Bomba de oxígeno ‘made in’ Darder

Agonizaba el partido cuando Sergi Darder, siempre él en los últimos tiempos, se sacó un latigazo en el minuto 91 para darle al Espanyol un balón de oxígeno. Un triunfo que aparca la crisis perica y que mantiene al Elche en su pesadilla eterna, hundido en la tabla y con cada vez menos fuerza moral para levantarse. Besos al brazalete, golpes al escudo y mirada al cielo del Martínez Valero, donde sus seguidores festejaron uno de esos triunfos que se recuerdan camino de una permanencia. En el otro costado, un equipo hundido, desencajado y con lágrimas en los ojos porque la suerte siempre le esquiva. En esta ocasión, Pacheco, que llegó para dar puntos y alegrías en el último suspiro del mercado, y la falta de puntería condenaron al equipo de Machín. Al Elche siempre le pasa algo y nunca es bueno.

Poco tardaron Elche y Espanyol en demostrar los motivos que les han llevado a meterse en la zona roja. El drama franjiverde es conocido por todos, pero en el conjunto perico ya empezaba a verse cierta psicosis por su defensa. La falta de efectivos y las ocasiones concedidas tenían a Diego Martínez en alerta. Pocos equipos le dieron tantas facilidades al Elche como lo hizo el Espanyol en la primera parte. La fragilidad defensiva en el equipo de Machín se presupone. No en el conjunto catalán.

El marcador no se movió en el primer acto porque Pacheco y Edgar estuvieron acertados y porque a ambos les faltó puntería. Puado dio el primer aviso con un disparo al lateral de la red. Braithwaite también probó con un tiro lejano y eso le obligó a Edgar a hacer una buena parada. El Elche respondió con un remate de cabeza de Mascarell que le sacó Pacheco y otro de Ponce, que se marchó fuera por poco. Precisamente, el argentino tuvo un mano ante Pacheco pero no acertó tras ganarle la partida a Gragera, parche de emergencia en la maltrecha zaga perica. Por parte del Espanyol, Denis Suárez tuvo la más clara después de una larga jugada de Braithwaite que sacó Roco en la misma línea. Palacios cerró el carrusel de ocasiones del primer acto con un disparo a las manos de Pacheco.

El segundo acto fue más cerrado, sin tantas autopistas hacia la portería del rival. Puado y Gumbau desempolvaron los guantes de Edgar y Pacheco. Ponce mandó un balón a las nubes y ahí, como si estuviese pactado, pareció que Elche y Espanyol firmaban un paco de no agresión, al menos en cuanto a generar ocasión. La expulsión de Carmona, a falta de diez minutos, le dio al Espanyol el último impulso para ir a por el partido. Y ahí, apareció Darder, el escudo perico para firmar un triunfo balsámico y casi la sentencia de muerte del Elche