La mochila de Baraja: 65 centros (récord de la última década) para un único remate a portería

El Valencia regresa este sábado a los entrenamientos en Paterna con la duda de si será el último día de Rubén Baraja y tras una noche en la que varios se derrumbaron en el vestuario del José Zorrilla tras la derrota. La novena en sus 15 partidos de Liga, la tercera consecutiva, la que le vuelve a colocar al Valencia colista en solitario. Un resultado y una situación que provocó un recibimiento con cánticos hostiles en el aeropuerto hacia los jugadores y dirigentes de un par de docenas de jóvenes aficionados.

El Valencia perdió contra un Real Valladolid que, además de la expulsión de Latasa en el minuto 78, solo disparó dos veces a Stole Dimitrievski en los 97 minutos de partido: el del gol y otro que no fue ni a portería. El problema del Valencia es que a pesar de realizar la friolera de 65 centros al área (incluidos 7 córners), de intervenir en área rival en 25 ocasiones, solo remate fueron capaces los blanquinegros de rematar una vez en todo el encuentro entre palos. De ahí la desesperación de Pepelu (“Todo nos sale mal”) o la fotografía del vestuario que realizó Diego López (“Está roto, hay gente llorando”).

De los 65 centros realizados, 59 llegaron al área. Ese dato convierte al Valencia en el equipo de la Liga española que más centros ha realizado en un partido.... ¡en la última década! Así lo atestigua el archivo de BeSoccer, superando los 57 que realizó el Real Madrid contra el Málaga en 2017 y los otros 57 del Sevilla al Villarreal en 2019. El Valencia de Baraja, esta temporada, coloca cuatro partidos en el Top-10 de más centros realizados en un partido. En concreto, además del duelo contra el Real Valladolid, los partidos contra Las Palmas (33, 5º en el que más), Villarreal (33, 7º) y Rayo (32 10º). Tres de ellos los saldó con derrota y solo le dio para empatar el del Villarreal.

Layhoon Chan encabezaba una expedición que públicamente no ha hecho ninguna valoración al respecto del futuro de Baraja, aunque desde las entrañas de Zorrilla ya se dejaba abierta la puerta a un posible cese tal como informó AS. Cuánto menos que la opción esté en la mesa, algo que durante las dos últimas semanas se ha intentado evitar y nunca se ha reconocido. A Baraja se le ha querido transmitir tranquilidad y estabilidad, pero la situación ha ido cogiendo tintes de ser insostenible.

Baraja ya ha perdido el crédito que tenía por lo hecho en los últimos dos años e inclusive el plus que le daba su condición de leyenda. De hecho esos dos factores son los que le permitieron llegar sin apenas estar cuestionado a la anterior derrota contra el Rayo Vallecano. Pero ahora solo le queda su contrato como argumento para no ser despedido. En concreto, su finiquito, el año de más que le queda de vinculación, el salvoconducto que supo negociar en verano a sabiendas de que era lo único que podía controlar, dado que la planificación de la plantilla iba a seguir dentro de una política de reajustes.

Baraja ya ha dejado claro tanto en la rueda de prensa posterior al partido contra el Rayo como anoche en Valladolid que él “no tira la toalla”. Es decir, si no le quieren o no le ven capacitado para levantar el vuelo van a tener que echarle. Y la economía del Valencia no está para gastos extras. Miguel Ángel Corona tiene que asumir a su vez las consecuencias de un posible despedido de Baraja, de crédito personal de cara a la propiedad porque no deja de ser un entrenador al que se le renovó en junio cuando tenía un año más de contrato, y la decisión clave de encontrarle un sustituto, sin margen de error en la elección en la situación del equipo. Y sin tampoco margen económico.

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