CELTA

Aprobados y suspensos del Celta: Larsen doma a los leones

La entrada del noruego al descanso cambió el partido. El 4-4-2 de la primera parte, con Tapia y Óscar en la medular, no funcionó. De la Torre asistió a Aspas y se consolida.

Lalo R. Villar

Marchesín: Volvió a completar otro encuentro sin tener que realizar una parada. Su única intervención fue un despeje de puños. En el primer tiempo jugó mucho con los pies y no falló.

Mingueza: Dubitativo en su punto fuerte, la salida de balón. Se quejó al banquillo y a sus compañeros por la falta de soluciones para encontrar pases fáciles. Ejerciendo de lateral derecho clásico tampoco lo pasó bien con Berenguer, el más peligroso esta tarde de los bilbaínos. Disputó los últimos minutos como mediocentro, formando doble pivote con Beltrán.

Aidoo: Volvió a demostrar que es uno de los defensas más en forma de la Liga. Resulta casi imposible que pierda un duelo. Su punto débil es el manejo del balón y la presión alta del Athletic le hizo sufrir en la primera parte.

Unai Núñez: Consumó su venganza. Contra el equipo al que aún pertenece firmó un partido muy solvente. Certero en los cortes, se excedió en una entrada sobre De Marcos que le costó una tarjeta amarilla. Más o menos como Aidoo con el balón.

Javi Galán: Aguantó el tipo ante Nico Williams. Impidió que el extremo desbordara por velocidad. No está fino en ataque y en este encuentro se encontró la dificultad añadida de verse obligado a arrancar desde muy atrás.

Tapia: Su regreso al once solo duró 45 minutos y estuvo lleno de percances. Desde el ecuador de la primera mitad jugó con un muslo vendado y antes del descanso se cargó con una amarilla por un innecesario pisotón sobre Muniain. Oportunidad perdida para reivindicarse.

Óscar: Naufragio. La presión del Athletic lo asfixió como mediocentro. Sustituido al descanso.

Luca de la Torre: La revelación celeste en el último mes. Creció mucho tras el paso por los vestuarios y a su notable segunda parte le puso la guinda con la asistencia a Iago Aspas en el gol. Le faltó contundencia en el remate para batir a Unai Simón en el minuto 13 estando en una situación inmejorable. Empezó de interior y acabó como mediocentro. Pidió el cambio a falta de cinco minutos.

Luca de la Torre

Carles Pérez: El Celta necesita su verticalidad. A pesar de que no hubo noticias del catalán durante alguna fase del encuentro, cada vez que sus compañeros lo encontraron generó incertidumbre en la zaga rival. Marcó a los 27 segundos, pero se había llevado el balón con la mano y fue anulado.

Gabri Veiga: Todoterreno. Lo dio todo jugando de delantero en el primer tiempo, obligado a buscar conducciones casi imposibles, y rompiendo líneas en la segunda parte como centrocampista. Tiene calidad, un físico portentoso y también carácter.

Iago Aspas: Lo de mito se le queda corto. Por enésima vez en su carrera rescató al Celta en un momento crítico. En el gol demuestra velocidad, inteligencia para utilizar el cuerpo y clase para definir. Derroche ofensivo y también en defensa, sin ahorrar un gramo de esfuerzo a la hora de ayudar a sus compañeros.

Beltrán (entró por Tapia): Estabilidad. Cogió rápido el pulso al partido y reconquistó el centro del campo para los celestes. Sale reforzado de su primera suplencia en Liga desde que se reinició el campeonato.

Larsen (entró por Óscar): Cambió por completo el encuentro. El Athletic no supo contrarrestar su poderío físico en las disputas. Quedarse en el banquillo de inicio no le afecta y sabe adaptarse al rol de revulsivo. Aspas agradece su presencia sobre el terreno de juego, lo que en el Celta tiene un valor incalculable.

Cervi (entró por Veiga): Recurso en el tramo final para dar oxígeno al equipo.

Kevin (entró por De la Torre): La gallina (así lo definió su entrenador a la conclusión del partido) salió dispuesto a jugarse la vida para defender la ventaja. Se pasó de frenada cometiendo una falta que permitió al Athletic disponer de un último cartucho para empatar a balón parado.

Solari (entró por Carles Pérez): Del mismo corral que Kevin. Carvalhal apostó por la intensidad del argentino para los últimos minutos. No jugaba desde los tiempos de Coudet.

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