REAL VALLADOLID 1 - ATHLETIC 3

Aprobados y suspensos del Pucela: Viento en contra

El Real Valladolid ofrece en casa la pobre versión de fuera y se lleva algún que otro silbido de un Zorrilla disconforme con su escaso hacer.

Gonzalo Arroyo MorenoGetty

El Real Valladolid ofreció una pobre versión de sí mismo ante el Athletic Club, más próxima a la habitual de fuera que a la que venía dando en Zorrilla, donde, para mayor desgracia, recibió algunos pitos. Con el viento en contra, por las malas sensaciones y por los silbidos con los que parte de la afición respondió a su frialdad, cayó ante un rival superior.

Sergio Asenjo: El disparo de de Íñigo Martínez golpeó en Óscar Plano, pero es posible que la barrera no estuviera en la mejor situación. Vesga le engañó en el penalti. Asentado, se le vio mandar, por ejemplo, en una jugada en la que no se acabó de entender con El Yamiq.

Fresneda: Un tanto desatinado en la primera mitad, en la que llegó a línea de fondo sin ser capaz de hacer buenos los centros que puso. Fue la tónica general de su partido; ganó menos duelos de los que acostumbra y, cuando se incorporó al ataque, no acertó en demasía.

Javi Sánchez: Cometió varias pérdidas en el inicio en salida de balón, propiciando que el Athletic corriera. Vio la cartulina amarilla pronto, lo que le condicionó. No obstante, tuvo una anticipación buena ante Guruzeta en boca de gol que seguramente fue decisiva.

El Yamiq: En medio de un contexto difícil como el que se le presentó al plantel, cumplió, más allá de la anécdota de la acción comentada con Asenjo. Comenzó exponiendo la exuberancia que acostumbra y pareció ser el menos nervioso de los cuatro zagueros. Al descanso fue sustituido con molestias.

Escudero: En el arranque, dio dos buenos pases, profundos, para Larin y Plano que proyectaron al equipo. Sufrió lo indecible en el costado; las ayudas no llegaron con la frecuencia y capacidad debida. El Athletic vio un erial en ese costado, le hicieron un dos para uno frecuente y por ahí llegó el 0-2.

Monchu: En la primera parte solamente erró un pase de los 26 que intentó, pero, a cambio, perdió duelos y no dio sensación de dominio. En el arranque del segundo tiempo pareció ir a cambiar la tónica, pero el Athletic volteó la percepción con el 0-2. Vesga, comodísimo.

Kike Pérez: Muy participativo en los primeros compases, en los que tendió a la conducción, no siempre acertada. Y es que su hiperactividad no siempre juega a su favor; a veces provoca pérdidas que le hacen no tener continuidad en su juego. En el doble pivote le cuesta imponerse.

Plata: Íñigo Martínez fue bien abajo en una galopada prometedora en el inicio del segundo periodo. Tuvo pocas opciones de ese tipo, en ventaja, pudiendo hacer su fuera-dentro habitual. En una disparó, pero su tiro fue bloqueado. Pasó bastante desapercibido.

Iván Sánchez: A medio camino de todos lados, y a la vez, siempre alejado de donde concurrían las acciones. Ni ayudó a generar superioridad con el esférico ni tampoco a achicar el agua en los costados, algo a lo que se plegó ante los problemas generales del equipo.

Óscar Plano: El disparo de Íñigo Martínez golpeó en su cuerpo antes de entrar. Fue, ese rechazo, la vida imagen de su actuación: parecía perdido en ese lugar, como a veces estuvo en las labores defensivas, algo impropio de él, o con el esférico, con el que pasó prácticamente inadvertido.

Larin: Aguirrezabala le achicó bien espacios en la galopada tempranera. Lo hizo de nuevo en el gol, aunque le cayó a los pies su propio rechazo para marcar su quinto tanto como blanquivioleta. Es corajudo, como demostró en una jugada en la que corrió a defender el lateral izquierdo acompañando una transición defensiva.

También jugaron en el conjunto de Pacheta:

Joaquín: Rebañó bien abajo un envío hacia zonas de remate para Guruzeta. Su mano fue clara en el penalti, la tenía desprendida y no hubo dudas. Tuvo esa mala fortuna de cometer el penalti, pues su actuación estaba siendo correcta, tanto con balón como en labores defensivas.

Aguado: Tampoco fue su mejor actuación, con unos porcentajes con balón regulares respecto a lo que ofrece otros días. Es todo corazón. Sorprende que en ocasiones no juegue más, en vistas de que otros mediocentros no acaban de encontrar un nivel demasiado alto.

Sergio León: Sencillamente no se le dio. Completó los dos regates que intentó y se fajó en posiciones avanzadas, pero el partido se puso tan cuesta arriba justo antes de que entrada que no pudo demostrar nada. A ello hubo que sumar el hecho de que, con dos mediocentros, el equipo perdió aún más presencia.

Olaza: Recuperó el esférico que terminó en las botas de Larin para hacer el 1-2. Aguantó mejor a Nico Williams que Escudero. Sigue alternando luces y sombras.

Pozo: Habilitó a Larin en el primer contacto y disparó alto de derechas. Entre él y Olaza fabricaron el inicio de la jugada. Su chispa se difuminó enseguida con el penalti del 1-3.

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