Bongonda baila en la locura

El Cádiz toma aire tras sorprender a un Betis dañado por las expulsiones de Canales y Ruibal en un duelo repleto de locura. Bajo el liderazgo de un diferencial Theo Bongonda, el equipo de Sergio aprovechó los nervios del equipo verdiblanco cuando Canales se marchó del campo pasada la media hora por considerar Cuadra Fernández que había derribado a Sobrino siendo el último defensor. Esa polémica expulsión del cántabro, el día en que había recibido la cautelar, dejó tan tocado al Betis que el Cádiz se paseó por el Villamarín con el extremo belga como líder. Un penalti anotado por Alcaraz y un tanto del incisivo Chris Ramos hicieron lo demás. Aire para el Cádiz en su lucha por la permanencia. Revés para el Betis en ese sueño de Champions que se aleja.

Pellegrini le entregó las llaves de su esquema a Canales y sus mandos quedaron reflejados desde el inicio. Escorado en esa zona derecha, trató de aliarse con Rodri y con Ayoze a través de la asociación. El Betis pausó y aceleró sus ataques como aviso. El Cádiz esperó y estiró sus alas con Guardiola y Chris Ramos al acecho. Expuso pronto sus premisas el equipo de Sergio con una recuperación de Sobrino ante Ruibal que terminó con Rui Silva estirando una mano ante el buen disparo de Bongonda. La búsqueda del error estaba en escena. Y la intensidad es innegociable en este Cádiz.

Mientras Borja Iglesias luchaba cada lance con Fali, Rodri trataba de aparecer en tres cuartos. Buscó socios en cada salida y en una de sus diagonales encontró la pared de Borja para terminar la acción con un disparo desviado. Más clara fue la ocasión de Miranda, que cabeceó fuera un centro preciso de Canales tras una conducción brillante de Ayoze en el carril del diez. Le faltaba más fútbol al Betis y le sobraba orden al Cádiz. Pero la invitación a la locura llegó tras la media hora: Sobrino volvió a anticiparse en la presión obligando a Canales a cortar su paso cuando por delante aparecía un camino hacia Rui Silva. Roja al cántabro. Manos a la cabeza de sus compañeros y nueva decepción para el jugador, que ni protestó. Edgar aparecía al acecho de esa diagonal de Sobrino, pero el VAR no varió el juicio de Cuadra Fernández.

Esa polémica roja, incomprendida para Pellegrini, trastocó todos los planes. Los del Betis y los del Cádiz. Sobrino tardó poco en lanzar un centro al área que encontró un remate algo desviado de Chris Ramos. Bongonda ya era una pesadilla entre espacios. Encaraba siempre y sus diagonales amenazaban la toma de riesgos del equipo verdiblanco. Pellegrini varió su plan al descanso. Luiz Henrique sustituyó a Borja Iglesias y el Cádiz comprendió que debía arriesgar más. Por mucho que no le gustara.

Y Bongonda seguía siendo el gran agitador. Él ponía fútbol cuando cada falta suponía una protesta. Otra de sus diagonales encontró la falta de William Carvalho al borde del área en lo que fue la antesala del golpe del Cádiz. Él mismo la ejecutó contra la mano perdida de Miranda. Alcaraz no erró desde los once metros y el Betis sintió que no estaba ante la película que había previsto. Tiró de ímpetu, forzó un saque de esquina y su consecuencia fue definitiva. Un error de Ruibal invitó a Bongonda a una carrera infinita a campo abierto. Llegó hasta Rui Silva y regaló el tanto a Chris Ramos. Un golpe definitivo para el Betis.

El Betis vivió minutos de nervios. Ruibal golpeó a Fali y vio otra roja mientras Pellegrini revolucionaba con cambios para evitar que la locura convirtiera el caos en destrucción. El brasileño Abner tuvo una clara opción tras otra magistral acción de Ayoze, pero erró cuando tenía todo de cara ante Gil. Ahí se detuvo la esperanza verdiblanca pese a que había mucho tiempo por delante. Bongonda seguía bailando sobre el césped del Villamarín. Lo hizo hasta el final. Dirigiendo una orquesta que funcionó desde que Cuadra Fernández expulsó a Canales y descuadró el plan de Pellegrini. Las ansias de Champions de los verdiblancos quedan minimizadas y su batalla arbitral despliega más alas. Las del Cádiz, mientras, se agarran a Primera.