Aspas es infinito

“Tendrá 50 años y seguirá salvando al Celta”, me escribió un amigo al acabar el partido. Esa es la auténtica realidad del Celta y de Iago Aspas. Lleva 501 partidos, tiene 37 años, pero sigue como el primer día, obrando milagros que nadie espera. Esta vez fue ante el Girona, un equipo de Champions que estaba ganando en Balaídos y tenía atenazado a los célticos. Pero al genio de Moaña le da igual el contexto y el adversario, siempre tiene un truco preparado para salir de cualquier laberinto. Esta vez empató el partido con su zurda, culminando una jugada que había inventando él, dejando a los de Michel boquiabiertos ante semejante despliegue de calidad. Es inmortal. Es infinito. Es Iago Aspas Juncal.

El partido empezó con un ritmo frenético por ambos bandos. Avisó Carlos Domínguez de cabeza en el primer minuto, respondieron Yangel Herrera y Abel Ruiz con dos remates dentro del área antes del minuto 5. El peligro iba por barrios, el dominio era alterno. No había un monopolio, sino que Celta y Girona se repartían sus momentos. Pero fue el Girona quien mejor lo aprovechó, con un buen gol de Yangel Herrera al filo del descanso. El venezolano se impuso de cabeza dentro del área tras un gran centro de Blind para adelantar a los gerundenses en el marcador.

Las lesiones de Oriol Romeu al cuarto de hora y de Blind al inicio de la segunda parte trastocaron el plan de Michel, aunque se repusieron muy bien. Iván Martín tomó el mando en el centro del campo, haciéndose cada vez más grande y empequeñeciendo a un Celta que no encontraba su sitio. Los vigueses estaban totalmente desnortados, cero inspirados en los metros finales para dar ese último pase. Hasta que entró Iago Aspas y cambió él solo el guion. De repente, el Celta empezó a encontrar vías que no existían y empezó a amenazar con llegadas al área rival.

Contestó Michel desde el banquillo con un triple cambio que asentó de nuevo al Girona en el campo, bloqueó el efecto Aspas y parecía la solución definitiva para acabar con la racha de cuatro partidos sin ganar. El problema es que con Aspas nunca hay una solución definitiva. El moañés se inventó un pase imposible en el peor momento, lanzando a Hugo Álvarez desde el centro del campo cual quarterback y corriendo al área para finalizar como si fuera Jon Rahm, con un putt a la red para conseguir su habitual birdie.

Tras el empate, el Celta se lanzó a por la victoria y estuvo cerca de conseguirla en un remate de Swedberg. El derechazo del sueco se marchó rozando el poste, con Gazzaniga ya batido. Pero el Girona todavía no había dicho su última palabra y tuvo el triunfo en el descuento con un gran disparo de Tsygankov que obligó a Guaita a sacar su mejor versión. El duelo acabó en tablas, quizás el resultado más justo en un partido que fue de un lado hacia otro durante los noventa minutos. Al final, el día del homenaje a Aspas no podía acabar de otra forma, con el moañés vestido de héroe. Como siempre.

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