Artistas en Montjuïc

Es un viernes de artistas en Montjuïc. En el mágico Sant Jordi, 21:00 horas, segundo pase del concierto de Joaquín Sabina en su gira Contra todo pronóstico. En el Lluís Companys, un Barça-Sevilla en el que, como diría el maestro de Úbeda, sobran los motivos para, con o sin bombín, engancharse al fútbol (sigue el partido en directo en AS.com). Es difícil encontrarse un encuentro con más alicientes que, además, se presenta en un escenario improbable hace unos días. El Barça, que parecía volar después de las manitas a Betis y Amberes, salvó de manera milagrosa el partido contra el Celta, tropezó en Mallorca, y parece haberse metido en un mini-laberinto aunque Xavi se puso optimista ayer. “Estamos en el buen camino; o eso creo”. El Sevilla, que andaba sumido en un mar de dudas, se soltó al fin contra el Almería. Ligeros retoques de Mendilibar y cambios puntuales (el principal, en la portería, Nyland por Dmitrovic) han mejorado la cara del campeón de la Europa League.

Barça y Sevilla tienen en el horizonte dos compromisos claves en su futuro en la fase de grupo de Champions (Oporto y PSV, respectivamente), pero ya tienen alguna urgencia en la Liga. Lo del liderato azulgrana ha sido visto y no visto. Para recuperar sus huellas, es posible que Xavi se contenga en las rotaciones y juegue con su mejor once posible… sin De Jong ni Pedri, lesionados. El equipo incluiría a la pareja de centrales habituales al inicio de curso (Koundé-Christensen), los dos laterales ofensivos, lo que en ocasiones desequilibra al equipo; todo lo que tiene en el centro del campo (Romeu, Gündogan y Gavi); y desbordante talento en ataque con Raphinha, João y Lewandowski. Del once podría volver a caer Lamine, que ya genera debate en Barcelona. Hay voces que le piden más, pero Xavi lo explicó bien claro, y con gran conocimiento de causa, este jueves: es una cuestión de puro físico porque Lamine, lo quieran las grandes firmas o no, todavía es un niño.

El Sevilla, que también necesita pronto ponerse en los puestos que le corresponde, está lleno de leyendas. Navas, que debutó en Montjuïc; Ramos, que tiene mil batallas en Barcelona (aquella expulsión por una lamentable patada a Messi el día del 5-0, un golazo de cabeza en el Clásico que descubrió al argentino; y aquel penalti que le sacó a Martínez Munuera después del agarroncito del tierno Lenglet…) Días grandes y días negros. Hay que reconocerle su carrera excelsa. Como la de Rakitic, que se marchó como un caballero de Barcelona y al que simplemente habrá que ponerse en pie a aplaudir cuando aparezca por allí.