SELECCIÓN / EUROCOPA

63 veces Rodrigo

El faro de la Selección es una garantía de éxito. Sólo ha perdido uno de los últimos 86 partidos que ha jugado. Está sobreviviendo a una temporada durísima en la que contra Francia alcanzará su partido número 63. Lleva jugados más de 5.300 minutos.

Alberto EstévezEFE

Rodrigo jugará este martes contra Francia su partido 63 de la temporada. Un número casi “inviable”, como denunció Carvajal en la rueda de prensa previa al partido contra Alemania en Stuttgart. Con la camiseta del Manchester City, el futbolista madrileño ha jugado 34 partidos de Premier League, 8 de Champions, cuatro de FA Cup, dos de Mundial de clubes, la Supercopa de Eurocopa y la Community. Un total de 4.327 minutos, a los que hay que sumarle los 994′ que suma esta temporada en los 12 partidos que ha jugado con la Selección. En resumen, 62 partidos y 5.321 minutos.

Rodrigo no sólo juega. También gana. Sólo ha perdido un partido de los últimos 86 que ha jugado. Fue la final de la FA Cup de esta temporada contra el Manchester United. Suma 68 victorias y 17 empates en esos 86 choques. Unos números brutales que se unen a los de la temporada anterior, cuando lo conquistó todo (Premier, Champions, Cup, Nations), fue el héroe de la final de Champions. Y, aun así, nadie lo consideró para el Balón de Oro.

El valor de Rodrigo, sin embargo, va más allá de los premios individuales. No es un jugador de highlights, sino para cafeteros del fútbol. Y para los entrenadores, que lo consideran su prolongación dentro del campo porque pocos como él entienden el juego. Cuando acelerar, cuando parar. “Cuando viene la tempestad, es cuando más calma hay que tener”, dice Rodrigo que aprendió de Guardiola. Lo aplicó, sin duda, en el partido contra Georgia. Cuando los de Sagnol se adelantaron y la Selección se descontroló, pidió calma. Estaban equivocando el camino y él siempre elige el correcto. Es capaz de manejar los tiempos incluso para ver las amarillas. El penalti que cometió contra Croacia en la jornada inaugural podía condicionar su campeonato. Por eso, prefirió acelerar el trance y vio la segunda amarilla del ciclo contra Italia. Fue baja contra Albania, con la clasificación ya resuelta, y así pasó limpio a octavos. Eso le permitió gestionar la siguiente amarilla, que vio en la prórroga contra Alemania, minuto 110, para evitar una transición diabólica de la Mannschaft. Esa tarjeta pierde vigencia en las semifinales. Llega cargado de minutos, pero limpio de tarjetas y con la ilusión de que en el vestuario del Allianz vuelva a escucharse el “Rodri is on fire...”.

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