Almena y Misehouy amargan al Betis

Betis y Girona quisieron ganar sin poder hacerlo. Tuvieron más intenciones que armas en un duelo que pareció en manos del equipo de Pellegrini hasta que Iker Almena puso la diferencia con una acción individual que significó un punto. Los verdiblancos habían puesto su sello con un fútbol vertical y veloz que parecía encontrar su mejor versión tras el gol de Marc Bartra. No supo el Betis parar el duelo y el Girona sí supo abordarlo hasta llevarse un punto del Villamarín que quizás no sepa amargo a ninguno de los dos. Hay demasiado por retocar en ambos proyectos como para definir realidades definitivas.

La valentía fue innegociable desde el inicio. El Betis estiró su presión y el Girona aceptó el desafío. Perraud y Juanmi dibujaron alianzas por el costado izquierdo para amenazar a Arnau y los primeros envites ilusionaron a la grada verdiblanca. Y la locura tardó sólo cinco minutos en explotar: un saque de esquina de Fekir fue rematado de cabeza por Bartra para avisar al Girona de que la batalla estaba servida. La estrategia para abrir la veda en el Villamarín. Bartra alargó su sonrisa sin mirar al pasado tras diez meses de lesión.

El Girona confió su reacción a su fútbol de siempre, el que quizás comienza a echar en falta demasiado pronto a algunas piezas que dijeron adiós. Oriol trató de equilibrar lo que por momentos parecía carecer de control. Portu insistió con ímpetu y Bryan Gil desbordó lo que pudo sin encontrar resultado en un remate de Yangel dentro del área. El Betis se sentía cómodo en esa escena: presionaba con orden y buscaba espacios en cada combinación. Con William Carvalho a los mandos. Con Fekir en la pausa. Con Juanmi dibujando diagonales. En una de ellas el malagueño encontró a Ruibal, ese nueve inventado por Pellegrini, y Gazzaniga tuvo que intervenir para evitar el segundo de los verdiblancos.

Abel Ruiz buscaba su sitio en el duelo. El campeón olímpico fue el nueve elegido por Míchel, pero su rol difiere del de Dovbyk. Encontró un espacio a la espalda de Diego Llorente, pero Rui Silva se anticipó a su remate. Mientras, el Betis seguía cazando espacios. Perraud conquistó el flanco izquierdo por dos veces antes del descanso, pero su decisión final no fue dañina para rival. Un remate de cabeza sin premio de Juanmi puso el cierre a un primer tiempo de vértigo en Heliópolis.

El Girona encontró más balón tras la reanudación. El cansancio bético comenzó a aparecer y las recuperaciones locales en tres cuartos desaparecieron. Los de Míchel tomaron los mandos con la brillantez en la asociación de Iván Martín y, sobre todo, la verticalidad de Bryan Gil. El exsevillista fue indetectable para Perraud en muchas acciones, desbordando y encontrando siempre el área rival. Uno de sus centros encontró el remate de Abel Ruiz, pero el poste salvó a Rui Silva.

La revolución de cambios pareció dar algo de aire al Betis, pero Rodri erró una clara ocasión para firmar el segundo tras una asociación con Fekir y el plan de Míchel encontró al fin una respuesta: Iker Almena. La perla del Girona entró en escena y en una de sus primeras apariciones rompió a Perraud y regaló el empate a Misehouy, otra de las incorporaciones. 20 años el primero, 18 el segundo. Sonreía Míchel.

El cierre dejó opciones para Betis y Girona. Chimy se topó con el larguero y no supo esbozar acierto desde la lejanía. Misehouy, de nuevo, cazó un centro de Miguel Gutiérrez que casi convierte en gloria para el Girona. Los errores se multiplicaron y la historia parecía condenada a unas tablas que quizás no entristezcan a nadie ni dispare euforias injustificadas. Betis y Girona están en construcción. Y a veces querer no siempre se convierte en poder.

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