Borja vuelve al rescate

El Celta se está abonando al empate a uno (lleva cuatro consecutivos) y a que Borja Iglesias aparezca cuando suena la bocina. Si hace 15 días rescató un punto ante el Villarreal en la última jugada, esta vez volvió a marcar en el descuento para sumar otro punto al casillero celeste. El Panda batió a Gazzaniga desde los once metros y caro le costó, porque el argentino estuvo a punto de poner la guinda a su gran tarde con una parada heroica. Pero al Girona, como al Celta, se le resiste la primera victoria esta temporada.

Y eso que los de Míchel golpearon enseguida. Lo hizo el debutante Vanat, que puso en la red el primer balón que tocó. El ucraniano recibió la asistencia de Iván Martín y solo necesitó dos toques, uno para acomodarse y otro para rematar, para mostrar su carta de presentación. A pesar de la ventaja, Míchel se desgañitaba en la banda, no le gustaba lo que estaba viendo. Porque el Celta empezó a dominar, comenzó a vivir cada vez más cerca de Gazzaniga. El meta argentino, todavía sin olvidar la primera jornada y con Livakovic al acecho, se resarció a base de paradas. La primera del recital llegó al filo del descanso, cuando despejó un punterazo de Jutglà con muy mala baba.

El acoso celeste continuó en la segunda parte y Gazzaniga tuvo que volver a cerrarle la puerta a Jutglà nada más volver del vestuario. Vanat estuvo a punto de calcar lo de la primera parte pero esta vez Radu pudo detener su disparo. El meta rumano del Celta tuvo que volver a entrar en acción poco después para desbaratar el intento de Portu. Fue un impás en el asedio céltico, que volvió a la carga con más fuerza en el tramo final. Gazzaniga se puso otra vez la capa de héroe para impedir el empate de Mingueza. Starfelt y Moriba estuvieron también muy cerca del 1-1, pero sus remates se marcharon ligeramente desviados.

Cuando Balaídos ya parecía resignado a la derrota, apareció un regalo en forma de penalti. Blind cometió una imprudencia que no refleja su experiencia. Quiso despejar con tanta vehemencia que lo que hizo fue darle una patada a Javi Rueda, más rápido que el neerlandés en el balón dividido. Gazzaniga sacó todos los trucos para influir mentalmente en Borja Iglesias antes del lanzamiento, pero el Panda no dudó, chutó con potencia a la escuadra, adonde es imposible llegar. El Celta encontró el premio cuando ya no contaba con ello, aunque el punto se antoja insuficiente. El Girona, que tuvo el primer triunfo en sus manos, se lleva un empate cruel.

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