ATLÉTICO DE MADRID | AZPILICUETA
Azpilicueta: “Trato de ayudar a los jóvenes a que entiendan el fútbol y el Atleti”
César Azpilicueta (34 años) llegó la 2023-24 al Atlético para hacerse un activo del club por rendimiento, polivalencia y valores. Atiende a AS para valorar el curso que se presenta.
Hay algo en César Azpilicueta (Zizur Mayor, Navarra, 1989; 34 años) que llamó la atención desde su primer día en el Atleti: tratar a cada canterano por su nombre, transmitiéndoles seguridad, él estaba detrás como red. Desde Osasuna, en 2010 se fue a Marsella para iniciar una aventura fuera que le llevó al Chelsea (2012-2023), donde como capitán levantó la Champions. Viejo deseo del Cholo, llegó hace un año al Atleti, donde destacó por su rendir en el campo, siempre disponible, dónde fuera, y el vestuario. Es de los que cohesionan. Da gusto escucharle. De su vida y carrera, sus valores. Y deseos. Como ese: un título de rojiblanco.
¿Quién fue la primera persona a la que llamó tras el triunfo de la Selección en la Euro?
A Álvaro (Morata). Mandé mensajes a muchos compañeros y gente del staff. Qué alegría.
Usted estaba en ese grupo.
Sí, y sabemos lo que cuesta. Yo he estado en muchos torneos y no he tenido la alegría de ganar un título con la Selección, que todo el mundo lo desea. Y ver a toda esa gente que ha trabajado muy duro, que en la clasificación pasaron momentos difíciles, tiene mucho mérito. Y es muy merecido.
¿Qué supone el adiós de Morata para el vestuario del Atleti?
Álvaro ha sido compañero mío en el Chelsea, la Selección, el Atleti... Siempre dispuesto a ayudar a todo el mundo, a los chavales, siempre con una sonrisa. Estamos tristes porque se va un jugador muy importante en el equipo. Desearle lo mejor.
A veces es difícil abstraerse en las redes de la crítica, la presión… ¿Se olvida que los futbolistas son personas?
Cada uno tiene una manera de gestionarlo. Hay quien está más, otros menos. Es muy difícil ponerse en la piel de cada uno y por eso es importante conocerse a uno mismo y llevarlo de la mejor manera posible, pero claro que somos personas. A veces cuando te ve gente por la calle, hasta se extraña. Te dice: “Joe, eres una persona más...”. Luego tienes un trabajo diferente.
Le renovó el Atleti un año más, hasta 2025. ¿Tuvo dudas de que pudiera producirse?
Cuando me lesioné no había cumplido el número de partidos para la renovación. Lógicamente no sabes si vas a volver antes de tiempo o no, pero desde el primer día en el club me transmitieron la confianza de que no me preocupase por esa situación, que me querían la temporada siguiente. Y ninguna duda. A partir de ahí la recuperación fue muy bien, después ha sido cuando mejor me encontré en el Atleti. Esta temporada la afronto con mucha ilusión. Cuando llegué tenía la ambición e ilusión de ganar títulos con el Atleti. El año pasado no lo conseguimos y este tengo aún más ganas.
En un Atleti que busca la regeneración, usted es un veterano que suma y cohesiona.
En los futbolistas al final la edad es relativa y, lo que importa, es tratar de ayudar a esa gente joven a entender qué es el fútbol, el Atlético. A que cada día intenten mejorar, al respeto y ese tipo de valores que, durante toda su carrera, van a poder aplicar.
La pretemporada pasada, llegó y conocía el nombre de todos los canteranos que la hicieron con el primer equipo. Cosa atípica. ¿Los pidió antes?
No pedí una lista, pero cuando estás en el viaje, o entrenando, y vas viendo mil veces que sube un chico nuevo, preguntas a quien te pueda decir su nombre. O a él directamente. A ellos es algo que les ayuda. No les dices: “Eeeh”. No. Le puedes llamar por su nombre.
En Tajonar ya era así.
Sí. Me gusta saber el nombre de las personas. En el Chelsea trataba de saber todos. Y aquí.
En el Chelsea era capitán y eso ya no abandona al hombre.
Mi forma de ser es la que es. De intentar ayudar. A los jóvenes, al staff, a quien sea... Que soy así, vamos (ríe).
¿Sus padres a qué se dedicaban? ¿Había referentes del fútbol en la familia?
No, no. Mi padre era pintor y mi madre, profesora. Mi hermano mayor sí llegó a Segunda B. Yo jugaba en el colegio, con mis amigos, empecé con seis años.
¿Probó algún otro deporte?
Baloncesto. Hubo una época que los combiné y, ya, de once para doce, empecé en Osasuna, hasta que me fui.
Con 20. A Francia. ¿Cómo era entonces salir fuera?
