Aquí no hay quien gane

Los equipos de abajo siguen negados de cara a la victoria. Ya no ganan ni cuando se enfrentan entre ellos. El Celta lleva once partidos sin ganar, los mismos que el Cádiz. Pero es que el Almería todavía no conoce la victoria, el Granada lleva doce semanas sin vencer, por diez del Mallorca y ocho del Sevilla. Es la carrera del caracol. Ayer en Balaídos hubo, eso sí, dos versiones bien diferentes. La de los locales, que no ganaron por incapacidad, y la de los visitantes, que pueden echarle con razón la culpa al árbitro. Y es que Gil Manzano se inventó una roja a Chust a la media hora de partido, cuando los gaditanos vencían 0-1 y tenían el partido en su mano. El regalo de una expulsión tan temprana parecía el fin de la maldición de C. Tangana (el Celta no gana en Balaídos desde que se estrenó el himno del Centenario, pero ni con esas). Los vigueses están totalmente desquiciados, da igual quien haya enfrente y todo tipo de circunstancias, son incapaces de ganar a nadie.

El partido empezó con Larsen muy activo, amenazando desde el inicio a los centrales cadistas. Pero fueron los visitantes quienes golpearon primero con un magistral centro de Alejo y un solvente testarazo de Chris Ramos, al que Starfelt no molestó ni en la repetición. Mingueza respondió con un buen disparo desde la frontal, al que David Gil contestó con una gran mano, inaugurando así su festival de paradas. Desde la roja a Chust, los célticos vivieron en un eterno minuto noventa. Larsen, Aspas, Tapia y Unai Núñez rondaron el gol antes del descanso, pero ninguno fue capaz de ver puerta.

Se esperaban cambios al descanso, pero sorprendentemente Benítez no movió ni una sola pieza. Curiosamente, fue hacer los dos cambios y encontrar el camino del gol. Mingueza abrió el camino para Manu Sánchez y éste puso un excelente balón al segundo palo para que Larsen empujara el balón a la red. Con el paso de los minutos se confirmó que solo fue casualidad, porque Carles Pérez no se fue ni una sola vez de su marcador. El catalán continúa con su regresión. El tiempo pasaba, la grada se desquiciaba por la inoperancia de su equipo y Benítez seguía quieto. La única ocasión de la segunda parte, al margen del gol, fue un disparo de Larsen que David Gil desvió con la cabeza.

Benítez no metió más madera hasta el descuento. En un córner quitó a Larsen para meter a Douvikas, para desesperación de una grada que cada vez encuentra menos explicaciones a la situación de su equipo. A pesar del desastre, Bamba tuvo en su cabeza la victoria con un buen testarazo. Allí apareció la mano de David Gil para llevarse un punto a Cádiz. El portero se vistió de héroe. El punto es oro para los gaditanos y muy negro para los vigueses. Aquí no hay quien gane.

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