Aprobados y suspensos del Celta: la defensa es más letal que Aspas

Guaita: Poco o nada que hacer en los tres goles encajados. Firmó una parada de mucho mérito a Berenguer en el arranque del segundo tiempo. El resto del encuentro, salvo en un disparo bastante centrado de Sancet, fue un espectador más.

Javi Rodríguez: Blando. Le faltó contundencia en el tercer tanto local para impedir el testarazo de Djaló. El segundo tiempo se le volvió a hacer bola, nada que ver con la claridad y valentía aportadas en la salida del balón antes del descanso.

Starfelt: Sale en la foto de las tres dianas del Athletic y en ninguna fue el principal responsable. En la primera rechazó un remate como pudo y todo el mérito es de Guruzeta; en la segunda había cedido el marcaje del ariete bilbaíno a Jailson; y en la tercera Djaló estaba emparejado con Javi Rodríguez. Correcto en la construcción como libre.

Jailson: Los leones se lo comieron. Iñaki Williams le ganó la espalda en el 1-0 y Guruzeta se le anticipó en el 2-1. Una comprometida perdida de balón fue el preludio de su sustitución en el minuto 62. Más mediocentro que central en la elaboración de los ataques durante el primer tiempo.

Mingueza: Se lesionó en el primer minuto del partido. Estaba jugando como carrilero zurdo.

Damián Rodríguez: Sin ideas tras el descanso. Aunque le faltó asumir un poco más de riesgo en alguna acción con posibilidad de contraataque, en los primeros 45 minutos cumplió con su cometido de escoltar a Hugo Sotelo y dar ritmo a la circulación del balón. Esa fórmula dejó de funcionar a la vuelta de los vestuarios.

Hugo Sotelo: Paso adelante en La Catedral. Gobernó la medular con su clase y, entre otras acciones de mérito, cargó con una amonestación a Paredes gracias a un control orientado. Vio una amarilla bastante discutible y posteriormente se marchó al banquillo junto a Jailson. Sus compañeros lo echaron de menos.

Hugo Álvarez: Su peor partido desde que subió al primer equipo. Falló controles y pases impropios de su talento. No consiguió desbordar a otra promesa como Boiro. Giráldez lo retiró en la última ventana de cambios. Tarde aciaga.

Iago Aspas: El mejor del Celta. Hizo lo que quiso en el primer tiempo. Indetectable para el Athletic apareciendo entre líneas, provocó el penalti y lo transformó con frialdad, reconciliándose de esta forma con las penas máximas. Marcó otro gol, anulado por fuera de juego. No encontró socios en la segunda parte.

Douvikas: No le salió un buen partido en su regreso a la titularidad. Tampoco lo tenía nada fácil al vérselas con Vivian, uno de los centrales más en forma del campeonato. Desaprovechó las dos ocasiones que le sirvió Aspas. Se asoció con el moañés en el tanto invalidado al capitán céltico.

Bamba: En San Mamés se crece. La pasada campaña marcó y en esta ocasión filtró un excelente pase a Aspas en la jugada del penalti. Dispuso de una de las pocas ocasiones del Celta en la segunda parte y su definición acabó en el lateral de la red. La parte final del encuentro la jugó como carrilero por la derecha. Sin estar todo lo acertado que se espera de un futbolista de su jerarquía, su actitud no se puede discutir. Lo da todo y nunca se esconde.

Marcos Alonso (por Mingueza): Calidad ofensiva. Tuvo que saltar al césped sin calentar y desde el principio estuvo muy participativo. A punto de anotar el 1-2 con un remate inverosímil. Le costó más en defensa, algo lógico al tener enfrente a un portento como Iñaki Williams.

Ilaix Moriba (por Sotelo): No consiguió cambiar la tendencia del partido. Buscó con intención las segundas jugadas. Amonestado de manera muy rigurosa por Sánchez Martínez,

Carlos Domínguez (por Jailson): Armó el lío completo en el 3-1. Un pase defectuoso del zaguero dio lugar al contragolpe en el que Iñaki Williams le ganó la espalda y puso el centro a Djaló.

Borja Iglesias (por Douvikas): Combatividad sin acierto. Sin ninguna oportunidad clara de gol para prolongar su racha después de haber visto portería en las tres anteriores jornadas.

Swedberg (por Hugo Álvarez): Se le marchó por poco la mejor ocasión del Celta para darle emoción al duelo en los últimos minutos. No encontró la profundidad que buscaba Giráldez dando entrada al sueco.

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