REAL MADRID

Aprobados y suspensos del Madrid en Valencia: Vinicius, todo a la vez en todas partes

El brasileño, en el ojo del huracán de Mestalla, erró en el primer gol valencianista, empató con un doblete y dejó la imagen del partido al alzar el puño en el primero. Se equivocó en el festejo del segundo.

Todo a la vez en todas partes. No lo protagonizó Michelle Yeoh, sino Vinicius. Centró la ira de Mestalla desde el calentamiento. Se esperaba. Le dedicaron abucheos y un “¡qué tonto eres!” entonado por miles de gargantas. En medio de esa vorágine cometió un error grosero en campo propio que propició el primer tanto valencianista. El segundo, un fallo aún más garrafal, en esta ocasión de Carvajal. Y el resto del duelo: Vini... y Gil Manzano. Dos goles del brasileño, uno empujando y otro cabeceando. Dos celebraciones. La primera, la imagen de la noche, con el puño en alto a lo Tommie Smith. Y MVP. El Madrid casi se quema, salió vivo del infierno y terminó con un enfado monumental. Titánico, por un gol no concedido a Bellingham sobre la bocina. Gil Manzano había pitado justo al salir de la bota el centro de Brahim... Un final inexplicable que no pudo grabar Netflix.

Lunin: volvió a aparecer cuando un portero debe hacerlo. En los dos primeros goles le dejaron vendido. No obstante, en la segunda parte, con el Madrid volcado en busca del empate, Lunin se hizo gigante ante Diego López en un mano a mano donde tapó todo hueco existente. Y sobre la bocina repelió un disparo lejano de Peter Federico que venía con veneno. Volverá Courtois, indiscutible, pero Ancelotti puede dormir tranquilo con su portero de titular.

Carvajal: volvía el leganense tras su sanción y se encontró a una estampida. La presión del Valencia se le hizo cuesta arriba a Carvajal al comienzo del duelo y así se orquestó el 2-0. El lateral trató de achicar agua buscando a Lunin, pero encontró a un Yaremchuk que definió con maestría. Un fallo grosero que despertó a Carva. De su bota derecha, tras un buen desmarque, nació la asistencia con la que Vinicius acortó distancias.

Tchouameni: ya lo habíamos adelantado en AS. Ancelotti barruntaba colocar a Aurélien junto a Rüdiger en Mestalla. Así fue. Y no decepcionó. Le sienta bien el traje de central más que le pese y fue el encargado de sacar el balón ante la presión asfixiante del equipo che. No cometió errores y se mostró sólido en los duelos que hubo de afrontar. En la segunda parte estuvo imperial en varias jugadas complicadas de resolver.

Rüdiger: una primera parte con dos goles en contra puede invitar a apuntar a la pareja de centrales. No fue el caso. Tanto Tchouameni como el alemán controlaron bien los lances ‘controlables’. No obstante, dos fallos groseros les dejaron sin capacidad de reacción. Rüdiger cedió el protagonismo en la construcción a su compañero de zaga y mostró que la lesión está olvidada.

Mendy (72′): es innegociable en encuentros de alta tensión. Su robustez defensiva enamora a Ancelotti. Aporta equilibrio y resulta complicado encontrarle en un renuncio. El peligro llegó por dos despistes y Ferland tapó bien su banda, excepto en una jugada en la segunda parte donde perdió la marca y casi hace Diego López el 3-1. Eso sí, con la necesidad de remontar, Carletto dio entrada a un Fran García con mucho más vuelo.

Valverde (86′): estaba Fede haciendo un encuentro estupendo en el papel de guardaespaldas en el centro del campo. Valiente con balón, esforzado en la interceptación con buenas segadas... hasta que pecó. Con un cambio de juego defectuoso comenzó la serie de catastróficas desdichas que terminó en el 1-0 de Hugo Duro. No le apagó el fallo, siguió apareciendo. Obligó a Mamardashvili a intervenir con un chutazo desde 25 metros al final de la primera parte y construyó el 2-1 con una sensacional apertura a Carvajal.

