REAL MADRID - CELTA

Aprobados y suspensos del Madrid ante el Celta: Modric sigue dentro de la lámpara

Recital del croata, clave en los goles de Vinicius y Rüdiger, en su regreso a la titularidad. Primer gol de Güler con el Real Madrid.

“¡Modric, Modric, Modric!”. La ovación fue atronadora. Lo merece su carrera. También su partido. Luka volvía a la titularidad y demostró que su fútbol no tiene fecha de caducidad. Un clínic ‘made in Zadar’. Cocinó los primeros goles con dos estupendos centros y desarticuló el centro del campo del Celta. El primero se lo apuntó Vinicius, que sigue pareciendo Hugo Sánchez. El segundo Rüdiger, con un testarazo imperial. Y el broche, tras el autogol vigués, Güler. Salió en el 88′ y sobre la bocina desdibujó a Guaita y enjauló su primer gol con la elástica blanca. La grada respondió. Turquía será una locura esta noche. Pero los focos de este 4-0 son para Modric, que sigue dentro de la lámpara.

Lunin: ya son diez partidos consecutivos. El debate de los “dos porteros titulares” es una carpeta cerrada y el ucranio sigue creciendo... mientras la vuelta de Courtois se acerca. Ahí habrá otro debate. Apenas exigido en la primera parte, fue un espectador más que sólo se llevó un susto con un cabezazo de De la Torre que se marchó alto.

Lucas Vázquez: Ancelotti dio descanso a Carvajal y Lucas no sufrió. Con bastante presencia en campo contrario, el de Curtis pareció más atacante que defensa durante gran parte del encuentro. Especialmente en los primeros 45 minutos, donde el Celta no exigió en demasía a la zaga. Aunque en los segundos dejó un par de regates que recordaron que es lateral reconvertido y extremo de cuna. Lucas está en temporada de renovación (termina contrato el 30 de junio) y sus actuaciones piden una nueva extensión.

Rüdiger: a Rüdiger le gustan los retos, ya secó a Haaland con un marcaje de impresión la temporada pasada. Contra el Celta tenía enfrente a otro gigantón, a Larsen y sus 193 centímetros. Le empequeñeció. El alemán está firmando una campaña de impresión y mantiene su nivel. Sólido en el duelo, pulcro con el esférico y peligroso en área contraria: de un remate suyo a un córner nació el gol de Vinicius y se encargó de matar el encuentro con otro testarazo. Su celebración, con zancadas amplias marca de la casa, para la galería.

Nacho: mientras su socio estuvo más pendiente de Larsen, Nacho tuvo que lidiar con un Aspas mucho más móvil. No sufrió. Mérito del capitán del Madrid. En la primera parte despejó de manera titubeante un centro lateral, pero fue el único lunar, por poner un pero, de una actuación solvente. La necesitaba el canterano en un curso donde no está rindiendo como él acostumbra. A punto estuvo, además, de hacer el 2-0 con un poderoso cabezazo en jugada a balón parado.

Mendy: no fue un encuentro donde las aptitudes de Ferland brillen. Timorato el equipo vigués en sus incorporaciones, Mendy apenas hubo de sacar a pasear sus tentáculos. Eso sí, cuando tuvo que dar la cara, se impuso en el duelo. Por eso es indiscutible para Ancelotti en encuentros de gesto serio. En campo contrario no tuvo apenas incidencia a pesar del dominio casi perenne de su equipo.

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Valverde: el chico para todo de Carletto. Balancea a sus compañeros en la sala de máquinas, presiona, incomoda la construcción rival. También busca el gol con el cañón, y con la cabeza (no remató por centímetros un centro de Vini que terminó en autogol casi sobre la bocina), aunque no está tan calibrado como en el pasado. Es algo secundario como se demostró frente al Celta. Si Lucas pudo vivir tranquilo casi como extremo fue por la vigilancia de un Halcón al que no le pesa que sus garras aparezcan menos.