No fue fácil. Siempre había vivido en casa de mis padres y tomé la decisión. Vino Adriana, hoy mi mujer, conmigo a Marsella. Los dos. Una aventura nueva. Que te encuentras en otro país, aunque los dos hablábamos francés... Es importante para el desarrollo personal salir de tu entorno. De Pamplona, Osasuna.
Había entonces pocos futbolistas españoles que hubiesen jugado en la liga francesa.
Entonces muy pocos, sí.
¿A quién le pidió consejo?
Justo coincidí con Fernando Morientes, que se marchaba del Olympique de Marsella. Deschamps era el entrenador. Me quería, llegaron a un acuerdo con Osasuna y me lancé. Tenía esas ganas de probar la Champions. Osasuna es mi casa, yo era un jugador de cantera. Entras con doce años, debuté con diecisiete... Tomar esa decisión fue complicada, pero creímos, tanto Osasuna aceptando la oferta, como yo personalmente, que era la mejor opción.
¿Ya se oía de Mbappé?
No, no. ¡Tenía diez años! (ríe).
Usted se enfrentó a él en la final de la Nations League de 2021, ¿cómo se le defiende?
Es un jugador muy potente. Al final tienes que defender como equipo, está claro, pero individualmente, en los duelos has de ser fuerte. Es potente y al espacio hace mucho daño, de los que te exigen al máximo.
¿Cómo veía al Cholo y al Atleti cuando eran rivales?
Los he sufrido… Me acuerdo del primer partido como jugador del Chelsea, la Supercopa de Mónaco, que perdimos. La segunda vez que jugamos contra ellos fue la semifinal de la Champions en 2014, que perdimos también en Stamford Bridge. Y luego ya nos enfrentamos una tercera vez en el primer partido del Metropolitano de Champions, con el Chelsea, que nos tocó a nosotros ganar. Siempre ha sido un equipo rocoso.
La intensidad.
Un equipo muy difícil, que competía muchísimo, con jugadores de calidad. También ha ido evolucionando. Desde que empezó el míster a ahora han pasado muchísimos jugadores.
¿Quién le imponía más?
Filipe Luis. Y Arda Turan, que era los que tenía enfrente. Y aunque yo no jugué la Supercopa, sí estuve en el Calderón la ida de semis de Champions y la vuelta en Stamford Bridge y eran muy difíciles de cubrir.
¿Cuántas veces le llamó Simeone para ficharle cuando estaba en el Chelsea?
Pues la del año pasado.
¿No hubo antes?
No. Cuando estaba en el Chelsea, el Chelsea era mi prioridad, yo estaba feliz allí, y no pensaba en otra cosa.
Ya, pero que le dijeran: el Atlético le quiere.
El año pasado.
Usted era centrocampista.
¡Era delantero en la cantera! Hasta que debuté de extremo derecho y, de hecho, jugué el primer partido de la 2007-08 de extremo izquierdo en San Mamés con Osasuna. Luego no jugaba tanto hasta que, un día, el Cuco Ziganda, que era el entrenador de Osasuna, me dijo: “Voy a probarte en este amistoso de lateral derecho”. Y yo no lo vi como: “Buah, me está quitando de mi puesto”. Al revés. Dije: “Tengo una nueva oportunidad de ser mejor”. Y tengo que agradecerle mucho porque al principio no lo hacía del todo bien (se ríe, franco), pero él confiaba. Y entre su confianza de que yo podía hacerlo bien ahí, y que yo también iba aprendiendo lo máximo que podía, y mejorando de forma rápida, porque esto del fútbol ya sabes que no hay mucho tiempo, conseguí mejorar.
¿Cómo hay que tener la cabeza para saber cambiar de posición de forma efectiva y rápida?
He tenido muchos entrenadores y a veces he jugado en defensa de cuatro, por la derecha, por la izquierda, de tercer central, de carrilero. Y lo he visto como una nueva oportunidad, algo positivo, no negativo. De conocer jugadores que juegan cerca de ti y que puedes mejorar, establecer una relación de pases, de entender...
¿Qué le pide Simeone?
Lo mínimo: dar el máximo de cada uno y a partir de ahí desde lo individual ayudar a lo colectivo. Como defensa hacerlo lo mejor posible donde me toque, y desde ahí, intentar crear juego para el resto.
Usted estudiaba Empresariales cuando se fue a Francia. Y tiene un título de Harvard.
Me saqué un MBA en la Universidad de Irlanda, dos años. Lo de Harvard fueron allí cuatro días.
No habría muchos futbolistas.
No, no había. Futbolistas no.
¿Qué importante para un futbolista es tener un plan B?
Siempre me ha gustado estudiar. Primero el fútbol, así es la vida, se acaba. Ojalá que sea lo más tarde posible, pero esa es una realidad: no es una profesión que puedas ejercer hasta que tengas 70 años.
¿Le vacilan mucho con lo del vino Azpilicueta?
Recibo muchas fotos, sí (ríe).
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