Bellingham, un crack de perfil bajo
Pese a la condición de gran fichaje con la que ha aterrizado en Madrid, el joven talento inglés colecciona gestos que evidencian sus ganas de seguir aprendiendo.
Tiene 19 años y todos los focos sobre su cabeza. Se han peleado por él clubes de media Europa, le ha costado al Madrid 103 millones de euros y su popularidad crece como la espuma. Jude Bellingham hace tiempo que entró en la categoría de crack, tanto por lo estrictamente deportivo como por aquello que acontece fuera del verde. Va camino de convertirse, si no lo es ya, en uno de los mayores embajadores de Inglaterra en el mundo y ha conseguido que el club de su infancia (el Birmingham) retire el dorsal con el que dio sus primeros pasos en el fútbol profesional. Su lista de méritos es extensa. Sin embargo, su manera de gestionarlos es rara avis para un jugador de su juventud. Lejos del ego y la soberbia, el joven británico acostumbra a un perfil bajo que en sus primeras semanas de blanco ha mantenido.
Lo puso en evidencia quien fuera su primer entrenador en el equipo inglés, Pep Clotet, en declaraciones a este diario. En enero de 2020, cuando los grandes de Inglaterra le querían, cuando Birmingham se le empezaba a quedar pequeño, cuando el United le citó en Mánchester para tentarle… Bellingham antepuso su palabra a los cantos de sirena, aún con una vuelta por delante. “Toda Inglaterra y media Europa estaba detrás suya, pero nunca tuve que hablar de ello con él. Estaba centrado en el trabajo. Me dijo que sólo pensaba en ayudar al equipo”, desveló Clotet. Según el actual técnico del Torpedo Moscú, la clave está en quienes le rodean: “Pertenece a una familia de fútbol, de tener los pies en el suelo. Siempre estuvo muy protegido por ese entorno familiar de todo el tema mediático”.
Las lágrimas de su padre en el primer día de Bellingham de blanco dieron muestra de ello, pero aún más la actitud que mostró el jugador. A sus 19 años, impresionó en el seno de la entidad de Chamartín la personalidad y madurez de las que hizo gala en su presentación. En concreto, dos detalles. El primero, su agradecimiento público a Vallejo (también lo hizo en privado) por cederle el dorsal número 5. El segundo, su predisposición a absorber lo máximo posible de los mayores. Como si de un canterano se tratase. Aunque por edad pudiese serlo. “Jugar con Modric y Kroos es una experiencia impagable para mi carrera. Voy a pegarme a ellos las primeras semanas, espero que no les moleste”, comentó en rueda de prensa.
El idioma, primer objetivo
Su talante tiene enamorada a la dirección deportiva del club, que ya se frota las manos pensando en lo que puede aportar. El inglés también sabe de su potencial. Por ello, desde el minuto 1 en que llegó ha puesto todo de su parte para que este aflore lo antes posible. Empezando por el idioma. Bellingham ya estudia español. Lo hace, según él mismo afirmó en una charla con PA Media, “viendo entrevistas en televisión o con una aplicación…”. Su caso contrasta con el de otros futbolistas de habla inglesa que tardaron años en chapurrear algo en castellano. Entre ellos, Beckam o el propio Bale.
También gusta de puertas para adentro su conocimiento del club. Lo demostró en un challenge grabado por el departamento de comunicación en el que tan solo falló una pregunta de todas las que le formularon. Los jugadores que marcaron en la final de 2017, el lugar donde celebran los títulos los aficionados blancos, los jugadores ingleses que vistieron la camiseta del Real Madrid… El británico acertó casi todas. Precisamente de ellos, de sus compatriotas, ha manifestado igualmente querer recibir consejos. Ya lo hizo con Beckham y quiere repetir con McManaman, Owen y Woodgate (Cunningham falleció en 1989). Una predisposición al trabajo y unas ganas continuas de crecer a partir del aprendizaje que ilusionan sobremanera en Chamartín. Ya es uno de los mejores jugadores del mundo, pero él sigue con su hoja de ruta. Bellingham es un crack de perfil bajo.