Alemão ‘maravillao’

El tiempo es relativo. Alemão llevaba semanas rondando el gol. Lo acariciaba, pero siempre se le escapaba. Parecía que tarde o temprano llegaría y lo hizo en el último suspiro del partido contra el Alavés. El cabezazo del delantero dio al Rayo su primer triunfo liguero en casa y confirmó esa tendencia a marcar en el añadido. Al borde del colapso. Ya lo consiguió en Gotemburgo y este domingo lo ha replicado en el barrio. Y eso que no lo tuvo fácil. Se topó con un Sivera providencial, una vez más, y con un arbitraje controvertido, que hizo que saltaran chispas. Esa indignación prendió en Alemão, que se cobró su dulce venganza en el último suspiro. Ay, el tiempo.

Antes del fútbol, apareció la polémica. No tardó en asomarse por Vallecas ni cinco minutos. García Verdura y el VAR calentaron la fría noche en el barrio al obviar un claro agarrón de Yusi sobre Alemão dentro del área, cuando el delantero rayista entraba a rematar un centro de Fran Pérez. No había tiempo para lamentos. El duelo iba subido de revoluciones. Sivera apareció para atajar un cabezazo de Lejeune a la salida de un córner y Mendy metió una pierna salvadora para despejar un disparo de Blanco desde la frontal. El intercambio de golpes entre contrincantes se fue calmando y la posesión cayó del lado de los locales.

El peligro se aprendió el camino y se correspondía con el flanco izquierdo del Rayo, aunque los tiros desde fuera del área llevaban la firma de Pedro Díaz. A la media hora, uno de ellos se marchó rozando el palo. Al Alavés le costaba demasiado tejer jugadas y lo que se sucedían eran las faltas. Sivera demostró por qué es el Zamora con una doble parada antológica. Primero, taponó un zapatazo de Unai López y después, tiró de reflejos para desbaratar un derechazo de De Frutos. El guardameta babazorro se estaba convirtiendo en el muro de Vallecas y no el de Teniente Muñoz Díaz.

La segunda parte comenzó con la pared entre Ratiu y Alemão, que casi inaugura el marcador, pero el rumano se topó con Parada. Mendy hizo lo propio en una internada de Lucas Boyé. Ahí Iñigo decidió meter más dinamita con Álvaro e Isi y, nada más salir, florecieron los brotes verdes. El utrerano ya tuvo una ocasión que se perdió alta. Se animó, de nuevo, Pedro Díaz desde la frontal, pero no había manera de sorprender a Sivera, a quien el palo salvó de un zurdazo de Isi. El partido era otro y el Rayo, un vendaval.

Sin embargo, en Vallecas nunca falta el suspense. Y hubo susto, pero no muerte. Toni Martínez mandó demasiado alto un disparo y Batalla sofocó dos conatos de incendio, uno de Boyé con un tiro raso y otro de Protesoni. El Alavés se vino arriba, con más confianza, aunque el Rayo no daba el partido por cerrado. Aún tenía más que decir. Chavarría vio a Alemão y le puso un centro, desde la izquierda, para que el delantero se estrenase como goleador franjirrojo y amarrase los tres puntos. Alemão lo celebró, en el 91′, limpiando la bota a Chavarría con una sonrisa de par en par. Al fin el muro Sivera cayó. Al fin sonó la primera Vida Pirata de esta Liga en Vallecas.

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