Camavinga (89′): con ganas de sacar a la pista a Ancelotti (”me dijo que iba a bailar conmigo cuando marque el siguiente gol. No sé cuándo, pero va a bailar”). Como pivote único, se sintió más cómodo que en el experimento contra el Leipzig. Mucho más. No sólo encimó rivales, también pisó el último tercio del campo con peligro. Pudo abrir la lata de cabeza, con un zurdazo desde la frontal... No obstante, su exceso de ímpetu, que debe controlar, casi le cuesta una amarilla (merecida) por un pisotón a Iago Aspas en la primera parte, pero sí que se la mostró Melero López poco después, al borde del descanso, por una segada al borde del área. Aún así, encuentro notable de Cama.

Modric (83′): tras tres partidos desde el banquillo, a escena de inicio. Por esperada su titularidad no deja de ser novedad. Esa es la situación de un Modric que gritó reivindicación en el campo. El Madrid se mostró muy cómodo de inicio, sostenido por el de Zadar. Sin Kroos, fue el encargado del balón parado y creó un cisma al Celta con sus envíos varios. De uno de ellos nació el tanto de Vinicius tras remate de Rüdiger. Tras otro, el 2-0 del alemán. El encuentro de Luka fue estupendo, con apenas un pase errado (54/55) en la primera parte y cinco en total (86/91, un 95%) y aportando dinamismo. Y mucha brega con varias recuperaciones en campo contrario. Su tanque sigue lleno de fútbol. La ovación tras su cambio, para recordar. En la lámpara sigue habiendo un genio.

Brahim (83′): nueve partidos sin Bellingham, nueve partidos con Brahim de titular. No hay duda para Ancelotti. El malagueño se entiende muy bien con Vinicius y Rodrygo. Se nota. En el primer tiempo no tuvo tanta incidencia, pero fue creciendo con el paso de los minutos y dejó varias jugadas peligrosas en el área de los de Benítez.

Rodrygo (74′): contra el Celta, regreso a la titularidad. Su ausencia ante el Leizpig fue la sorpresa y su entrada al campo en el descanso un soplo de aire fresco. Mantuvo el dinamismo. Rodrygo trató de combinar, y lo logró, con Brahim y Vinicius para crear peligro. Y cerca estuvo de encontrar premio antes del descanso con un robo en la frontal. Su chut cruzado lo repelió la bota de Guaita. Tuvo una ocasión estupenda para romper su cántaro en un contragolpe donde definió demasiado centrado. Mucho intangible, como le gusta Ancelotti, pero necesita dejar de pensar en “el gato” para reencontrarse con el gol (uno en 12 partidos).

Vinicius (89′): suma y suma y suma. Y sigue marcando Vinicius. Independientemente del desborde que unifica su fútbol, sigue con el disfraz de ariete. A los quince minutos estuvo donde los nueves deben estar. Atento al rechace del córner, en el área pequeña, y batió a la segunda a Guaita. Los últimos cuatro tantos del Madrid, obra del siete. Diez y tres asistencias desde el 1 de enero. Más que nadie en las cinco grandes ligas. Eso sí, dejó una jugada de ese otro fútbol que no debe empañar su actuación, pero que trabaja en corregir. Mingueza paró su eslalon con un agarrón claro... ante el que Vinicius reaccionó como ante el Leipzig. Melero López tardó demasiado en parar la jugada y el brasileño empujó al defensa. Una amarilla por bando. Demasiado lento el colegiado, demasiado temperamental Vini. Sea como fuere, sigue con el rifle cargado y cocinó el 3-0 con un centro medido.

También jugaron

Joselu (74′): primer cambio y tuvo tiempo de rozar su gol. Como casi siempre que aparece, asusta a la zaga rival.

Kroos (83′): sin apenas tiempo a tener incidencia en el partido, salió para controlar los minutos finales.

Tchouameni (83′): como Kroos, salió para abrochar el encuentro.

Güler (89′): la grada le quiere, le ovacionó al entrar al campo y al quebrar a Guaita y celebrar su primer gol con el Madrid. Tiene duende y este duelo ante el Celta ya quedará para siempre en su memoria.

Ceballos (89′): ha perdido fuelle el utrerano y sólo disputó los minutos anecdóticos del final. Eso sí, su talento sigue vigente y dejó un pase para enmarcar que Güler nunca olvidará.

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