Aspas es el mejor regalo

Siempre Aspas. Siempre el mismo. Nadie mejor que el ‘10′ para sacar al Celta de un aprieto gordo, para coger aire. En el día de Reyes emergió la figura del ídolo celeste para darle a Carvahal su mejor regalo, un triunfo balsámico, su primera victoria ante un rival de la máxima categoría. Tuvo que llegar el Celta al campo del colista para lograr un triunfo tres meses después.

Aspas, con su gol, le puso tres capas más de cemento al Elche... Y a Machín. El soriano, en su estreno oficial en casa, ya sabe lo que pasa a su enfermo. No tiene gol y atrás concede como un equipo infantil. Así es imposible salvarse y creer en algo, por muchos méritos que uno haga. Ni fichajes, ni nada. Este Elche necesita resetearse, una transfusión porque está un pozo sin fondo, hundido en la tabla y sin conocer la victoria todavía.

Cinco minutos tardó el Celta en encontrar un agujero en la débil zaga franjiverde. Fue tras un saque de banda, ese síntoma que define tu solidez en función de cómo defiendas. Pues el Elche, como era de esperar, lo hizo mal. Después de una buena triangulación entre Paciencia y Veiga, Aspas remató como pudo. Pero remató, como siempre. 0-1 y otro jarro de agua fría para el Elche nada más empezar.

Otro síntoma que muestra tu estado de ánimo está en la definición en el área contraria. Y ahí el Elche necesita mil ocasiones para marcar un gol. Roger, después de un gran pase de Boyé, no pudo batir Marchesín en la más clara. Bigas, desquiciado y lento, casi le regaló el segundo al Celta. Veiga se topó con Edgar y falló en dos ocasiones el 0-2, una en el primer cuarto de hora y otra en el ocaso. Si no fuese por el meta catalán, el Elche saldría a goleada por jornada. Boyé, de cabeza, acarició el empate, pero a este Elche no le sala nada, ni en defensa ni en ataque.

El segundo tiempo se convirtió en un concurso de pardas entre Edgar y Marchesín. Gabri Veiga, Gumbau, Aspas y Boyé pudieron cambiar el destino que dejó la reacción del Celta y prolongó la agonía de un Elche sin nada a lo que aferrarse. Y eso que queda un mundo.