Bryan Gil deja herido de muerte al Espanyol de Manolo González

Que el Espanyol está herido de muerte no es ninguna sorpresa, pero el bochorno sufrido en Montilivi es de época. De aquellos que marcan, o debería hacerlo, un antes y un después. El Girona destrozó al bloque perico endosándole un 4-0 en los primeros 27 minutos y no es por quitarle mérito al bloque de Míchel, que lo tuvo y mucho, pero es que los pericos fueron un desastre. Ni un pase bien, nula presión al rival y cero amor propio ni por el escudo. Ni el gol de Puado, en la segunda mitad para dejar el 4-1 en el marcador, escondió las miserias. Imposible.

Si Manolo González, que queda tocadísimo tras este partido (no tardarán en aparecer nombres de sustitutos como el de Sergio González), tenía un plan de partido, a los segundos se le hundió. Miovski puso en vuelo a Bryan Gil y, éste, cinco días después de marcar con España, superó con un tiro cruzado a Joan García. Solo se llevaban cuatro minutos de partido, aunque uno real de juego porque a los pocos instantes del inicio se detuvo porque tuvo que ser atendido por las emergencias médicas. El 1-0 ya hizo intuir un festival rojiblanco, pero es que ni los más optimistas. La maquinaria de Míchel fue acelerando liderado por un Bryan Gil espectacular. El jugador de 23 años cedido por el Tottenham (tiene contrato hasta 2026 con la entidad inglesa) jugó, y se gustó, con la banda derecha del Espanyol, formada por Tejero y Omar El Hilali. De Bryan Gil fueron las dos asistencias a Miovski para que el de Macedonia del Norte se estrenase como goleador, por fin, en Liga y, en el minuto 21, pusiese a volar a Montilivi.

Los cerca de 400 aficionados del Espanyol no tardaron en cantar “jugadores mercenarios” y es que la vergüenza perica fue absoluta. Muchos hinchas fueron abandonando el estadio muy decepcionados y es que ya tuvieron suficiente (al final del encuentro solo quedarían 50). Pero si en el sótano del fracaso siempre hay un planta más, esta llegó con el 4-0. Van de Beek peinó un córner al segundo palo y ahí apareció Krejci para rematar a Joan García. El resultado plasmó el “meneo”, como se escuchó en Montilivi, del Girona al Espanyol y empezó la ola. Incluso gritos de “a Segunda” mientras algunos aficionados pericos abandonaron el estadio.

Tras el descanso, Manolo González solo movió el banquillo para quitar al amonestado Carlos Romero. El resto, los mismos para aguantar el chaparrón. El Girona siguió a lo suyo y por centímetros se le escapó el hat-trick a Miovski. Tras ello solo quedó descontar los minutos hasta el final del partido porque las pulsaciones bajaron de manera considerable. Puado intentó hacer saltar la chispa y dar algo de pulso al Espanyol con el 4-1, pero fue imposible levantarse de la nada.

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