Ancelotti vuelve a hacer magia
Solventó las ‘fatigas mundialistas’ con Ceballos y revitalizó al equipo con los cambios. “Camavinga marca más la diferencia cuando sale desde el banquillo”, repitió.
Estaba atascado el Madrid. Y ante algo así, hacía falta un truco de magia. Bingo: Lucas Vázquez para dar más profundidad (Carvajal andaba encadenado) y Camavinga, para robar balones y generar desequilibrios. Dos decisiones de Ancelotti que aliviaron a un Madrid asomado al abismo. Fue especialmente importante lo segundo, porque el centro del campo Kroos-Valverde-Ceballos aportaba mucho equilibrio, pero poco colmillo. Así que entró el francés, con el depósito de energía a rebosar tras el Mundial y ese desparpajo que le caracteriza. Robar, correr, robar, correr, robar, correr. Una herramienta para romper partidos que esta vez, partió el Zorrilla.
Arriesgo Carletto de salida: Tchouameni y Modric estaban alistados pero... ¿para ser titulares? En sus piernas, sólo un entrenamiento, el del pasado viernes y con un enfoque muy laxo. Era inevitable, por tanto, la pregunta que se repitió el madridismo hasta las 19:30h de la tarde. Las alternativas eran retrasar a Valverde -alejándolo del área y mitigando sus opciones de soltar el cañón, como él mismo reconoció en zona mixta- e introducir a Ceballos en la sala de máquinas, que no era titular desde el 2 de octubre (precisamente, cuando decepcionó ante Osasuna, fue sustituido y su nombre quedó tocado). Pero Ancelotti confía en él y lo escogió para Valladolid.
Salió bien
El utrerano jugó 69 minutos, en los que tuvo un 91% de acierto en pases. Dio un paso al frente (faltó deslumbrar, pero hubo brillo) y gritó que de personalidad, no va escaso. No era un escenario fácil tras un mes entero sin competir y cumplió. Fue el truco de Ancelotti, sellado cuando Camavinga le sustituyó y el guion dio un giro de 180º. Las dos caras de las cartas de su baraja. Y es que Ancelotti tenía varios precedentes en la retina que avalaban su decisión: ante el City, la noche de la épica remontada, acabó sin Casemiro, Kroos y Modric; el centro del campo fue Camavinga, Ceballos y Valverde.
Casi igual fue antes frente al Chelsea: sólo Modric aguantó hasta el silbatazo final. El técnico italiano no esconde cuando considera que toca sentar a los ‘indiscutibles’ y en Valladolid, volvió a hacerlo. La entrada de Rodrygo también revitalizó a un equipo huérfano de banda derecha con Asensio. El balear no tuvo su noche: falló el 30% de los pases en campo contrario y no ganó ni un duelo. Fue un partido grisáceo del Madrid, pero remolcado desde el banquillo hasta llevarlo a puerto seguro. A llevarse tres puntos de los que a largo plazo, acaban valiendo mucho más.