ALMERÍA - ESPANYOL

Aleix Vidal, más vidas que un gato

Despunta el extremo en un Espanyol que lo había descartado en verano, y se medirá con un Almería que lo rescató para el fútbol de elite cuando incluso había llegado a arrojar la toalla.

“Para uno que marco…”, se intuía que le profería Aleix Vidal a Pablo González Fuertes. Acababa de aparecer la tablilla con su dorsal, para ser sustituido, y el RCDE Stadium se debatía entre el aplauso y la ovación a pesar de que su gol, el 2-0 contra el Betis el pasado sábado, no había subido al gigantesco videomarcador por una decisión cuando menos controvertida del árbitro. Lo que nadie le pudo arrebatar al extremo es la alegría de sentirse importante, ni siquiera cinco meses después de haber sido descartado para continuar en el Espanyol. Y ahora, para colmar su resurgimiento, visita el lugar donde más feliz ha sido en su carrera profesional.

La enésima vida de Vidal data de esta temporada, de sus seis titularidades en la Liga –tres de ellas, curiosamente, con victoria– después de que se hubiera quedado directamente fuera de la convocatoria en las cinco primeras jornadas. De haberse entrenado al margen durante la pretemporada, junto a Raúl de Tomás, Nany Dimata, Matías Vargas o Álvaro Vadillo, los recusados por Diego Martínez. “Con el míster nos hablamos de tú a tú, nos dijimos las cosas claras, y así es como a mí me gustan las personas”, confesaba esta semana en el programa Llobregat Blanc i Blau el jugador, quien sentencia algo impensable hace apenas un trimestre: “La situación a día de hoy no la cambiaría por nada”.

Socio honorario del club de la lucha, otra de las vidas de Aleix Vidal, la más crucial como futbolista, había comenzado un verano de 2011 en Almería, a donde regresa este viernes. Hasta llegar ahí, y para entender esa resurrección, hubo que surcar el tránsito de la primera vida. La de formación, en la que pasó por canteras tan ilustres como la del propio Espanyol, la del Real Madrid. En que a los 16 años optó por dejarlo todo e irse a trabajar a una imprenta, mientras estudiaba un ciclo de electricista. Y donde pasó sin el éxito previsto por los filiales de Mallorca y del Nàstic de Tarragona. Hasta que recaló en el segundo equipo almeriense.

Aleix Vidal celebra la permanencia del Almería, en 2014.Pepe VillosladaDIARIO AS

Y ahí, hace 12 años, surgió el nombre propio más importante de su trayectoria. Lucas Alcaraz. Entrenador entonces del Almería, sintió un flechazo por el tarraconense, le subió al conjunto profesional durante la pretemporada y, tras haber disputado solo un partido en Segunda B con el filial, le hizo jugarlo absolutamente todo en la categoría de plata. Le dio carrerilla para completar esa restituida vida, con un ascenso, con el debut y consolidación en Primera, y con la venta por tres millones al Sevilla. Y, cuando menos lo esperaba, dio el salto al Barcelona, luego al Alavés y finalmente aterrizó en el Espanyol, estirando esa capacidad para quebrar a su propio destino.

“Si pudiera, me gustaría retirarme en el Almería, porque es el equipo que apostó por mí cuando yo no tenía nada. Y Lucas Alcaraz me dio la confianza que necesita cualquier jugador”, reconoce orgulloso un Aleix Vidal que más pronto de lo deseado puede encontrarse ante una nueva muesca, una vida gatuna más. Su contrato con el Espanyol expira este próximo junio y, aunque por número de partidos difícilmente renovará automáticamente, está entregado a quedarse. Le quedan 20 jornadas para seguir demostrando que lo merece. Una vez más. Empezando por la visita a su querido Estadio de los Juegos del Mediterráneo. Como de él siempre ha dicho Alcaraz, Vidal nunca se rinde.

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