Camavinga (72′): otro partido más como titular. Como centrocampista, porque la labor de pivote se la repartió por momentos con Kroos. Eso sí, en fase defensiva era Cama el encargado de cerrar y tratar de imponer su físico ante el superpoblado, y esforzadísimo, mediocampo local. Empezó algo embarrado en la salida, como el Madrid, pero creció con el paso de los minutos. Muy presente en campo contrario a través de buenas conducciones. Partido notable.

Kroos (63′): es un metrónomo. Siempre lo es. También en Mestalla (85/89 en pases, un 96%). Aunque el alemán no logró imponer su ritmo de juego en un primer tiempo dinamitado por dos errores convertidos en goles. Poco a poco se asentó el equipo, apoyado en el toque de Toni, pero no fue la mejor tarde de un Kroos que vio cómo Modric ocupó su lugar para el arreón final.

Bellingham: la sorpresa del once. O no tanto, ya avisó Carletto en la previa. El inglés aceleró su regreso al verde y fue titular. Para protegerle del sobreesfuerzo, el técnico italiano le colocó prácticamente como nueve. Y no falso. Un ariete con el que poder apoyarse y que se plantó en línea de fondo en dos ocasiones en los minutos iniciales. Pero no logró desequilibrar. Sí lo hizo en la segunda parte. Quebró a toda la defensa che y ante Mamardashvili, perdió la batalla con el georgiano. La mejor noticia es que está de vuelta. Marcó sobre la bocina..., pero Gil Manzano había pitado antes del remate. Terminó expulsado. Inexplicable final.

Rodrygo (63′): lo intentó, trató de hilvanar fútbol en los minutos más oscuros del Real Madrid, pero Rodrygo no logró ser decisivo. Innegable su aportación, precisión en la construcción (sólo falló un pase) y entrega defensiva (se impuso en cuatro duelos), aunque no encontró ponerle filo a las buenas intenciones.

Vinicius: todos los focos le apuntaban. El Madrid regateó a la multitud para entrar a Mestalla, intentando desactivar la intensidad, pero una vez dentro, el estadio sí rugió contra el brasileño. “¡Qué tonto eres! ¡Vinicius, qué tonto eres!”, se escuchó a coro. Antes, abucheos en el calentamiento. Y tras la primera protesta del brasileño ante un empujón de Foulquier cerca del área, más decibelios. Pero Vini fue protagonista en todas partes. También en campo propio, cuando el propio lateral, que fue una lapa, le robó la cartera ocasionando el primer tanto valencianista. El súmmum, sobre la bocina del descanso cuando empujó un servicio de Carvajal a la red. Primero, rabia. Después, mirada a la Curva Nord y puño en alto. Gesto mundial en la lucha contra el racismo. La imagen del partido. Le activó. En el segundo tiempo ganó presencia, con mayor o menor suerte. Lo intentó como siempre y terminó siendo decisivo como casi siempre. Selló el doblete de cabeza, celebró... y orquestó una trifulca con un festejo que podría haberse ahorrado. En todas partes.

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Brahim (63′): el damnificado por el regreso de Bellingham... pero no tardó en demostrar que le importa poco el cuándo. En el primer balón que tocó buscó un gol ‘a lo Modric’ con el exterior de la bota. Poco después mandó un centro sedoso que Vinicius convirtió en el empate. Y en el último instante encontró a Bellingham para el tanto de la victoria, pero Gil Manzano pitó el final mientras volaba el centro. Está de dulce, normal que España y Marruecos luchen por él.

Modric (63′): tras unos encuentros con protagonismo menguante, Luka vuelve a ser importante. Decisivo ante el Sevilla con su gol y más de media hora de confianza de Ancelotti para tratar de buscar el milagro aferrados a su magia. Muy intenso y participativo.

Fran García (73′): su rol está claro, revulsivo. Si el partido necesita vértigo, Fran salta al campo. Aunque en esta ocasión no logró deslizar ningún centro peligroso.

Joselu (73′): no consiguió entrar demasiado en juego el ariete porque sus compañeros no le encontraron.

Nacho (86′): entró en los minutos finales y participó en un barrullo peligroso en el área. Ancelotti prefirió reservarle el físico (arrastra molestias) para Leipzig.

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