ATHLETIC

Alkorta y Salinas: “Rojo era un tío entrañable, optimismo puro”

“Nos acordamos de los abrazos que daba a los jugadores que menos jugaban, su cariño”, coinciden ambos exleones, pupilos el extremo, fallecido a los 75 años. “Sólo se le puede comparar con Iribar”.

JUAN FLORDiarioAS

Patxi Salinas, que le tuvo de compañero en el Athletic, de entrenador en San Mamés y en las filas del Celta, siempre ha mantenido una relación muy especial con Txetxu Rojo, que fallecía ayer a los 75 años tras una larga enfermedad. El icónico extremo izquierdo rojiblanco vivía a cien metros de su casa de Algorta y se lo encontraba algunas tardes paseando. “Teníamos charlas inolvidables cuando iba con su mujer, con esos momentos me voy a quedar, un tío entrañable”, subraya el exleón de su mentor: “Sabía que estaba muy malito. La única persona que se le puede comparar a Txetxu es el Txopo Iribar, dos tops, a años luz de los demás”, refleja en el escalafón de históricos futbolistas del Athletic y matiza que a “las personas son grandes por hechos, no porque ahora haya fallecido, era un tío de puta madre, no en el terreno de juego sólo, sino fuera”, remata sobre el exinternacional rojiblanco, que fuera un jugador de clase exquisita, vertical y desequilibrante, y ya como entrenador pilotara a Celta, Osasuna y Real Zaragoza.

Txetxu Rojo trascendía a los terrenos de juego por su impronta y privilegiado físico. “Desde fuera era guapo, elegante, un pinchito, los que no le conocen tenía fama de chuleta y arrogante... pero Santi Cañizares lo ha desvelado en su libro. Le prestó por un problema económico nada más fichar por el Celta en la temporada 92-93, tres millones de pesetas en un talón, que era un dineral entonces. Le dio esos 18.000 euros, eso es ser una persona grande, su humanidad. Aparte de que futbolísticamente todos nos hemos querido parecer a él”, desliza en El Larguero de la SER. “Apostó por mí, jugué una final de Copa del con el Celta ante el Real Zaragoza”, añade orgulloso Salinas.

Rara Alkorta también estuvo bajo las órdenes de Rojo en Lezama, que le dejó huella por su arrolladora personalidad: “El que no le conocía tenía otra imagen, era muy cariñoso, tenía una facilidad tremenda para inculcarnos sus 18 años de profesional y para los que empezamos con él con 14 o 15 años era de una sapiencia y de estar orgullosos”, narra el exdirector deportivo del Athletic, que recuerda que les volvía “locos” en las pachangas, él con 37 años cuando se retiró todavía “era un espectáculo”, reconoce el excentral internacional. Remarca “las veces” que bajaba en coche a Bilbao a sus jugadores desde Lezama, que era “un tipo entrañable”. Destaca Alkorta “los abrazos” a los jugadores con menos oportunidades de jugar, rodeándoles del brazo “tanto cuando eran Infantiles, Juveniles, o del primer equipo, con qué cariño les trataba”, y relata que Txetxu Rojo era “optimismo puro, siempre veía la puerta abierta, aunque se perdiera”

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