarnan una manera distinta de vivir la competición, y que representan un sentimiento para varias generaciones.

Son históricos que han aprendido a convivir con la montaña rusa de ascensos y descensos, que saben lo que es reinventarse año tras año, y que sostienen una identidad arraigada en la pasión de su gente.

Elche y el Real Valladolid son dos ejemplos vivos de esa realidad. Clubes que han conocido la gloria de Primera División durante años, y que han sufrido golpes de la siempre exigente categoría de plata del fútbol español.

Valladolid 13/4/2024. 35 jornada de la liga HYPERMOTION entre Real Valladolid CF - CD ELDENSE. afición del Valladolid Photogenic/Miguel Ángel Santos

Reinventarse tras cada caída

Pocas cosas duelen más que un descenso. No solo es perder la categoría, es el vértigo de no saber cuándo volverás. Lo resume con crudeza el presidente de la Federación de Peñas del Real Valladolid, Mario Puertas: “Lo más duro de un descenso es pensar, ¿y si no volvemos?”. Esa incertidumbre es una losa que no entienden los que están acostumbrados a fichajes millonarios y estructuras blindadas. Para clubes como el Valladolid o el Elche, cada caída obliga a reestructurar la estrategia deportiva, ajustar los recursos económicos y reconstruir la ilusión.

“Mira el Zaragoza, el Sporting, el Dépor o el Racing... Bajan, y luego cuesta una eternidad volver.”

Mario Puertas, presidente de la Federación de Peñas del Real Valladolid

En Elche lo saben bien. Tras la pesadilla del descenso administrativo que golpeó con fuerza a la entidad en 2015, el club consiguió volver a la cumbre del fútbol nacional cinco años después. Se mantuvo en Primera durante tres campañas desempañando un gran papel, pero la 22/23 devolvió al club a Segunda tras una temporada para el olvido.

Siempre prevemos todos los escenarios, tanto estando en Primera como en Segunda. Lo importante es programar bien y tener previsto que las cosas pueden torcerse”, comenta Joaquín Buitrago, presidente del club. Esta planificación “austera y pragmática” ha sido parte de la filosofía del club desde que superó el descenso administrativo y el concurso hace una década.

En Zorrilla también se sabe lo que es sufrir por unos colores. “El Valladolid es otra cosa, un club que ha disputado finales, ha jugado en Europa y siempre estuvo asentado en Primera. Verlo así duele mucho” dice Mario Puertas. Hasta hace apenas unas semanas ocupaba el 13º puesto en la clasificación histórica de la máxima categoría, pero Osasuna le ha arrebatado ese lugar. Han corrido mejores tiempos en Pucela, pero la gente no baja los brazos.

El difícil ecosistema de la Segunda División

La Segunda División española es un terreno pantanoso, imprevisible y durísimo. Sus 42 jornadas convierten cada temporada en una maratón donde el último puede vencer al primero. Lo resume bien el presidente del Elche: “La Segunda es espectacular, divertida, emocionante, pero el salto económico con la Primera es abismal. Estamos hablando de multiplicar un presupuesto por seis o siete”.

Este contraste genera una situación compleja: presupuestos ajustados, plantillas obligadas a renovarse con jugadores jóvenes o cedidos, y una presión constante por volver a la élite. Para los históricos, la Segunda División es una prueba constante de resiliencia. El Elche, tras quedarse a las puertas de regresar en su primer intento después del descenso de la 22/23, insistió en mantener la base de la plantilla y apostar por un entrenador valiente como Sarabia. De momento, le está saliendo de cine.

“Tenemos una afición muy agradecida; no nos exige subir a cualquier precio, nos exige compromiso.”

Joaquín Buitrago, presidente del Elche CF

En Valladolid, pese a vivir el descenso más doloroso de su historia, la afición no abandona: “El fútbol es irracionalidad pura, pasas de cero a cien en un segundo, y ahora la gente empieza a creer de nuevo”, dicen desde las Peñas. Con el cambio de propiedad, la afición siente que se están haciendo las cosas bien, y ese es el primer paso para volver.

Soplo de aire fresco también en la dirección deportiva. Hasta diez caras nuevas han aterrizado en el José Zorrilla para borrar lo sucedido el curso pasado. “La gente ha entendido que es otra cosa, va reseteando y creo estamos en otro punto completamente distinto. No estamos en un punto de euforia, pero tampoco estamos dentro de ese pesimismo”.

