Aspas y Swedberg lideran la revolución

La tarde empezó con muy mala pata para el Celta, que veía como Mihailo Ristic se lesionaba en el calentamiento y tenía que marcharse a la grada. El calvario del serbio con las lesiones es interminable. Tras lesionarse a los nueve minutos en el primer amistoso de pretemporada frente al Benfica, veía la luz con su titularidad en el primer partido de Liga, pero de nuevo sufre otro mazazo. En su lugar entró Mingueza, cuya suplencia inicial era la principal noticia.

La cita continuó en negro para el Celta, que a los seis minutos veía como su capitán era expulsado. Aspas se libró de la roja gracias al VAR, pero jugó con fuego demasiado pronto. El alivio de la no expulsión del moañés tampoco reactivó al equipo vigués, aplatanado en sus ideas. Por contra, el Alavés tenía muy claro qué hacer en cada jugada. Ordenados atrás, directos en ataque. Y así alcanzaron el gol. Un centro de Antonio Blanco, al que le dejaron espacio y tiempo hasta para fumarse un cigarro, fue aprovechado por Kike García, quien martilleó el balón a la red. El punta manchego le ganó la partida a un descolocado Carlos Domínguez para sentenciar a Villar de un certero cabezazo.

La tarde no mejoró para el Celta al filo del descanso, cuando el nuevo fuera de juego semiautomático anuló un gol de Aspas. La cuestión fue más milimétrica que nunca. Y es que la uña del dedo gordo de Douvikas era la única parte de su cuerpo que se encontraba en posición ilegal. Suficiente para anular el tanto. Esa jugada fue la única vez que el Celta encontró algo de inspiración a través de la conexión entre Mingueza, Bamba, Douvikas y Aspas, que fusiló a la red. Lo celebró todo Balaídos, pero la alegría duró el tiempo que tardó el VAR en revisar la jugada.

El guion cambió cuando Williot Swedberg apareció en escena. La calidad, el desparpajo y la efectividad del sueco reanimó a un Celta que había sido incapaz en la primera parte. Sivera mantuvo en pie al Alavés en dos acciones claras, en la primera a cabezazo de Aspas a bocajarro y en la segunda en una falta directa lanzada por Mingueza que desvió Diarra. A la tercera fue la vencida para el Celta, con un golazo espectacular de Swedberg, que marcó con el exterior al más puro estilo Quaresma.

El gol no tiró a la lona al Alavés, más bien al contrario. Los babazorros se repusieron rápido y tuvieron varias acciones para el 1-2. Pudo marcar Kike tras un centro de Rioja. Pudo anotar Novoa de espuela para culminar una jugada Maradoniana. Pudo mojar Stoichkov en un fallo de Jailson, pero se encontró con la bota del debutante Javi Rodríguez. Y pudo ver puerta Villalibre en un mano a mano con Villar. Pero al final el que se llevó la mano al escudo fue el de siempre: Iago Aspas. Casi dos horas después de subirle la fiebre al ver cómo el árbitro le mostraba la roja, mostró su sangre más fría para batir a Sivera tras un gran paso de Swedberg. El sueco revolucionó el partido, el moañés ejerció de líder y el Celta vuelve a ganar en la primera jornada diez años después.

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