El Real Valladolid celebra un gol en la victoria por 3-1 frente a la UD Almería.PHOTOGENIC

Tiempo, paciencia y proyectos de futuro

¿Cómo se logra el asentamiento en Primera? Clubes como Osasuna o Getafe, lo han conseguido tras años de estabilidad. Joaquín Buitrago habla con claridad: “Yo creo que necesitas tres o cuatro años para consolidarte. No solo para tener una plantilla de Primera, sino para tener un fondo de armario”. Esa paciencia, sin embargo, choca con la urgencia del fútbol moderno, donde las inversiones buscan inmediatez.

Desde la directiva del Elche apuestan por una política de fichajes centrada en jugadores jóvenes con proyección y un gasto controlado. “No fichamos grandes estrellas, fichamos gente con futuro, con ganas de triunfar. Si tienes buen ojo, tres o cuatro de cada seis apuestas acaban por definir el proyecto”, explica su presidente.

La cantera es oro molido para producir talento en la ciudad alicantina, no hay mejor ejemplo que Rodrigo Mendoza, una de las sensaciones de este inicio liguero. ADN ilicitano, talento puro que hace disfrutar a los seguidores de LaLiga. Su buen hacer ya ha dado sus frutos, debutó con la Selección Sub-21 el pasado 9 de septiembre. “No nos da miedo meter joven, gente que tiene ganas de morder y de proyectarse”.

“El objetivo es construir un club sostenible que no dependa de las ventas ni de grandes fichajes, sino de los chavales de la cantera.”

Joaquín Buitrago, presidente del Elche CF

El proyecto de Christian Bragarnik carbura a las mil maravillas en su vuelta a la máxima categoría del fútbol español, la gente tenía muchas ganas de ver a su Elche de vuelta en Primera. Los aficionados sonríen con la ilusión de un niño. “Por primera vez en la historia, el Martínez Valero se ha quedado pequeño” dice orgulloso Monserrate Hernández, jefe de comunicación y marketing. Alrededor de 27.000 abonados franjiverdes abarrotan las gradas del estadio cada fin de semana. El cartel de “lleno”, se ha convertido en tónica habitual.

ELCHE (ALICANTE), 18/08/2025.- Un aficionado del Elche durante un encuentro correspondiente a la primera jornada de LaLiga EA Sports disputado este lunes entre el Elche y el Real Betis en el estadio Martínez Valero de Elche (Alicante). EFE/ Pablo Miranzo Pablo Miranzo

El peso de la historia y el arraigo popular

A diferencia de los grandes, cuyo éxito se mide casi exclusivamente en títulos, para estos clubes la verdadera grandeza está en el vínculo con su gente. La fuerza de esa identidad se refleja en los momentos más duros. En el año posterior a uno de los descensos más traumáticos de su historia, el Valladolid ha batido récord de abonados en Segunda División. Un hecho que confirma lo que repiten muchos aficionados, el sentimiento no depende de la categoría.

El José Zorrilla o el Martínez Valero se llenan de historias de generaciones que han crecido en las gradas, y que sienten el club como parte de su vida cotidiana muy por encima de los resultados.

Este arraigo también se percibe en el estrecho vínculo que une al aficionado con el club. La batalla por recuperar el escudo del Valladolid fue una muestra de ello. “No puedes cambiar el escudo de un club sin consultarlo, es uno de los pilares básicos del sentimiento de un aficionado”, recuerda Mario Puertas. Para él, que lo lleva tatuado, aquel día fue como cerrar una herida personal. Lo describe como su mayor victoria como presidente de Las Peñas. La identidad de estos clubes es un terreno sagrado.

“Sentí que me habían arrebatado algo mío; devolver ese escudo era una cuestión personal.”

Mario Puertas, presidente de la Federación de Peñas del Real Valladolid

Equipos como el Elche o el Real Valladolid recuerdan el valor de lo cotidiano. El de llenar un estadio un domingo cualquiera, el de ver jugar al equipo de tu tierra, el de mantener vivo un escudo que lleva grabado en la piel años y años...

Ellos son la representación de un fútbol distinto, más cercano, más puro. Y quizás ahí, en esa lucha silenciosa lejos de los focos, reside la verdadera esencia del deporte rey en nuestro país.

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